Patrimonio natural, en la lucha contra el cambio climático
Coincidiendo con el momento más tenso en el debate sobre la problemática del cambio climático, uno de los pulmones más importantes de la provincia cumple 20 años desde que fuese nombrado Monumento Natural Protegido. Más de 1.700 hectáreas de naturaleza afincadas entre el Parque Natural de la Serranía de Cuenca y del Alto Tajo donde el poderío paisajístico, científico, así como de fauna y flora se erigen dando vida al conocido Nacimiento del río Cuervo, situado en el término municipal de Vega del Codorno.
“En este enclave hay todo tipo de árboles de ribera como chopos, sauces o tilos. Además, si te sales un poco de la ribera está todo compuesto de monte bajo, vegetación arbustiva y zona de pinares”, señala Rodrigo Molina, alcalde de Vega del Codorno y delegado provincial de Desarrollo Sostenible, quien añade que se trata de “un espacio natural de primer orden y un valor muy importante en la lucha contra del cambio climático”.
Fue el 30 de septiembre de 1999 cuando el Gobierno regional declaraba este espacio como Monumento Natural Protegido, con el principal objetivo de prolongar las tareas de conservación en la zona, aunque Molina sostiene que antes de esta declaración “los habitantes y visitantes siempre lo han tenido cuidado”. De otra forma, dice, que “no hubiera llegado a nuestros días”.
Actualmente, el paraje, que forma parte de los once espacios naturales protegidos con los que cuenta la provincia, cuenta con un Centro de Interpretación, tres rutas senderistas, señalización, visitas guiadas durante la gran mayoría de fines de semana y caseta de información al servicio de los turistas.
Alteraciones climáticas
Tristemente, este paraje no queda exento de los cambios que está sufriendo el medio natural en todas partes del mundo debido a, entre otras consecuencias, el efecto invernadero.
“Se nota porque ha aumentado algún grado la temperatura. Entonces hay menos días de cascadas heladas y más fluctuaciones en cuanto a cascadas con mucha agua”, afirma Molina, motivo que también tiene que ver con la alteración de las precipitaciones, haciendo que disminuyan los días de lluvia y aumente la intensidad de los pocos días que ésta llega al Nacimiento del río Cuervo.
En definitiva, este año se han recogido en torno a un 30% menos de precipitaciones en la zona de Vega del Codorno. “Durante el verano hemos tenido tres o cuatro meses de dura sequía. El cambio climático se nota hasta en la caída de las hojas que es más tardía”, afirma.
Además de estos cambios provocados por el efecto invernadero, las épocas de sequía influyen en el “hundimiento de algunos trozos”, mientras que en época de lluvias “se vuelven a crear en otros sitios”, muestra de la naturaleza salvaje de este enclave.
En la labor de paliar estos efectos, el Nacimiento del río Cuervo también juega un papel fundamental. “Las plantas se encargan de retener una cantidad de CO2 de la atmósfera y devolverlo a la tierra a través de las raíces”, y debido a la gran extensión de este paraje, su trabajo es reseñable.
Una media de 300 personas diarias
Antes de ser nombrado Monumento Natural Protegido, ya contaba por miles sus visitas, pero desde hace dos décadas, ha visto multiplicado el número de turistas que atraviesan este paraje alcanzando los 120.000 visitantes al año. “Eso deja una media de más de 300 personas al día. En el pasado puente hubo miles de turistas”.
Con estas cifras, el Nacimiento del río Cuervo se ha convertido en uno de los lugares más visitados de la provincia, motivado en parte por la construcción de vallas de protección o favoreciendo la accesibilidad para sillas de ruedas. “Es justo que todo el mundo tenga acceso y que se produzca una igualdad en cuanto a las visitas”, resalta Molina, añadiendo que esta accesibilidad también “aumenta las visitas”.