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Artículos de opinión de Javier Gallego, director del programa de radio Carne Cruda.

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Díaz contra Díaz

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Yolanda Díaz e Isabel Díaz Ayuso. Dos mujeres que lideran no sólo ideologías antagónicas sino formas opuestas de entender la política. Las dos han presentado la pasada semana su proyecto. La primera, en un acto feminista en Valencia con otras lideresas de izquierdas (Ada Colau, Mónica Oltra, Fatima Hamed, Mónica García) que abogan por el diálogo y la escucha frente al zasca y el troleo. La segunda en El Hormiguero, el programa más machista de la televisión, adonde fue a divertirse en una entrevista que parecía pactada de tan coreografiada. 

Y no sólo porque bailara. Música española. Ayuso es muy de la música española. Española. Lo repitió cien veces por si el espectador es idiota. Le gusta tanto la música española que lleva un tatuaje de Depeche Mode, el grupo de Cuenca. Algún día habrá que agradecer a Pablo Motos su contribución al trumpismo castizo y al neofranquismo. Podría cambiar el nombre del programa a La Hormigonera por cómo tritura el mensaje de la ultraderecha hasta convertirlo en un divertimento familiar a la hora de la cena. Normal que su público le grite a Ayuso: presidenta, presidenta. 

Motos es parte del coro rociero de palmeros que tiene IDA en la Villa y Corte mediática. Le hacen palmas con las orejas. Le ríen las gracias y las ocurrencias. Señores que se dicen finos y serios analistas bizquean de gusto con frases gramaticalmente confusas y políticamente obtusas. Con paternalismo rijoso aplauden cada vez que la enfant terrible de la derecha se enfrenta a Sánchez y los socialcomunistas. Puede que Ayuso sea aún un fenómeno más regional que nacional, pero con todo el aparato de su parte, basta con moderar su madrileñismo y cambiar “Madrid” por “España” para que la cosa pueda calar más allá. Hasta Casado lo sabe. 

Yolanda Díaz no cuenta con una Brunete mediática detrás, pero la tendrá enfrente si finalmente lidera a la izquierda. Le ocurrió a Ada Colau cuando fue portavoz de los desahuciados y a Pablo Iglesias, al que han conseguido descabalgar con la campaña en contra más virulenta que se recuerda. Pero Díaz, como Colau, tiene un talante que la hace menos vulnerable al acoso: nunca se tira al barro ni mezcla lo personal y emocional con lo político, contesta sólo con hechos, como bien sabe el portavoz de los populares en el Congreso, que cada vez que va a por ella, sale escaldado.

Le voy a dar unos datos, señor García Egea. Yolanda Díaz es la vicepresidenta que negocia la derogación de la reforma laboral, que impuso una inspección laboral que destapó cientos de ilegalidades y que ha firmado la subida del salario mínimo, los ERTE que taponaron la crisis del coronavirus según reconoce la misma UE y los mejores datos de creación de empleo en los últimos 15 años. Díaz Ayuso es la presidenta que ha dejado que caduquen 100 mil vacunas, que alimentó a los niños vulnerables con comida basura, que se gastó 130 millones en un hospital que está vacío, que tiene los peores datos de muertes por habitante de España en la pandemia, que dio orden de abandonar a los ancianos en las residencias y que bloqueó una comisión de investigación sobre el tema. 

Al día siguiente de triunfar en El Hormiguero, le preguntaron por ello y dijo: “Bueno, de verdad, paso”. Está “jarta” de que le hablen de muertos a ella que revienta las audiencias. Ése es el tema. Puede pasar del Parlamento y de los fallecidos y echar de la Asamblea a una diputada socialista que le preguntó por los negocios de su hermano en la Sanidad pública, porque muchos periodistas y votantes, bueno, de verdad, pasan. Y cuando la gente pasa de la democracia, llega una cosa que no lo es.

Yolanda Díaz y Díaz Ayuso representan las dos formas de entender la política que se van a enfrentar en los próximos años: lo público frente a la privatización, el cuidado frente al abandono, el entendimiento frente a la confrontación, el pueblo frente a las élites, el común frente al amiguismo, el proyecto colectivo frente al ego desmedido, el feminismo frente al populismo. Frente a las Ayuso, Olona o Monasterio están las Díaz, Oltra, García, Hamed, Colau, Belarra o Montero. Ayuso tiene al sistema de su lado. Pero frente al Hormiguero, está el trabajo solidario y tenaz de las hormigas. No podemos pasar o pasará lo peor.

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