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El Tenorio Mendocino, un viaje al esplendor de la Guadalajara renacentista

Un momento de la representación

Raquel Gamo

Guadalajara celebra el viernes 2 y sábado 3 de noviembre el Tenorio Mendocino, una de las tradiciones más icónicas de la cultura alcarreña que la asociación Gentes de Guadalajara organiza de forma ininterrumpida desde 1992.  Durante dos jornadas, un equipo formado por más de 150 actores amateurs representa de forma itinerante el célebre drama del Don Juan Tenorio de José Zorrilla, en una ruta que desplaza a actores y a público por los monumentos más emblemáticos del Renacimiento de Guadalajara.

Entre los edificios históricos por los que discurre la acción dramática sobresalen el Palacio del Infantado,  la Concatedral de Santa María, el antiguo Palacio de los Mendoza o el patio del Palacio de la Cotilla. La representación se acompaña además de un espectáculo de luz, sonido, un vistoso atrezzo de época y una cuidada puesta en escena, diseñado por los propios vecinos que se entregan de forma desinteresada  año tras año para preparar la representación.

Desde hace 28 años, los guadalajareños evocan, coincidiendo con la festividad de los difuntos, el esplendor social y económico del que gozó la ciudad en los siglos XV y XVI bajo el mecenazgo de la familia Mendoza. Lo que nació del encuentro de ‘los amigos de la capa’, una asociación que cada 31 de octubre se reunía para imponer la capa a los nuevos miembros y celebrar la víspera de 'Los Santos' recitando versos del Don Juan Tenorio, se ha convertido desde entonces en una cita teatral-literaria ineludible en Guadalajara, que cada vez concita más interés y asistencia de público.

José María Sanz, exdirector de El Tenorio Mendocino y miembro de Gentes de Guadalajara, asegura a eldiarioclm.es que el éxito de esta tradición reside en “el contagio del espíritu Mendocino, es decir, el placer que produce en nuestra gente recorrer con el Tenorio los monumentos más entrañables de nuestra ciudad”.

Precisamente, la entrega y la participación ciudadana configuran el ADN de esta actividad, que se lleva celebrando en Guadalajara desde hace casi tres décadas. Es lo que desde la propia asociación denominan ‘estilo y sigilo’. En opinión de Sanz, que, en esta edición va a interpretar el papel de segundo Don Juan, después de seis años alejado de las tablas, “el estilo se demuestra en la fidelidad con la que los actores recrean la Guadalajara pujante del siglo XVI, mientras que el sigilo se refiere a que cada uno aportamos nuestro granito de arena, de forma discreta y sin ningún afán de protagonismo”.

La vigésimo octava edición del Tenorio Mendocino, que se verá afectada en su itinerario por el cierre del Palacio del Infantado al detectarse problema en su estructura, presenta algunas novedades en la iluminación y en la figuración. En concreto, se incorporan cinco nuevos actores que interpretarán a los personajes de Lucía, la hermana Tornera y el capitán Centellas. El objetivo es potenciar la primera escena de la obra acerca de las andanzas de Don Juan sobre el amor y la muerte; y las escenas finales en las que Don Juan retorna a Sevilla y tiene lugar la apoteosis final.

Beatriz Ortega, directora de la representación explica que “este año pretendo aportar más movimiento a la escena, potenciar la iluminación y transmitir la idea de que todos los personajes son importantes para el resultado de la puesta en escena”.  Con respecto al valor de esta tradición, subraya que “el Tenorio Mendocino es un orgullo de Guadalajara que se transmite de unas generaciones a otras”. Y, añade que “el Tenorio pervive, gracias a la gran implicación de una familia de cerca de 200 personas, que trabajan con entusiasmo y responsabilidad para que la representación sea exitosa”.

