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El damasquinado toledano busca convertirse en Bien de Interés Cultural

Damasquinado

Bárbara D. Alarcón

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Se inician los trámites para que el damasquinado de Toledo sea declarado Bien de Interés Cultural (BIC), un tipo de artesanía singular y única ya que, en la actualidad, solo se realiza en dos ciudades de España: Toledo y Eibar (Gipuzkoa). Así lo destaca el secretario de la Fundación de Damasquinado de Toledo, Juan Carlos Gallardo Morera.

“Toledo cuenta con pocas cosas que lo identifiquen. Más allá de productos gastronómicos como las carcamusas o las perdices, solo tenemos la espada toledana y el damasquinado”, afirma. Por ello, la decisión del Gobierno regional de iniciar la tramitación como BIC es para este colectivo, “un paso decisivo para la protección de esta artesanía”. “Es el oficio más representativo e identitario de Toledo”, subraya.

Pero, ¿en qué consiste el damasquinado? Se trata de una técnica de decoración a base de filamentos de oro o plata, utilizada en armas, joyería o en decoración propiamente dicha.

Según explica el secretario de la fundación, el origen de esta “tradición artesana” se remonta a principios del siglo XX y su peculiaridad reside en que es prácticamente único en todo el país. “Ha ido evolucionando con el tiempo, hubo un boom con la creación del gremio de damasquinadores hasta el 2000, cuando se disolvió y empezó a decaer”, explica Gallardo.

“La unión hace la fuerza y si te separas no consigues nada”, por lo que con el nuevo siglo comenzó la decadencia de este oficio toledano. “También llegó la copia y la falta de regulación por parte de la administración... desde entonces hemos ido en picado”.

Tras dos décadas, la declaración como BIC podría suponer una revalorización económica, social, laboral e institucional de este sector.

Para la Fundación, uno de los principales problemas del damasquinado es la falta de apoyo institucional a través de campañas de visibilización y promoción a largo plazo. “Se promociona de manera muy puntual, por ejemplo, en el Mundial Masculino de Qatar”, recuerda el secretario. Los regalos oficiales de la competición, celebrada en 2022, se realizaron por una empresa toledana de damasquinado.

Sin embargo, Gallardo considera estos hitos esporádicos e insuficientes. “Es muy triste que Toledo no se venda a través de su oficio artesano”, afirma.

“La administración debe plantearse la artesanía como algo serio, yo llevo trabajando 26 años en el sector y siempre ha sido como una disciplina menor relacionada con las manualidades y con los mercadillos medievales”, critica el secretario de la Fundación de Damasquinado quien destaca al artesano como “maestro, autor, creativo, que trabaja el oficio a mano, con herramientas y procedimientos muy interesantes”.

Echando la vista a las webs institucionales, tanto del Ayuntamiento de Toledo como del Gobierno regional, el damasquinado se menciona sin ninguna explicación especial ni un espacio exclusivo o propio. Sin embargo, el Ayuntamiento de Eibar sí le dedica una sección en su apartado 'Arte tradicional eibarrés'.

Además, tal y como recuerda Gallardo, “hay gente joven de Toledo que no sabe qué es el damasquinado” a pesar de ser un oficio único en España que solo se realiza en la capital regional y en Eibar. “El damasquinado se ha sacado de las aulas y de las escuelas de oficios y de arte, prácticamente no hay ciclos de artesanía porque lo que prima es el diseño o el 3D”.

Según Gallardo, con la declaración como BIC “Toledo tiene una oportunidad de venderse con el damasquinado como seña de identidad”. Aún así, tal y como avanzan desde la Fundación, su objetivo no es quedarse en esta declaración. “Es el primer paso para continuar el camino, queremos que sea Patrimonio Inmaterial para que esté protegido a todos los niveles y que el oficio no se pierda”.

El peligro de extinción del oficio

Desde la Fundación de Damasquinado de Toledo alertan sobre el peligro de extinción de este oficio. “El problema es que es una actividad que no está enmarcada dentro del contexto del mercado laboral por lo que hay mucha gente trabajando en precario dentro del sector”, asegura.

Gallardo pone como ejemplo a un “damasquinador toledano que trabaja en el Sescam y luego tiene su taller”. “En la artesanía general, tanto a nivel nacional como internacional, muchos creadores se mueven en precario y se dan de alta para temas puntuales, no hay una continuidad y es una lástima porque así no puede haber actividad”.

“Otro de nuestros objetivos es que toda esta gente que trabaja el oficio pueda regular su situación a nivel económico”, destaca Gallardo, cuya Fundación no considera que las nuevas tecnología sean una amenaza. “Lo que hay que hacer es separar mediante el etiquetado el producto artesanal del manufacturado, que tiene su cabida en el mercado ya que es más económico”.

Según el secretario, en la actualidad conviven dos tipos de damasquinado: “el hecho a mano y el hecho a máquina, no hablamos de falsificaciones, no desechamos ni tiramos por tierra el trabajo manufacturado, pero queremos que se identifique cada cosa y que la gente sepa lo que está comprando: un damasquinado hecho a mano o hecho a maquina”.

“Ahora mismo todo está mezclado sin un correcto etiquetado, esto se tiene que regular”, asegura Gallardo quien considera el damasquinado artesano como “de alto standing”, productos “por encargo” y piezas únicas.

A pesar del encarecimiento del producto hecho a mano, el secretario de esta Fundación asegura que el sector se encuentra en un buen momento ante el “boom que está viviendo la artesanía”. “La artesanía está de moda, incluida la de alta gama en la que el damasquinado puede salir a flote y competir”, explica.

La regulación va de la mano, según Gallardo, con la creación de una marca, legislación, inspecciones y sanciones. “Poner todo eso en marcha, es un trabajo complicado y complejo porque el sector es muy peculiar, con gente bastante mayor”, detalla. Sin embargo, la Fundación de Damasquinado considera que la declaración de BIC “será un empujón” para conseguir estas metas. “Intentaremos aprovechar la inercia con instituciones y empresas para que se pongan a trabajar enserio y utilicen el oficio del damasquinado para su promoción”, avanza.

Tras el inicio de los trámites por parte de la administración regional, la Fundación calcula que dentro de un año podría aprobarse definitivamente la declaración del damasquinado como Bien de Interés Cultural.

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