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El duelo perinatal: humanizar el luto desde la asistencia sanitaria

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Diana Calzado

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Por duelo perinatal se entiende, en sentido estricto, “dolor ante la pérdida del feto en un periodo comprendido entre las 22 semanas de gestación y los siete días de vida”. Por la tipología de casos que han observado en el área de influencia de la Gerencia de Atención Integrada de Villarrobledo, “hemos querido adelantar ese periodo las 16 semanas de gestación, por lo tanto ganamos seis semanas e incluso más, si lo consideramos oportuno”. Así lo asegura Andrés Tendero, supervisor de Enfermería y responsable de Calidad, Seguridad del Paciente y Humanización de esta GAI.

Para humanizar la asistencia prestada por los profesionales a la mujer, pareja y familiares en este proceso, la Gerencia de Atención Integrada de Villarrobledo ha editado una guía de actuación que facilite y mejore la atención sanitaria. Esta ‘Guía de Atención al Duelo Perinatal’ es fruto del trabajo multidisciplinar de profesionales de distintas áreas relacionadas con el mundo perinatal (Humanización, Obstetricia, Pediatría, Salud Mental y Atención Primaria) y sigue la línea establecida en la Estrategia de Humanización del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM).

Hasta ahora, asegura Tendero, el duelo perinatal por parte de la sanidad “se ha abordado de la mejor manera posible dentro de los recursos y los niveles asistenciales existentes y esta guía pretende reforzar algunos aspectos de tratamiento y de comunicación en este tipo de situaciones, y sobre todo hacernos más conscientes a los profesionales de la trascendencia de una intervención adecuada en tiempo y forma”

Antes eran los familiares, los padres, los que habitualmente solicitaban ayuda para ser derivados a un recurso de psicología clínica o del área de salud mental al no verse capaces, por ejemplo, de superar un aborto, en este caso de escasas semanas, por eso “la finalidad de esta guía es pasar a un plano más proactivo, tratar de adelantarse a esa situación según determinados supuestos”.

En este sentido, la detección de quiénes necesitan la aplicación de esta guía está recogida en varios supuestos, entre ellos los casos de muerte intraútero clínica a partir de las 16 semanas (principalmente), de interrupción de gestación por malformación, casos en los que la gestante ha sufrido abortos de repetición y por supuesto, asegura el responsable de Humanización de la GAI “siempre que a criterio clínico, independientemente de la edad gestacional, se valore como personas que se pueden beneficiar de esos recursos”.

Este protocolo se refiere a los casos que se identifican en Atención Especializada, pero desde Atención Primaria también se incluirían los supuestos en los que se ha decidido una interrupción voluntaria del embarazo y que así lo demanden.

La guía está estructurada de la siguiente manera: en primer lugar una introducción en la que se contextualiza el impacto que tiene una muerte o un duelo perinatal en los padres o en la familia, los objetivos que se pretenden, una serie de indicaciones acerca del manejo de una muerte intraútero (considerando los aspectos psicológicos del duelo), así como una serie de premisas de cercanía, de calidez, de comunicación, también de comunicación no verbal, el soporte que va a proporcionar la GAI de Villarrobledo basado en esta guía, así como unas orientaciones sobre trámites funerarios y otras cuestiones administrativas que, llegado el momento, puedan crear cierta confusión. 

Importancia de la comunicación

Los duelos por las muertes perinatales a veces no son públicamente reconocidos ni socialmente expresados. “La pareja cree que no debe hablar de ello porque no ha habido nacimiento, bautizo o entierro. No hay fotos ni recuerdos. Nada que demuestre su existencia. Sin embargo, la pareja siente su pérdida porque había unas expectativas, unas ilusiones y esperanzas que se han visto truncadas”, ha recalcado Andrés Tendero.

Por ello, a la hora de comunicar la muerte del bebé, el profesional encargado de esta difícil tarea deberá disponer de las adecuadas habilidades de comunicación y tener en cuenta los factores personales y socioculturales de la madre gestante y su pareja, incluso de los familiares que en ese momento les acompañen.

En ese sentido, la comunicación no verbal puede tener un gran impacto en la recuperación de los afectados e, incluso, en el proceso posterior del duelo. Gestos como un abrazo, un apretón de manos e incluso el silencio pueden ser un buen apoyo para ofrecer consuelo.

En esta Guía de Atención al Duelo Perinatal se recogen una serie de actitudes que pueden redundar en una mejor calidad de la asistencia prestada en estas situaciones, como por ejemplo, presentarse por el nombre, escuchar, dar tiempo a la familia para que expresen sus emociones, hablar con ellos sobre la situación actual, detallar las opciones y darles apoyo en sus decisiones.

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