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Page se mantiene al frente del PSOE castellano-manchego tras su año político más difícil

Emiliano García-Page y Pedro Sánchez

Alicia Avilés Pozo

Han sido meses de incertidumbre y de una complicada situación política en Castilla-La Mancha. Pero finalmente Emiliano García-Page ha conseguido revalidar su liderazgo al frente del PSOE regional: ha obtenido el 71% de los votos frente al otro candidato, el alcalde de Azuqueca de Henares, Jose Luis Blanco, que ha obtenido un 29%. Fuentes socialistas han indicado a eldiarioclm.es que se convierte así en el líder regional más votado por la militancia del partido. Un respaldo mayoritario que refrenda su gestión en su año político más difícil desde que se posicionó a favor de la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, y contra Pedro Sanchez, en las primarias por el control estatal del PSOE. Pese al autodeclarado ‘sanchismo’ de Blanco, Ferraz olvidó los antiguos desencuentros y dio su apoyo a García-Page, quien ahora vuelve a solventar otro bache de la presente legislatura.

El debate entre ambos candidatos ha sido de un perfil muy bajo, con algunas polémicas en torno a la gestión del partido y un debate online, pero sin grandes críticas ni enfrentamientos. Desde el principio, José Luis Blanco se atribuyó el voto de la militancia y apostó una “bicefalia” en el partido que rechazó la actual dirección castellano-manchega. El contraataque de Page se sustentó en haber conseguido que María Dolores de Cospedal abandonara el Gobierno de Castilla-La Mancha.

La bicefalia, o la posibilidad de que haya un presidente de la Comunidad Autónoma que no sea el secretario general del partido, ha sido una de las armas que ha esgrimido José Luis Blanco en su argumentario político. Por su parte, Emiliano García-Page ha rechazado este argumento, afirmando que no comparte pero sí respeta el modelo.

Pero antes, García-Page ha lidiado con un año difícil que comenzó mucho antes, cuando Podemos decidió romper el acuerdo de investidura que permitió que el PP no gobernara de nuevo en la región. Desde ese momento, PSOE y Podemos decidieron marcar una agenda de acuerdos puntuales que fracasaron cuando la formación morada votó en contra de los Presupuestos castellano-manchegos de 2017. Eso fue el pasado mes de abril, mientras el debate sobre las primarias socialistas alcanzaban su punto álgido y el presidente castellano-manchega se alineaba con las tesis de Susana Díaz.

Pedro Sánchez fue finalmente el ganador, los presupuestos regionales seguían paralizados a la espera de cesiones de uno y otro bando, y García-Page condicionaba su futuro político a la “foto fija” que saliera del 39 Congreso Federal del PSOE. Sin embargo, durante el verano tampoco desveló cuál sería su futuro político y solo cuando finalizó el plazo de presentación de candidaturas para liderar a los socialistas castellano-manchegos, confirmó que optaba a su reelección.

Antes, se había solucionado la cuestión presupuestaria de la manera más imprevista. García-Page nunca se había mostrado partidario de gobernar en coalición con Podemos, pero esa fue la solución a las cuentas públicas del presente ejercicio. En julio ambos partidos anunciaron el acuerdo presupuestario y en agosto, la formación morada entraba en el Ejecutivo con José García Molina como vicepresidente segundo e Inmaculada Herranz como consejera del Plan de Garantías Ciudadanas. Los presupuestos se aprobaron finalmente el 1 de septiembre.

Las primarias, el último bache

Quedaba el último bache. Desde Guadalajara, José Luis Blanco confirmaba que se presentaba como su rival para la Secretaría General del PSOE, afirmando desde el principio que era el “proyecto de la militancia” y situándose en la corriente ‘sanchista’ del partido. Con lo que no contaba es con que Pedro Sánchez no lo respaldaría y sí lo haría con García-Page, al contrario que en otras comunidades autónomas. Ahora, revalidado como secretario general del PSOE de Castilla-La Mancha, cuenta con poco menos de dos años de legislatura para mantener la estabilidad en el partido. Los resultados definitivos de las primarias se proclamarán la próxima semana y el Congreso regional se celebrará los días 28 y 29 de octubre.

García-Page cuenta con una prolífica trayectoria política desde que se afilió a las Juventudes Socialistas antes de cumplir los 18 años. Un año después, ya era concejal en el Ayuntamiento de Toledo y desde 1991 hasta 1993, teniente de alcalde. Ha ocupado además distintos cargos en el Gobierno de Castilla-La Mancha siendo presidente José Bono y más tarde con José María Barreda: portavoz del gobierno, consejero de Obras Públicas, consejero de Bienestar Social y consejero de Relaciones Institucionales.

Tras las elecciones municipales de 2007 consiguió ser alcalde de Toledo mediante un pacto de gobierno con Izquierda Unida, un cargo que revalidó en los comicios de 2012. En febrero de 2012 fue elegido secretario general del PSOE de Castilla la Mancha, liderando el partido en plena oposición al Gobierno de María Dolores de Cospedal y consiguiendo llegar a la Presidencia de la Junta en 2015 en virtud del acuerdo de investidura con Podemos, ahora reconvertido en pacto de Gobierno.

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