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ENTREVISTA
Secretaria general de CCOO Cantabria

Rosa Mantecón: “Los sindicatos son el muro de contención contra las políticas de austeridad y el neoliberalismo”

Rosa Mantecón, secretaria general de CCOO Cantabria.

Laro García

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“Los grandes dogmas neoliberales sobre el empleo han caído despedazados”. Así de contundente se muestra la secretaria general de Comisiones Obreras en Cantabria, Rosa Mantecón (Reinosa, 1980), que defiende allá donde va que las organizaciones sindicales son “el mayor muro de contención contra las políticas de austeridad”. Basa estas conclusiones en la gestión de la crisis sanitaria de la COVID-19 o en las mejoras laborales que se han conseguido en los últimos años en España, con un incremento progresivo del salario mínimo interprofesional y una lucha contra la temporalidad a través de la reforma laboral que han permitido disfrutar de una de las tasas de desempleo más bajas de la historia de nuestro país.

“Donde las personas están organizadas consiguen más y mejores derechos, y donde no hay organización los derechos están en total ausencia. La conciencia colectiva es algo en lo que tenemos que incidir y por supuesto tiene una vertiente ideológica”, explica esta diplomada en Relaciones Laborales por la Universidad de Cantabria y técnico en Prevención de Riesgos Laborales especializada en igualdad de género, que se puso al frente del sindicato CCOO en la comunidad en julio de 2021. Durante la entrevista, pronuncia un discurso optimista, hace autocrítica y mantiene la mano tendida al nuevo Ejecutivo autonómico que lidera María José Sáenz de Buruaga (PP), al tiempo que alerta de lo que considera el mayor peligro a corto plazo: “Ya es visible cómo la situación de la industria, que es nuestro sector más fuerte y que sostiene en una gran parte la economía de Cantabria, está atravesando una situación crítica. Son muchas las empresas tractoras de nuestra comunidad que atraviesan un momento muy complejo y que pueden poner en una situación muy difícil al conjunto de Cantabria a lo largo de 2024”.

En su discurso de hace apenas dos años tras ser elegida secretaria general anunció que su propósito era convertir a Comisiones Obreras en la primera fuerza sindical de Cantabria, algo que han alcanzado este 2023. ¿Cómo ha sido el camino hasta llegar aquí?

Lo fundamental es que era un objetivo que veníamos arrastrando desde hace muchos años, pero lo veíamos como algo difícilmente factible y a largo plazo. En este proceso ha sido primordial reconstruir la organización, generar una mayor unidad interna y conseguir mayor cohesión para preparar mejor a todos nuestros cuadros. Este engranaje es el que ha permitido que se pierda menos tiempo en lo interno y se haga un trabajo mucho más útil para los trabajadores y trabajadoras, que es nuestro principal objetivo. Ahí los resultados nos han sido favorables y nos han situado como la primera fuerza en número de delegados y delegadas en Cantabria.

La afiliación femenina se ha ido incrementando en los últimos años en Cantabria y la incorporación de mujeres ha sido clave para el crecimiento afiliativo del sindicato en la comunidad. ¿Sigue habiendo todavía brecha de género entre los afiliados o la actual representación es equiparable?

Todavía no está equiparado, pero sí es cierto que en este crecimiento afiliativo que hemos tenido en los últimos tres años, de más de 2.000 personas en el volumen total de afiliaciones, superando a la mayor cifra de afiliación del sindicato desde 2007, la incorporación de mujeres ha sido la que ha impulsado el crecimiento. En la afiliación hay una rotación muy alta. Hay algunas personas que llegan al sindicato por su condición ideológica o de cercanía a la organización en su centro, pero sí es verdad que hay otras personas que lo usan de una manera más utilitaria cuando tienen un problema. Lo que sí hemos comprobado es que la afiliación de mujeres es mucho más numerosa y mucho más estable, permanecen más. Ahora mismo la tasa de afiliación femenina está en torno al 45% del total de la afiliación de Comisiones Obreras.

Esta semana visitaba Cantabria su secretario general, Unai Sordo, y hablaba del nivel de representación y afiliación que tienen en este momento los sindicatos en España, muy por encima de cualquier partido político u otra organización social. ¿Por qué cree sin embargo que su papel se ve tantas veces menospreciado o no se tiene suficientemente en cuenta?

