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Artículos de opinión de Javier Gallego, director del programa de radio Carne Cruda.

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Pedro Sánchez vuelve a coger el coche

Pedro Sánchez, en una imagen de 2016.

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Ha vuelto el Pedro Sánchez más de izquierdas. Porque Sánchez hay tantos como bolis Bic. Según convenga. Pertenece a esa generación de políticos veleta, como Casado y Rivera, que se mueven con el aire de las encuestas. Por fin se ha dado cuenta del retroceso constante en los sondeos y ha dado un volantazo a siniestra para intentar recuperar votantes. Como venimos demandándole más de uno. Como hizo él mismo cuando cogió el coche y recorrió España para recobrar la secretaría general de su partido. Ha vuelto el Sánchez que iba a las televisiones a denunciar las presiones del Ibex y los grupos mediáticos para que no pactara con Podemos. El Sánchez del Peugeot. 

Este martes entró con el coche en el Senado pisando rueda y le pasó por encima a Feijóo. Lo atropelló con el discurso más social de los últimos años, prometiendo todas las medidas necesarias para proteger a los ciudadanos frente a la cascada de crisis. Hasta se distanció de las eléctricas cuando acusó al líder de la oposición de ser el candidato de las grandes corporaciones de la energía. Desde el cambio de gabinete, Sánchez ha tomado un camino a la izquierda para intentar volver a la carrera y les ha dicho a los suyos que se suban al carro y aceleren. Que empiecen a hacer políticas más progresistas y salgan a venderlas. Los socialistas han cogido el coche y van en busca del votante perdido. 

Las ayudas al transporte y los viajeros, el control de los beneficios caídos del cielo, el tope al gas, la excepción ibérica, el decreto energético son un golpe de timón para salirse de la cuesta abajo sin frenos en la que iba el Gobierno. Bienvenido sea, aunque el giro sea más retórico que práctico, más tímido que ambicioso. Los socialistas no se atreven a meterle mano al mercado energético ni inmobiliario ni a la reforma fiscal, como les viene exigiendo Unidas Podemos desde el principio de la legislatura. No hay bemoles para nacionalizar la energía o intervenir el precio de la vivienda o subirles los impuestos a los ricos. El PSOE siempre ha sido de conducir con una rueda a cada lado de la línea. Tampoco flipemos.

Feijóo sigue subido a la burra. A la de Casado. Una burra que no se mueve, solo rebuzna. El heraldo de la moderación ha resultado ser una versión menos histriónica de su predecesor, pero igualmente destructivo e improductivo. No propone, solo sabe decir que no. No a todo. Ha llegado a criticar medidas que él mismo había defendido y a demandar otras que había suprimido en Galicia. ¡Pero si hasta se opuso al debate en el Senado que él había pedido! El martes mostró que no tiene más proyecto ni recurso que ofender y hacerse el ofendido. Compara a Sánchez con un dictador de una novela de García Márquez que probablemente no ha leído y se indigna porque el presidente le llame “candidato de las eléctricas”. 

Hay políticos útiles y políticos utilitarios. Los segundos se pueden convertir en lo primero cuando los intereses propios se alinean con los colectivos. Es el caso de Sánchez. Sabe que necesita coger el coche y cruzar al carril izquierdo para recuperar la confianza de los votantes. Eso derivará en políticas progresistas que irán en beneficio de la mayoría. Pero tendría que virar mucho más y mucho más rápido si quiere recuperar el terreno perdido en la legislatura con más baches y accidentes de la democracia. No basta con coger el coche para ir a dar discursos, la gente tiene que sentir que va dentro de ese coche escapando de la que está cayendo.

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