Carta con respuesta es un blog del escritor Rafael Reig. Dejad vuestros comentarios en este blog sobre vuestras preocupaciones políticas, sociales, económicas, teológicas o de cualquier índole, y él os responderá cada martes.
A los partidos políticos
Cuanto más se rasgan las vestiduras y más prometen luchar contra la corrupción, más corruptos aparecen en los partidos españoles. Hasta tal punto que uno piensa que quizá no sean cínicos, sino sólo tan ingenuos como aquella famosa paloma que aleteaba en la Crítica de la razón pura de Kant. La paloma imaginaba que volaría si no tuviera que enfrentarse a la resistencia del aire, pero no se daba cuenta de que, en el vacío, no podría levantar el vuelo.
La lucha que los propios partidos emprenden contra la corrupción es inútil y hasta un poco ridícula. Lo cierto es que adoran la corrupción y que la posibilidad de corromperse es el verdadero atractivo para ocupar cargos políticos. ¿Nacionalismo catalán? ¿Democracia? Eso son palabras: lo que de verdad cuenta es sentarse a la mesa de los poderosos.
¿Qué se puede hacer entonces contra la corrupción? Confiar en que los partidos la eliminen es como poner al lobo a cuidar las gallinas. Confiar en que las leyes la erradiquen es como evitar el adulterio mediante un reglamento. Confiar en que, los que aún no han ejercido el poder, se mantendrán puros al llegar a él es como cerrar los ojos y esperar que, al volver a abrirlos, el dinosaurio haya desaparecido.
A mi modo de ver, la única forma eficaz y realista de acabar con la corrupción es luchar contra la desigualdad. En España, la desigualdad aumenta y ya estamos en los primeros puestos de Europa. En España, Felipe González declaraba que su objetivo era que aquí hubiera muchos Rockefeller. Su ministro Solchaga presumía de que éste era el país en el que más fácil era hacerse millonario. Me imagino una conversación entre Felipe González y Fidel Castro. Felipe: Lo que yo quiero es que en España haya más millonarios. Fidel: qué curioso, yo lucho porque en Cuba haya menos pobres.
Ése es el problema: con un PSOE y un PP que sólo hablan de “crear riqueza” sólo podíamos acabar en esta ciénaga de corrupción. ¿Por qué no hablamos de luchar contra la pobreza y la desigualdad? ¿Por qué no impedimos la riqueza y hacemos que sea ilegal ganar más de cierta cantidad al año o poseer más de determinado patrimonio? ¿O alguien se cree que lo importante es “crear riqueza”, que luego ya se repartirá sola? Y un jamón con chorreras: miren los bancos cómo reparten el dinero que nos han quitado a todos.
Sólo el logro de la igualdad real nos librará de la corrupción. Lo demás son pamplinas, porque esta democracia basada en la desigualdad no es capaz de seguir su vuelo sin corrupción, como aquella paloma imaginada por Kant.
Por eso mi pregunta para ustedes, partidos políticos, es la siguiente: ¿por qué no se olvidan de la corrupción y luchan por la igualdad real?