No creo que no se tenga en cuenta los logros de los sindicatos, aunque en algunos momentos no exista interés para no reforzar el poder sindical. Está claro que los sindicatos son el mayor muro de contención contra las políticas de austeridad y el neoliberalismo y hay una corriente que tiene mucho poder y que lucha para que eso no se reconozca a nivel social. A la vista está que los avances que se han dado en los últimos tiempos, muchos de los que tienen que ver con el ámbito laboral y social, han sido impulsados por las organizaciones sindicales. Si no hubiéramos sido quienes impulsamos la subida del salario mínimo interprofesional, la mejora de las prestaciones sociales o la gestión de la crisis de la COVID a través de los ERTES para que no hubiera una destrucción masiva de empleo y empresas, como hubiera sido con otras políticas, si no hubieran sido los sindicatos quienes impulsan esto, el país ahora mismo sería otro. La gestión de la crisis hubiera sido otra y está claro que el volumen de empleo y de calidad de vida de las personas hoy en día en España no sería la misma. Para muchos estratos de la sociedad que son conscientes de este poder no les resulta interesante poner en valor a las organizaciones sindicales, sobre todo para los grandes focos mediáticos que tratan de condicionar a la opinión pública. Lo que está claro es que nuestro papel en la sociedad es clave, el respaldo que nos dan los trabajadores y trabajadoras es importante, y más grande que a cualquier otra organización social o política. Y en nuestro caso, Cantabria es el territorio del conjunto de España donde Comisiones Obreras tiene mayor índice afiliación sobre el peso de la población activa.

Es cierto que hemos vivido unos años en los que el sindicalismo había sufrido un deterioro de su imagen y reconocimiento, pero creo que la gestión de la crisis sanitaria ha puesto en valor el trabajo de las organizaciones sindicales

¿Y detecta a nivel social ese reconocimiento hacia la labor del sindicato o es algo que se ha ido perdiendo con los años?

Se palpa mucho la polarización. Hay muchas personas que reconocen el esfuerzo en las distancias cortas, el trabajo de sus representantes sindicales o de las personas que dirigen su sector por la gestión que se ha podido dar en un momento determinado de crisis o conflicto. Sí es cierto que hemos vivido unos años en los que el sindicalismo había sufrido un deterioro en lo que tiene que ver con su imagen y reconocimiento, pero creo que la gestión de la crisis sanitaria ha puesto en valor el trabajo de las organizaciones sindicales, y así lo detectamos en la afiliación, que es el dato objetivo en el que me puedo basar, más allá de la conversación de barra de bar. Que en nuestro caso haya más de 2.000 personas en los últimos años que hayan dado el paso de afiliarse es una muestra de ese reconocimiento.

¿Y qué nivel de representación tiene Comisiones Obreras entre los jóvenes? ¿No hay un cierto desequilibrio a nivel generacional?

Sí, es cierto que en los últimos años hemos vivido con preocupación la desafección de las personas jóvenes hacia las organizaciones sindicales o el propio desconocimiento que tenían de nuestro trabajo. Es un tema que hemos discutido mucho internamente. Creo que hay que ser sensibles a cualquier circunstancia y analizar todas las aristas que pueda tener. Hace 15 años las personas se incorporaban al mercado de trabajo a una edad mucho más temprana a la que lo hacen ahora, se conseguía tener una estabilidad en el empleo mucho antes, y eso ha supuesto un cambio en la propia sociedad y en las personas jóvenes. También nosotros hemos podido fallar en que al acometer los procesos de crisis anteriores desde el año 2008 hemos podido poner excesivamente el foco en lo que nos parecía más urgente, que era en salvaguardar el empleo y las empresas para que todo siguiera funcionando, y pudo haber un momento en el que incluso se llegara a desatender un punto tan importante como la sensibilización entre las personas jóvenes o dar a conocer la importancia de las organizaciones sindicales en ese estrato de la sociedad que deben conocer sus derechos laborales. Cuando no es así, se soportan condiciones que parecen de semiesclavitud, como vemos directamente en Cantabria en el sector de la hostelería, donde se asumen condiciones laborales que no son aceptables mientras las personas no conocen que lo que están sufriendo es una irregularidad flagrante.

Es significativo que precisamente los jóvenes, que mayoritariamente están más afectados por la precariedad laboral en el mercado de trabajo, se mantengan alejados de los sindicatos. ¿Ha desaparecido la conciencia de clase? ¿La cuestión ideológica no tiene nada que ver aquí?

No, por supuesto que la cuestión ideológica tiene mucho que ver. Sobre todo, la conciencia colectiva. Igual hemos vivido unos momentos en los que el individualismo ha calado más en la sociedad y se ponía más en valor la capacidad de la persona como individuo. Que se trabaje en el ámbito colectivo y que las personas se reconozcan dentro de un grupo creo que es importante y me parece vital para acometer los conflictos laborales. Lo hemos visto: donde las personas están más organizadas consiguen más y mejores derechos, y donde no hay organización, los derechos están en total ausencia. La conciencia colectiva es algo en lo que tenemos que incidir y por supuesto tiene una vertiente ideológica.

