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Mujeres espías, invisibilizadas por la historia

Graciela Padilla, doctora en Ciencias de la Información ofreció una charla en Albacete

Diana Calzado

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Dentro de una nueva edición del ciclo de conferencias ‘La historia no contada’, Graciela Padilla,  e integrante del Instituto de Estudios Feministas, ha acercado a los albaceteños la invisibilidad de las mujeres espías a lo largo de la historia, o cómo esta ha concentrado sus biografías en lo anecdótico y lo sexualizado.

Bajo el título,‘Mujeres espías. Ellas también han sido agentes’, su autora nos ha contado como esta idea “surge al hablar de mujeres invisibilizadas en la historia. La conferencia versa de la importancia de quién hace la historia, como todo lo que conocemos nos lo han contado desde un punto de vista masculino y la injusticia de que se hable de mujeres notables en lugar de sobresalientes, porque las mujeres relevantes siempre van asociadas a hombres”.

Tal y como cuenta esta doctora en Ciencias de la Información, en concreto, la Primera Guerra Mundial fue un momento feminista inesperado, “como muchos hombres se fueron al frente y hubo muchas bajas humanas, muchas mujeres empezaron a desarrollar, casi por obligación, profesiones que antes no habían imaginado: eran soldados en las trincheras, operarias en las fábricas y empezaron a vestir pantalones”.

En este momento, las mujeres pasaron de la esfera privada a la pública. Uno de los ejemplos de soldados en las trincheras fue el de María Bochkarjova, conocida como Yashka, una campesina  que fundó el Batallón de mujeres rusas. Esta primera unidad de combate, formada exclusivamente por mujeres, atrajo en un principio a unas 2.000 voluntarias con edades comprendidas entre los 18 y los 40 años.

  También en la Primera Guerra Mundial destaca Mata Hari , que como ocurre con las mujeres espías, afirma Padilla, “parece que su historia se concentra solo en lo amoroso, en lo anecdótico, cuando fue mucho más que eso”.

En la segunda Guerra Mundial, también hay que hace referencia a Elisabeth Friedman que fue la primera criptógrafa o criptoanalista de la historia. Era profesora de literatura y gracias a sus conocimentos de Latín y Griego fue contratada por un laboratorio privado en Illinois llamado Riverbank donde “desarrolló las máquinas y los mensajes cifrados y después de la segunda guerra mundial se dice que participó en la creación del FBI, aunque esto último no se ha podido probar”.

También durante la Gran Guerra, Graciella Padilla destaca el caso de  Christine Granville, que aún siendo polaca fue reclutada por la inteligencia británica y combatió el nazismo en Reino Unido, Francia y Polonia y, tal y como asegura la doctora en Ciencias de la Información, “ha pasado a la historia porque dicen que fue la espía favorita de Winston Churchill y parece que se hizo famosa porque murió de un navajazo atribuido a un amante despechado por el hecho de ser mujer, cuando en realidad pudo ser alguien del otro bando”.

Durante la última parte de la charla, Graciela Padilla ha hecho referencia a la mujer en la ficción televisiva, un tema que forma parte de su tesis doctoral, en concreto a las series: Homeland, Quantico, el Infiltrado y Killing Eve. El hecho de que haya tantas plataformas de vídeo bajo demanda, ha concluído, “hace que puedan existir productos arriesgados que ponen a las mujeres en su lugar”.

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