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Cayetana de Alba, la condesa de Guimerà

Hospitalizada la duquesa de Alba para una 'revisión rutinaria'

Josep Maria Casas

Barcelona —

María del Rosario Cayetana Alfonsa Victoria Eugenia Francisca Fitz-James Stuart y de Silva, más conocida por Cayetana de Alba o duquesa de Alba, fallecida ayer en Sevilla a los 88 años, era la persona que había ostentado más títulos nobiliarios reconocidos del mundo, el último de los cuales era el de condesa de Guimerà, una distinción originaria de esta villa de la comarca de Urgell, que obtuvo en 2007 tras un largo pleito judicial.

Según el libro Guinness de los récords, la difunta Cayetana de Alba había acaparado más títulos nobiliarios que Felipe VI, que su padre Juan Carlos o que la reina Isabel de Inglaterra porque llegó a tener 5 ducados, 18 marquesados, 20 condados, un vizcondado y un condestablado, además de ser 14 veces Grande de España. Aún podrían ser muchos más si se contaran los ducados, marquesados y condados que había repartido en vida entre sus seis hijos. Sin embargo, Cayetana no tenía suficiente, porque acudió a los tribunales de justicia para reclamar más títulos. Después de un litigio con la familia de Carlos Caro y Vázquez, el anterior conde de Guimerá, que murió sin descendencia en 2004, logró que este título retornara a la Casa de Alba, tal como establecía una sentencia judicial y la correspondiente orden del ministerio de Justicia publicada en el BOE en septiembre de 2007. Sin embargo, de esta cincuentena de títulos, el condado de Guimerà, que se remonta a 1599, es el único relacionado con Catalunya.

Cuando obtuvo este condado, el Ayuntamiento de Guimerà, encabezado en ese momento por el republicano Rafael Castanyer, envió una carta a Cayetana para informarle, por si no lo sabía, donde estaba la villa que daba nombre al último título de su colección. La duquesa de Alba no llegó a ir nunca a Guimerà, una localidad del Urgell de unos 300 habitantes, pero sí lo hizo su antecesor, Carlos Caro, con motivo de la feria medieval en el 2001. Cayetana de Alba cedió el condado de Guimerà a su segundo hijo, Alfonso, que también es duque de Aliaga, según fija el testamento.

Cayetana de Alba era una coleccionista de títulos nobiliarios, de obras de arte, de empresas y de fincas, hasta el punto de ser la primera terrateniente española, tal como se cuidaron de dar a conocer los pioneros andaluces del sindicato de Obreros del Campo, pero casi no tenía intereses en Catalunya. En cambio, dos de sus hijos vienen cada dos por tres: María Eugenia Martínez de Irujo Fitz-James es desde hace años una de las imágenes públicas de la marca Tous, hasta el punto de que ahora también se dedica a diseñar colecciones de joyas para la cadena de Salvador Tous y Rosa Oriol; mientras que Jacobo Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo -hermano de la anterior aunque ha preferido cambiar el orden de los apellidos- pasa largas temporadas en su masía ampurdanesa de Vilaür (Girona) en compañía de su esposa, la barcelonesa Inka Martí, escritora, fotógrafa y expresentadora de televisión, que tuvo uno de sus momentos de gloria cuando retransmitió las ceremonias de inauguración y clausura de los Juegos Olímpicos de Barcelona.

Jacobo fundó Siruela, una prestigiosa editora de libros que vendió hace unos años para constituir, en 2005, Ediciones Atalante, que precisamente tuvo la primera sede en la masia Pou, en Vilaür. En estos momentos la editorial que llevan personalmente Jacobo y Inka está en la calle Princesa de Madrid.

Jacobo, el tercer hijo de Cayetana, es el que ha salido peor parado en el reparto desigual de la herencia, que firmó hace tres años antes de su boda con Alfonso Díez. La prensa del corazón se hizo eco de las relaciones tensas de Cayetano con Jacobo y Inka, a la que la duquesa calificó de “envidiosa”. Luego se arripintió de haberlo dicho e hicieron las paces.

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