Un mal ejemplo mundial

La noticia se caza al vuelo: “El gobierno regional se congratula de que Castilla-La Mancha sea un ejemplo de gestión del patrimonio a nivel mundial”, decía una nota de prensa emitida por la propia Consejería con motivo de la participación de la Viceconsejera de Cultura y Deportes, Ana Muñoz, en la 90 reunión del Consejo del Patrimonio Histórico celebrado en Jaén el 6 de abril. Para fundamentar su aserto ponía como ejemplo el proyecto de remontes de la ciudad de Cuenca o el convenio sobre las acciones en Vega Baja, destacando además su voto favorable a los planes nacionales de patrimonio, iniciativa, según ella, que se ha demandado “desde tiempo atrás desde Castilla-La Mancha dada su importancia”.

Nos tememos que el desmedido 'autobombo' nubla el conocimiento, el análisis sereno de la realidad o, nos tememos, intenta cubrir los resultados de una pésima gestión en la materia. No a nivel nacional, sino ¡a nivel mundial!, se atreve a afirmar nuestra viceconsejera. Veamos:

Hace un año comenzamos nuestra colaboración con un artículo que titulábamos 'Algo se pudre en Cultura' denunciando una mala praxis en la resolución de un caso de acoso laboral en la propia Viceconsejería, asunto, que indicábamos, revela la raíz de un problema mal resuelto y que, enquistado, definiría la esencia de la [mala] gestión cultural en nuestra comunidad. Y ahí tienen, a la persona sentenciada por acoso -y que ha acumulado en este último año otra sentencias condenatorias-, se la sigue dando, si no aumentando, competencias y jefaturas, ya sea de patrimonio y arqueología, estudios y proyectos en materias culturales, de museos y archivos o, ahora, de museos, exposiciones y difusión del patrimonio cultural. Para adecuarlos a sus pretensiones y titulación se han se han cesado o trasladado a funcionarios y se han modificado organigramas y competencias (no pertenece al Cuerpo de Conservadores de Museos).

El tema de la Vega Baja es para llorar. La Consejería de Educación, Cultura y Deportes desde que asumió las competencias no ha hecho más que llenar de manchas y obstáculos los 'conos visuales' marcados en la declaración de la ciudad como Conjunto Monumental. Lo que iba a ser un vivero en Safont se convirtió en aparcamiento, lo mismo que en la Huerta del Rey y en la Vega Baja. Tras la expropiación y derribo del llamado 'Palacio del automóvil' se construyeron volúmenes para fines turísticos deportivos y dotacionales en la zona y se ha seguido construyendo un colegio, iglesia y bloques de pisos en Santa Teresa, como ahora se hará también en La Peraleda con el cuartel de la Guardia Civil. Por no hablar de las vaguedades, contradicciones y lagunas que ofrece el texto del convenio al que se refiere la viceconsejera y que permitirá mantener la presión especulativa sobre las vegas del Tajo.

¿No pondrá como ejemplo de gestión el del Museo de Santa Cruz de Toledo, con sus colecciones arqueológicas, etnográficas y de arte contemporáneo en los depósitos, sin un plan museográfico y con apenas recursos económicos y humanos? ¿No serán los parques arqueológicos, que funcionan a medio gas bajo la excusa de una pandemia que en los exteriores ha terminado? ¿No una red de bibliotecas y archivos que claman por más recursos para una gestión decorosa?

En cuanto a los planes nacionales de patrimonio, vaciado el Estado de competencias en la materia y dotados de unos mínimos recursos presupuestarios, apenas asumen la labor de una coordinación que en la era de la informática siguen marchando a pasos de reptil. Para nada ha denunciado la Consejería la inoperancia que se observan en dichos planes nacionales, al contrario, se ha aprovechado de lo poco que hasta el momento ofrecían.