Dando por sentado que todo en esta vida tiene un componente político, ¿es partidaria de una intervención del sindicato en el ámbito político dentro de los debates partidistas que marcan el día a día o cree que se debe mantener al margen?

El sindicato no es ajeno a la política y una de nuestras patas fundamentales, que por eso somos una organización sociopolítica, es incidir en la vida política del país, de la comunidad y de todos los ámbitos donde estamos representados. Lo que no tiene el sindicato es vinculación con ninguna organización política, pero tiene una visión de todas las cuestiones capitales que nos afectan como sociedad y siempre nos hemos manifestado y lo vamos a seguir haciendo.

Tras las elecciones autonómicas del 28M se produjo un cambio de Gobierno en Cantabria y el Partido Popular tomó las riendas en solitario del Ejecutivo autonómico. ¿Cómo son las relaciones del sindicato con la nueva presidenta y los consejeros que han tomado el relevo?

Tenemos que reconocer que las relaciones con la presidenta desde el primer momento han sido cercanas, son fluidas y en varias ocasiones hemos podido sentarnos a hablar de las prioridades que para el sindicato tiene que acometer Cantabria en los próximos años. Es cierto que hay consejerías que no han sido tan sensibles y todavía no han reunido a nuestras federaciones de referencia en sus espacios de representación, pero en líneas generales, mantenemos una relación fluida con el Gobierno de Cantabria y estamos trabajando para que se ponga en marcha el Diálogo Social.

En lo que tiene que ver con la negociación, a nosotros nos da igual quién esté en el Gobierno. Nuestros objetivos son los mismos, están definidos en nuestros congresos y se reflejan en nuestros planes de acción. Lucharemos porque se lleven a cabo

¿Ve más dificultades para que funcione el Diálogo Social en Cantabria con un Gobierno del PP que con el anterior bipartito PRC-PSOE?

En lo que tiene que ver con la negociación, a nosotros nos da igual quién esté en el Gobierno. Nuestros objetivos son los mismos, están definidos en nuestros congresos y se reflejan en nuestros planes de acción. Lucharemos porque se lleven a cabo. Nos da lo mismo acordar con un Gobierno de izquierdas o de derechas cuando los objetivos de los trabajadores estén representados y consigamos los avances que necesitamos en cada momento. Sí es cierto que, por ejemplo, no puedo siquiera valorar cómo veo el desarrollo del Diálogo Social porque todavía no se ha puesto en marcha.

En unos días se presentará el Presupuesto de Cantabria para 2024. ¿Les han trasladado desde el Gobierno del PP cuáles serán las líneas maestras o les han pedido su opinión antes de redactarlo?

Aún estamos a la expectativa. Se lo hemos repetido en varias ocasiones, tanto a la Consejería de Empleo, que es la encargada de coordinar el Diálogo Social, como a la presidenta. Queremos conocer el presupuesto antes de que se presente públicamente, queremos poder incidir en determinadas partidas y que cuestiones que son importantísimas se reflejen sobre el papel. Lo que no queremos es encontrarnos un presupuesto que ya se ha introducido en el Parlamento y donde los cambios y las variaciones son prácticamente imposibles.

Desde la toma de posesión del nuevo Gobierno de Cantabria se produce una situación insólita: la valoración de los datos del paro es más positiva por parte de los sindicatos que del nuevo consejero de Empleo… ¿Cuál es su opinión sobre el estado actual del mercado de trabajo en Cantabria?

Déjame hacer un apunte… El actual Gobierno de Cantabria, sintiéndose alejado de las políticas del Gobierno de España en funciones y de los cambios que se han ido produciendo en los últimos años, no quiere reconocer la situación del empleo. Las estadísticas reflejan que la situación actual de Cantabria se asemeja a la mejor que ha podido haber a la historia. Los datos de la afiliación a la Seguridad Social del último mes conocido, que es el de septiembre, son los datos de mayor ocupación de personas trabajando en nuestra comunidad a excepción del año 2007. Creo que eso es muy significativo, con un descenso muy pronunciado en la tasa de desempleo. Eso hay que reconocerlo y tiene que ver con las políticas de empleo que se han desarrollado en los últimos tiempos, tanto a nivel nacional como en Cantabria, con un Plan de Empleo Juvenil que ha conseguido incorporar a muchas personas jóvenes al mercado de trabajo. Es por eso por lo que este Gobierno de Cantabria va a dar continuidad a esas políticas que habíamos concertado. Más allá de eso, sí que hemos podido conocer los planes del nuevo Ejecutivo y hemos podido incidir en aquello que nos parece más relevante.

¿Y cuáles son las prioridades de Comisiones Obreras en Cantabria en lo relativo al empleo y al mercado laboral?

