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Homenaje a Félix Murcia, el conquense que sobrevivió a los campos nazis: “¿Hay que perdonar? Sí. Olvidar, no”

Félix Murcia García, vecino de Olmeda del Rey (Cuenca), deportado a Mauthaussen

Carmen Bachiller

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Félix Murcia García fue uno de los casi 100 conquenses deportados a campos nazis durante la Segunda Guerra Mundial. En su caso, logró sobrevivir y formar parte del reducido grupo de supervivientes al horror nazi.

Este sábado 18 de septiembre se colocará una placa en recuerdo a Félix Murcia García, en Olmeda del Rey (Cuenca), frente al que fue su domicilio en la calle Trabajos número 16.

Allí estará la familia de Félix que se ha desplazado desde distintos puntos de España y también de Francia. Es el caso de su sobrina Asunción, llegada desde Barcelona a la casa familiar. “Estamos muy emocionados”, comenta. Ezequiel Murcia, hermano de homenajeado ha llegado también desde Francia para estar presente en el acto organizado por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), junto a sus dos hijas. “Ya no lo esperábamos a estas alturas”, reconoce.

Es uno de los pocos actos de estas características que han tenido lugar en la región en los últimos tiempos. El pasado mes de junio, en el mismo municipio, también se homenajeaba a Alfredo Ruescas, asesinado por los nazis en 1941.

Con el apoyo de una alcaldesa del Partido Popular, la ARMH recuerda que “hasta ahora este pequeño Consistorio es el único que nos ha autorizado a la colocación de estas placas en la campaña que iniciamos la primavera pasada. Los demás, Alcázar del Rey, Buendía, Huete, La Peraleja, Villaconejos de Trabaque, Poyatos, Cuenca y El Provencio guardan silencio aún”.

“Con la colocación de esta placa se pretende subsanar la terrible injusticia que ha supuesto para nuestros deportados los 80 años de silencio y olvido. Agradecemos a la alcaldesa de Olmeda del Rey, Ana Isabel Martínez (PP) la celeridad y buena disposición que ha mostrado en la colocación de las placas en recuerdo a los dos deportados de la localidad”, explica la asociación.

Félix Murcia estuvo en Mauthausen y después en cuatro subcampos de concentración más

Ezequiel nació en marzo de 1939 y no conoció a su hermano hasta los años 50 del siglo XX. “Era un hombre de izquierdas que dedicó toda su vida a defender la democracia y la libertad. Tardó muchos años en regresar a España y para entonces ya tenía la nacionalidad francesa”.

Nacido en Piqueras del Castillo, Félix Murcia vivió en Olmeda del Rey. Voluntario del Ejército Popular de la República se exilió a Francia en febrero de 1939 y por primera vez allí se encontró encerrado entre alambradas y vigilado por hombres armados en los campos de concentración franceses. 

Envuelto en los avatares de la Segunda Guerra Mundial al servicio del ejército francés, fue detenido como prisionero de guerra y posteriormente deportado el 26 de marzo de 1941 al campo de concentración de Mauthausen.

Mientras Félix partía hacía Vöcklabruck, el que sería su primer subcampo de concentración, su padre moría en la prisión de Cuenca, en la que estaba prisionero víctima de la represión franquista. Tras Vócklabruck Félix pasaría por Ternberg, Red Zipf y Ebensse, distintos subcampos de Mauthausen. “Pudo escribir una carta a los padres a través de Cruz Roja, pero ni siquiera sabía que su padre estaba muerto, ni que mi madre estaba encinta”.

Tras la liberación de los campos de concentración se estableció Francia, en la localidad de Besançon formó su hogar hasta su muerte en 1983. Durante el resto de su vida formó parte activa de asociaciones de deportados y se involucró en la iniciativa de erigir el monumento en Mauthausen que recuerda a los republicanos españoles allí asesinados.

Pocos años después, otro hermano, José, se marcharía también a Francia, como refugiado político, junto a Félix. “Los problemas ya eran otros”, dice Ezequiel. Él mismo recalaría en Francia en 1957. “No nos conocíamos. En mi caso me marché como turista pero con intención de no volver. No quería hacer el servicio militar para Franco”.

De aquella época recuerda de su hermano que “como la mayoría de los deportados, no solía hablar mucho de lo que allí pasó. Le gustaba muy poco hablar del tema”. Ahora cree necesario que homenajes como el que recibe su hermano son “necesarios” porque “no hay que olvidar lo que pasó. ¿Hay que perdonar? Sí. Olvidar, no”.

La Asociación para la recuperación de la Memoria Histórica en Cuenca envió un vídeo y fotografías del acto de homenaje que incorporamos tras las publicación previa del artículo.

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