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Caso Sara: El padre de la niña dice que atribuyó al novio de su madre, al que llamaba 'vampiro', un hematoma en el brazo

Marinel F, padre de Sara.

Laura Cornejo

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El padre de la niña de 4 años violada y asesinada en agosto de 2017 en Valladolid, ha declarado hoy en la Audiencia Provincial que su hija atribuyó a Roberto, la nueva pareja de su madre, un hematoma que tenía en el brazo. “Me dijo que había sido el vampiro, le llamaba así”, ha explicado Marinel F. El hombre, había acabado su relación con Davinia M.G, en mayo, el mismo día en que ella metió en casa Roberto H.H, un hombre al que conoció un mes antes en una red social.

Hasta el momento en que Roberto entró en contacto con Sara, la niña nunca había tenido lesiones ni hematomas. Marinel ha recordado que cuando él, su hija y la hermana mayor de estas pasaron unos días en casa de la familia materna, en Pedrajas de San Esteban, sí vio que la pequeña tenía moratones en las nalgas y en el brazo -fue entre el 23 y el 28 de junio, y el protocolo por malos tratos se activó el 11 de julio- y que le dijo que el del brazo se lo había hecho “el vampiro”, que es como llamaba a Roberto.

La última vez que vio a su hija fue el 7 de julio, antes de irse a Rumanía, de donde es originario. Cuatro días después su expareja le llamó para contarle que habían activado un protocolo por presuntos malos tratos después de que llevase a la niña al hospital por una inflamación en los labios. El 28 de julio volvió a telefonearle para informarle de que Sara se había dado un fuerte golpe en la sien. Marinel F. no ha podido reprimir el llanto al recordar que la siguiente llamada se produjo el 3 de agosto y que la Policía le informó del fallecimiento de la menor.

A pesar de que su expareja le culpó a él de los malos tratos hacia la pequeña y que la estrategia de la defensa de Roberto H.H, intenta incidir en esa posibilidad, el hombre, que ejerce la acusación particular pide la absolución de Davinia. Marinel F. no se ha mostrado dolido ni molesto cuando ha recordado como su pareja le dejó porque había conocido a otra persona, y tuvo que pernoctar durante una semana en un coche, o cómo aprovechaba cuando el novio no estaba en casa para entrar él y asearse. Marinel ha negado lo que han afirmado dos vecinos: que en alguna ocasión los dos hombres estuvieron a punto de coincidir en la vivienda y vieron como Marinel huía saltando de la terraza a la calle.

Sí ha dado la razón a otros testigos que afirmaron que Roberto instaló una aplicación en el móvil de Davinia que le permitía acceder a toda la información que contenía. “Davinia me llamaba desde el cuartel porque Roberto veía sus llamadas”, comentó. También ha reconocido que sabía que al nuevo novio de su ex no le gustaban los rumanos.

Además, han declarado dos vecinos de Davinia, que han asegurado que la niña lloraba desde que se levantaba hasta que se acostaba y que era en etapas en las que estaban solas con la madre cuando esta se descontrolaba, mientras que Marinel tenía un papel pacificador. La situación llegó a ser tan límite que llamaron a la Policía en dos ocasiones, lo que provocó que Davinia se les encarase y les advirtiese que no sabían con quién estaban hablando. La llegada de Roberto a la casa no cambió demasiado las cosas. La noche antes de que la menor recibiese la brutal paliza que acabó matándola, oyeron como Roberto amenazaba con darle un cachete si no cenaba.

Los policías que han declarado en calidad de testigos-peritos han destacado la frialdad de Davinia incluso en los momentos más duros. Mientras la niña estaba ingresada en muerte cerebral, la madre, su novio y la hermana aparentaban cierta tranquilidad. Los agentes preguntaron por el moratón que tenía la pequeña en la cara y la progenitora aseguró que la había llevado a un pediatra. No supo contestar de qué hospital o si era hombre o mujer.

Una vez fallecida la niña, Davinia estuvo presente en una inspección ocular de la Policía. “No dejaba de preguntar por Roberto, que cómo estaba y dónde. Hubo un momento en que su abogado le dijo que si volvía a preguntar por él, renunciaba a su defensa”, comentó una agente. Mientras estuvo en la casa, actuó con normalidad. “Preguntó si se podía cambiar de ropa y se cambió, luego dijo que necesitaba beber agua pero se puso un vaso de fanta y había un plato en la mesa y comentó que era el de Sarita, para después decir que quería ir al servicio a peinarse”, señaló.

Otra agente destacó la diferencia de reacciones que tuvieron Davinia y su hermana Rosana cuando se les comunicó el fallecimiento de la niña. Davinia quiso declarar de un tirón, no quiso hacer un solo receso. Su hermana y tía de la niña sufrió un desvanecimiento y la tuvieron que trasladar al hospital.

Roberto H.H y Davinia M.G, se exponen a una posible condena de prisión permanente revisable.

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