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Bomberos forestales despedidos de forma “inesperada”: “Un día estaba picando lodo en Toledo y al otro, en el paro”

Personal del dispositivo de extinción y prevención de incendios, en labores en pueblos inundados por una DANA

Francisca Bravo Miranda

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“Es algo tan inesperado. Un día estaba picando lodo en Toledo y al día siguiente, estaba en el paro”. Son palabras de un trabajador de Geacam, empresa pública de Castilla-La Mancha dedicada a varias labores, entre otras, a la extinción y prevención de incendios. No es un caso único. Según las estimaciones del sindicato Comisiones Obreras, son 400 las personas afectadas por despidos “repentinos” tras las labores de extinción y prevención de incendios durante el verano. Se trata de personal eventual o con condición de fijo-discontinuo.

Tanto el sindicato como los trabajadores consultados por este medio aseguran que se les confirmó desde el principio de la campaña, en el mes de mayo, que seguirían activos hasta fin de año, en diciembre. Incluso llegaron a tener el uniforme de invierno en sus taquillas. “Desde el principio se nos dijo que se nos iba a alargar el contrato, cuando acabábamos prácticamente de entrar en el dispositivo, que estaríamos hasta diciembre como mínimo”, señala este trabajador que prefiere mantener el anonimato. Reconoce que el “trámite” de prorrogar su contrato se fue “alargando”, pero que se les seguía insistiendo que tendrían trabajo hasta diciembre.

“Llegamos incluso a recibir el mono de invierno para estos días. Pero a los dos días de que fuese ya inminente la prórroga, llega un compañero y nos dicen que al final no se queda nadie. Que Hacienda decía que sí ayer, pero que hoy ya decía que no y todos a la calle”, explica en conversación con este medio. Él trabajaba desde mayo en la provincia de Guadalajara y ya lleva varias campañas de incendio. “No piensan en quien tiene contratos de alquiler o una familia. Es decepcionante, una bajada de moral tremenda”, afirma.

Desde la empresa pública explican que, efectivamente, el personal de Geacam con contrato fijo-discontinuo tiene una garantía “mínima” de cuatro meses al año, y que éste genera la “antigüedad correspondiente” y en función del riesgo y del Índice de Propagación Potencial de incendios, que cambia de forma diaria. Este personal está encargado de realizar labores de extinción o prevención durante distintos años. Pero tras este periodo, el personal vuelve a formar parte de las bolsas, a través de las que pueden optar a plazas convocadas.

En cuanto al reparto de Equipos de Protección Individual al que alude el trabajador, la empresa señala que los EPI se renuevan “de forma periódica” y que se realiza el suministro “en previsión del personal que vaya a realizar labores preventiva en los distintos periodos”. “Bastantes fijos discontinuos tienen su EPI porque han tenido con anterioridad contratos para participar en la campaña de prevención”, afirman.

"Amo mi trabajo y nos duele mucho que nos traten así"

Pero los trabajadores afectados por estos despidos aseguran que no se lo esperaban y resaltan que se trata de un golpe “aún más duro”, pues se trata de un trabajo “de vocación pura y dura”. “Amo mi trabajo y nos duele mucho que nos traten así. Pero no sólo en Geacam vamos cientos de personas a la calle. Es en Andalucía, en Madrid, en Castilla y León, en todos lados. La gente trabaja por aquí porque le gusta la profesión y luego se hartan de poner fotos del dispositivo y la mitad de las personas que ves en la foto que se cuelga en redes sociales va al paro”, concluye este trabajador.

Lucía (nombre ficticio) también coincide en el relato de su compañero. Ella debe trasladarse entre dos provincias para trabajar, porque en su lugar de residencia habitual tiene “muchas menos posibilidades de que la llamen”. “El técnico 1 (el cargo más alto a este nivel) vino a nuestro retén a mediados de agosto y nos dijo que se nos iba a alargar el contrato hasta el 30 de diciembre como en 2022 por las necesidades de producción, porque no se han llegado a cubrir las hectáreas necesarias (en prevención”, explica en conversación con este medio.

Reconoce que se ha contratado a otras personas para los trabajos preventivos. “Pero lo lógico sería que afianzasen a los trabajadores que tienen contratos muy precarios, pretenden que estés dando el máximo por 120 días al año”, lamenta. “De esta manera la conciliación es imposible”, zanja. “Imagínate que un día antes de que nos iban a despedir nos dieron el curso de nevada. Nos forman para que les demos servicio, pero sólo cuando les interesa”, recalca.

“Precariedad absoluta, inestabilidad total y cero conciliación familiar”, es como describe su vida esta trabajadora. Y son conscientes de que su situación “cumple con lo firmado”, pero consideran que al final se les obliga a vivir de una manera en la que no pueden tener “una vida digna”. “Esto no ayuda a que la gente se afiance con su trabajo en la España despoblada. ¿Cómo vamos a vivir en ella si no tenemos opciones de trabajo?”.

“Somos personal sin categoría profesional reconocida, y estamos en la línea de fuego. Tenemos riesgo de toxicidad todos los días, al coger motosierra o maquinaria, haciendo las prácticas. Hay gente haciendo prácticas a 40º y esta penosidad que sufrimos debe reconocerse día a día”, recalca.

“Diez años así”

A la vez que lamentaban la situación de los trabajadores y trabajadoras afectadas, desde CCOO criticaban que se ofertaban nuevos puestos de trabajo para tareas de 'Restauración ecológica de ecosistemas forestales en la red natura 2000'“, ha protestado ”Está claro que la ampliación de estos contratos es más que necesaria“, señalaban desde la organización, ya que no es ”comprensible ni aceptable“ que se hayan ”echado atrás“. ”Que el lunes se les esté diciendo una cosa y el miércoles, la contraria“, lamentaba en un comunicado Manuel Amores, responsable de la sección sindical de CCOO en Geacam.

“Hay compañeros que llevan diez años así, con contratos de tres o cuatro meses al año. Son compañeras y compañeros gracias a los cuales el dispositivo funciona. La empresa lo sabe, el Gobierno de Castilla-La Mancha lo sabe. Personas que en la mayoría de los casos tienen que dejar sus hogares y a sus familias para irse lejos a ganarse el pan apagando incendios, un año en un retén de una provincia y al siguiente en otro de otra provincia diferente, pagándose un alquiler, asumiendo mil y un sacrificios, incluso jugándose la vida. Geacam no puede seguir tratándoles como a kleenex, como a trabajadores de usar y tirar”, ha exigido.

Amores ha incidido además en que estas son “personas que, además, ahora también se está formando y actuando en otras emergencias más allá de incendios y que con su marcha la propia Geacam se descapitaliza, acabamos perdiendo personas cualificadas de gran valor para la empresa pública y para Castilla-La Mancha”.

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