El convento de Santa Clara de Alcocer entra en la Lista Roja de Patrimonio de Hispania Nostra
El convento de Santa Clara de Alcocer (Guadalajara) acaba de ser incluido en la Lista Roja del Patrimonio que elabora la asociación Hispania Nostra (www.listarojapatrimonio.org) y que recoge más de 800 monumentos españoles que corren el riesgo de desaparecer si no se actúa de inmediato.
La asociación señala que los propietarios del convento no se hacen responsables de su conservación y pronto se podría venir abajo. “El estado de conservación actual es muy malo, ya que el tejado amenaza con colapsarse y la fachada frontal y posterior han sufrido ya derrumbes”. Asimismo, apuntan que la fachada de lo que fue la iglesia conventual ha sido agujereada para abrir una puerta gigante de garaje e introducir maquinaria agrícola.
El convento se construyó entre los siglos XIII y XVI. En el año 1936, fue saqueado por los milicianos y sus monjas expulsadas. Según García Paz, en 1953 pasó a manos privadas, construyéndose ocho viviendas en su claustro y un molino en su templo. Del edificio original que se vendió a ocho particulares quedan solo algunas estancias repartidas entre los dueños, como las habitaciones de las monjas o el molino.
El edificio más relevante
Lo más evidente es la iglesia donde fue enterrada Doña Mayor Guillén de Guzmán. Es el edificio más definitorio de los vestigios del convento que a su mano derecha aguarda el molino con el mismo nombre del convento.
En la aldea despoblada de San Miguel del Monte, situada dentro del término de la villa de Alcocer, Doña Mayor Guillén asentó un monasterio clariso integrando en él bienes y derechos recibidos de Alfonso X. El privilegio fundacional fue otorgado por ella misma el 22 de septiembre de 1260 y confirmado por Alonso X en noviembre de ese mismo año. Aquí se pueden intuir los indicios de una comunidad damianita previa, dispuesta por Santa Clara en el año 1252. Aun así, hay bastante debate sobre la fecha fundacional.
La protección ofrecida en su fundación a la comunidad llegó al punto de considerarse una fundación regia, titulándose como 'Real Monasterio', pero a partir del siglo XIV se resiente por el abandono de la atención regia, sufriendo una decadencia material agravada por episodios bélicos y extorsiones burocráticas. El deterioro del monasterio, al cual acompaña una posible mudanza temporal de la comunidad, y lo aislado de su situación, llevó a trasladarlo al interior de la Villa de Alcocer.
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