La representación arranca el viernes 2 de noviembre, a las 21 horas (y se repite el día 3 a la misma hora) en la plaza de la Concatedral de Santa María, iglesia mudéjar del siglo XIII, después del retablillo renacentista ( a las 19 horas) en el que los actores reparten viandas y charlan con el público antes de dar comienzo la obra. Cada escena se introduce con un previo histórico del lugar en el que el baile, el tercio de la música de tambor, la voz del alguacil y el coro maridan a la perfección con la propia figuración.

La primera escena, que narra las andanzas de Don Juan sobre el amor y la muerte tiene lugar en la Hostería del Laurel. A continuación, la acción se desplaza al Palacio de la Cotilla, un edificio nobiliario de piedra recia del siglo XVIII, que acoge el exterior de la casa de Ana de Pantoja, una de las protagonistas de la obra. Después, la tercera escena acontece en el antiguo patio del Palacio de los Mendoza, del siglo XVI, hoy sede del Liceo Caracense, donde se representa el cautiverio y el rapto de Doña Inés por Don Juan.

El drama se traslada seguidamente a los jardines renacentistas del Palacio del Infantado en los que se escenifica la Quinta de Don Juan y la escena más popular de la obra, la del ‘sofá’, que representa la transición entre la vida y la muerte, con la aparición del diablo a las puertas del cielo en la fachada de Covarrubias del Convento de la Piedad. La sexta escena se celebra en la Iglesia de los Remedios, de finales del siglo XVI, que evoca los aposentos de Don Juan, adonde el caballero convida en la cena a los muertos.

Finalmente, el drama culmina en el atrio del Convento de la Piedad, de estilo plateresco y escenario de la muerte de Don Juan, la redención de las almas y la apoteosis final.

Otras actividades

El Tenorio Mendocino cuenta con otras actividades. Este sábado 27 de octubre, y al aire libre, se celebran las Jornadas Mendocinas con representación de tres entremeses organizados por Gentes de Guadalajara en espacios del centro de Guadalajara: la plaza Mayor, la plaza del Jardinillo y la plaza de Santo Domingo, que estarán amenizados por la música tradicional de la dulzaina.

Además, en la víspera del Día de los Difuntos, el Teatro Moderno acogerá un homenaje a la primera representación del Tenorio Mendocino de 1992. Con la lectura dramatizada de la obra del Tenorio a cargo de voluntarios de otros ámbitos de turismo y Protección Civil, se propone trazar un recorrido por lo que ha significado el Tenorio Mendocino para la ciudad arriacense en casi 30 años de vida.

Atractivo turístico

Declarada Fiesta de Interés Turístico Regional, el Tenorio Mendocino es una de las propuestas culturales que más turismo atrae hasta la ciudad durante el año. Según sostiene José González, presidente de Gentes de Guadalajara, “el Tenorio Mendocino es parte fundamental del acervo cultural arriácense, aporta mucha vida a las calles y plazas y cuenta con una asistencia de público altísima en cada edición”.

Desde esta asociación estiman que alrededor de 6.000 personas se acercan cada año a Guadalajara durante el fin de semana para disfrutar de las dos sesiones de la representación. “El Tenorio Mendocino es una buena forma de conocer el gran patrimonio que la ciudad esconde a los visitantes y a los convecinos”, subraya González. La expectación por descubrir las novedades en la escenificación y el reparto es tal que con frecuencia “el público no puede ver todas las escenas del drama por falta de espacio en algunas calles y plazuelas”, comenta José Sanz.

La afluencia de visitantes que cosecha esta tradición se deja notar también en los alojamientos. Según señalan desde la asociación, la ocupación de los hoteles de Guadalajara es del 100 por cien durante estas fechas. Además, el Tenorio Mendocino coincide en el tiempo con la iniciativa de los ‘Secretos Gastronómicos’. Una propuesta que el Ayuntamiento de Guadalajara promueve para difundir la cocina alcarreña, mediante menús elaborados por hosteleros de la capital, a base de productos típicos de la tierra como la miel, las setas y el cordero de la Alcarria.

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