Hay que fomentar por todos los medios posibles la incorporación de personas jóvenes al mercado de trabajo con estabilidad, la incorporación de mujeres, que son las grandes perjudicadas de la estacionalidad que adolece Cantabria, porque una vez que termina la temporada estival la destrucción de empleo afecta principalmente a las mujeres que ahora ocupan en torno a dos tercios de las listas del paro. También hay que incidir en las personas mayores de 45 años, que vemos con mucha preocupación cómo después de ser expulsadas del mercado de trabajo tienen muy difícil el retorno al empleo y se ven abocadas a contratos cortos y muy precarios.

Las tasas de desempleo son positivas, pero Cantabria adolece de unos niveles de precariedad mayores de los que tiene el conjunto del país

¿Y con una de las tasas de desempleo más bajas de la historia no es el momento de luchar contra la precariedad y buscar una mejora en las condiciones de trabajo teniendo en cuenta la situación de la inflación y sus efectos en los bolsillos de los trabajadores?

Yo lo vengo diciendo desde hace tiempo: las tasas de desempleo son positivas, pero Cantabria adolece de unos niveles de precariedad mayores de los que tiene el conjunto del país. Hemos puesto en marcha una reforma laboral que ha sido muy beneficiosa para el empleo, pero no está teniendo los mismos efectos que a nivel nacional. La temporalidad en Cantabria no ha conseguido atajarse y hemos podido ver cómo en la Encuesta de Estructura Salarial que se publicaba este verano los salarios de Cantabria siguen siendo inferiores a los del conjunto del país. Queda mucho trabajo por hacer tanto en la temporalidad como en el resto de los factores que llevan a estos niveles de precariedad en los salarios y en la seguridad y salud en el trabajo.

Siempre señalamos a la industria de Cantabria como la principal damnificada de los cambios productivos que se han producido en las últimas décadas. ¿Estamos ante un sector que todavía va a sufrir más en los próximos años? ¿Cuál es su diagnóstico?

Ya es visible cómo la situación de la industria, que es nuestro sector más fuerte y que sostiene en una gran parte la economía de Cantabria, está atravesando una situación crítica. Son muchas las empresas tractoras de nuestra comunidad que atraviesan un momento muy complejo y que pueden poner en una situación muy difícil al conjunto de Cantabria a lo largo de 2024.

En los últimos meses hemos visto algunas decisiones judiciales bastante sorprendentes, como el visto bueno al traslado masivo de Digitex, que puede dejar a cerca de 200 personas en la calle. ¿Este tipo de conflictos laborales se van a incrementar a corto plazo?

Yo espero que no. Espero que podamos atraer junto al Gobierno de Cantabria al mayor número de empresas y que tengan más que ver con la tecnología, con la innovación y con un empleo de mayor calidad. Estas empresas que son multiservicios, que van y vienen, que no tienen arraigo en el territorio, que maltratan de esta manera a las trabajadoras y trabajadores que han tenido vinculadas a sus marcas durante años en situaciones de altísima precariedad, lo que hacen es que los trabajadores y trabajadoras sufran incluso desafección por su propia empresa. Vemos cómo en algunos de estos conflictos las propias afectadas querían salir de la empresa para poder desatarse ya de su vínculo y poder buscar otro tipo de trabajo con una mayor calidad laboral. Creo que lo que sí vamos a ver en los próximos tiempos son algunos procesos de gestión de la actividad laboral a través de ERTES y eso me preocupa bastante.

La legislatura pasada se produjeron una serie de avances laborales importantes para los trabajadores, desde el aumento progresivo del salario mínimo interprofesional a los cambios que se introdujeron en la reforma laboral. ¿Qué espera para los próximos cuatro años? ¿Se puede seguir por esa senda o la situación económica mundial indica que llega un periodo de ajuste?

Lo que nosotros vamos a hacer es exigir al Gobierno de España que garantice que el salario mínimo se eleva en función al 60% del salario medio del país, que es lo que marca la Carta Social Europea. Debemos seguir en esa senda porque está demostrado ya que los grandes dogmas neoliberales sobre el empleo han caído despedazados. Las siete plagas bíblicas que vaticinaban cuando se incrementaba el salario mínimo interprofesional y cuando alertaban de un incremento proporcional de las listas del paro ha quedado patente que no se ha producido y que no tiene ese efecto ni sobre la economía ni sobre el mercado laboral. Es indiscutible que los trabajadores y trabajadoras necesitan un salario digno y en Cantabria supone en torno al 20% de la población trabajadora la que tiene su sueldo vinculado al salario mínimo interprofesional. Y en lo que tiene que ver con la regulación del mercado de trabajo, por supuesto que hay que seguir avanzando en la reducción de la jornada laboral y en la mejora de las condiciones de las personas afectadas por los despidos.

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