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Espacio de divulgación científica y tecnológica patrocinado por la Universidad de Alcalá (UAH), con el objetivo de acercar el conocimiento y la investigación a la ciudadanía y generar cultura de ciencia

El nuevo escenario investigador y docente en la universidad al que “obliga” la crisis sanitaria

Prueba PCR para diagnosticar COVID-19

Carmen Bachiller

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La Universidad de Alcalá prepara un proyecto para trabajar con robots (Opentrons) que automaticen la producción de test PCR o las pruebas de anticuerpos para el diagnóstico del coronavirus.

Varios equipos de la Institución académica, de los departamentos de Biotecnología, Ingeniería y Medicina, preparan ya esta iniciativa “que permita luchar contra el coronavirus”, según explica Sebastián Sánchez Prieto, vicerrector de Personal Docente e Investigador.

La continuidad en el tiempo de la pandemia (se habla ya de distintas olas del virus, una vez concluya la actual) podría provocar nuevas necesidades sanitarias como los test de detección del virus. “Tendremos que hacerlo de forma masiva en un periodo relativamente corto de tiempo” y el proyecto Opentrons vendría a facilitar el proceso de fabricación.

En realidad hay equipos profesionales en el ámbito empresarial que lo hacen y el coste ronda los 200.000 euros. Ahora se trata de buscar una opción para mecanizar la producción que “aunque es más casera y con menos prestaciones, resulta más asequible económicamente hablando”, dado que tanto el software como el hardware de estos robots es libre.

La idea ha surgido de la experiencia adquirida en estas semanas de estado de alarma en las que la universidad alcalaína está trabajando en distintos proyectos que van desde la producción masiva de material de protección sanitario a través de impresoras 3D, la aportación a la UME de tecnología para la descontaminación rápida de instalaciones y vehículos, la fabricación de hidroalcohol o de piezas de apoyo en el proceso de oxigenoterapia de los pacientes.

Voluntarios de la Escuela Politécnica de la Universidad de Alcalá con conocimientos en diseño 3D se ofrecieron a echar una mano. Comenzaron con 14 impresoras 3D y hoy son más de 50. Muchas de ellas han llegado desde los institutos de la Comunidad de Madrid o de diversas facultades del campus con las que trabajan quince ingenieros de los departamentos de Electrónica Automática Industrial o Computación, entre otros.

Se llegó a pensar en diseñar un prototipo de respirador que finalmente no ha sido necesario. “Nos pusimos a trabajar, pero hay varias empresas que han comenzado a fabricarlos, en concreto Hersill, en Móstoles junto a Mecanizados Escribano que tiene sede en Alcalá y esa presión ha bajado”.

La producción en 3D se realiza “en función de las necesidades” de los centros sanitarios para los que están trabajando tanto en la Comunidad de Madrid como en Guadalajara y teniendo en cuenta que cada máquina puede producir entre 15 y 16 piezas de manera simultánea en el caso de piezas de soporte para mascarillas. En cambio para la producción de válvulas ‘Charlotte’ que permiten conectar las máscaras de buceo de Decathlón (un recurso que se ha utilizado ante la falta de material y que ideó un médico italiano) a un respirador, se necesita una impresora por pieza cuya impresión lleva entre ocho y diez horas.

Al Hospital Universitario de Guadalajara se llevaron viseras y los departamentos de Farmacia y Química de la Institución académica suministran hidrogeles de fabricación propia. A este centro hospitalario también se le ha provisto de test PCR y se ha colaborado con la Diputación Provincial a la que se ha facilitado un autoclave para la desinfección de material, en concreto los filtros de las mascarillas que utilizan los bomberos. “La relación, el intercambio de información y de ayudas…Todo ha sido muy fluido”.

Sánchez Prieto explica que “hubo un momento crítico donde todo corría mucha prisa”, en alusión a las primeras semanas del estado de alarma. “Ahora la necesidad no es tan perentoria y además estamos mejor organizados”, pero matiza que la incorporación al trabajo del personal universitario o de los alumnos “va a seguir requiriendo de mecanismos de protección. Es posible que sigan siendo necesarias las viseras u otros materiales similares una vez pase la presión hospitalaria”.

“Todo va a cambiar, este verano será bastante atípico”

El vicerrector de Personal Docente e Investigador de la Universidad de Alcalá cree que “todo va a cambiar, tendremos que ir con protección y tendremos que seguir aportando ese material” y que este verano “será bastante atípico” en todos los ámbitos, también en el académico. “Según las necesidades que vayan surgiendo mantendremos las impresoras, más o menos”.

Esta es una “oportunidad” para que la universidad “ponga todo su potencial al servicio de la sociedad”, asevera para añadir que “la crisis actual tiene la ventaja, entre comillas, de que sabemos quién es el enemigo y podemos hacer un frente común. En 2008 el enemigo era mucho más etéreo y era más difícil apuntar para corregir el error”.

“En el ámbito de la investigación habrá muchas áreas de la universidad que se vean reforzadas. Ha sido, sin duda, una bofetada de realidad, tanto para las administraciones públicas como para las propias instituciones académicas. ”En general se va a transmitir la idea de que la investigación es necesaria para que la sociedad funcione. Tenemos que estar preparados“ y eso, recuerda, ”implica inversión en ciencia. Siempre se dice que los países ricos son los que invierten en ciencia. Yo creo que es al revés, si son ricos es porque invierten en ciencia“.

Pone como ejemplo a países como Corea del Sur. “Hace 30 años estaba muy alejado de los países punteros y hoy es de los primeros con empresas como Samsung, LG, fabricantes de coches…Decidieron apostar por la investigación y es lo que marca la diferencia”.

Desde el punto de vista de la docencia, “hemos pasado en un mes de no tener casi formación online o muy residual a hacerlo al cien por cien. Ha sido un esfuerzo muy importante del profesorado, la implantación de servidores y aplicaciones…Habrá un cambio importante. La crisis sanitaria nos obliga y si hay aspectos positivos la gente los va a seguir utilizando”.

Reconoce que la docencia online “era algo que todas las universidades queríamos hacer. Nos hemos visto obligados y ha sido una prueba masiva para certificar que las herramientas de las que disponemos, funcionan. Que los profesores están capacitados y que los estudiantes pueden también sumarse incluso a los exámenes que tengan que hacerse online”.

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