'Dones en Xarxa' promueve los derechos de las mujeres y apuesta por su empoderamiento usando las TIC. Cree en el potencial de internet para alcanzar la igualdad efectiva.
Más débil, más pequeña y menos inteligente
Ayer amanecí escuchando a un señor decirme que debo cobrar menos que un hombre porque soy más débil, más pequeña y menos inteligente. Increíble pero cierto, y no ha sido un ataque aislado hacia mi persona de un ser cualquiera, ignorante a la par que despreciable. No, tal afirmación la ha espetado a Iratxe García y a todas las mujeres un Diputado Europeo en el debate sobre la brecha salarial. Precisamente cuando se estaba debatiendo porqué la directiva europea de 2006 no ha logrado cerrar la diferencia de sueldo entre hombres y mujeres, que llega a superar el 40 % en el caso de las pensiones. La respuesta de Iratxe perfecta, “estoy aquí entre otras cosas para defender a las mujeres de hombres como usted.”
Este señor es Eurodiputado y lo es porque lo han votado miles de personas que han creído que él era la mejor opción para representarles. Este señor no está loco, dice lo que piensa y piensa lo que dice. Y además no está solo, hay muchos más como él y en este momento están muy orgullosos de verse tan bien representados (mucho más desde que Trump es Presidente de los Estados Unidos).
El Parlamento Europeo no puede tolerar bajo ningún concepto este tipo de declaraciones que fomentan la discriminación, el odio y contravienen los derechos humanos. Del mismo modo, un bus tampoco debería poder circular o estacionar en la calle con mensajes homófobos o transfobos. El Parlamento Europeo y el resto de Parlamentos nacionales e instituciones deberán estar muy atentos por si esto vuelve ocurrir, cosa que no sería de extrañar porque los populismos y la extrema derecha acechan sin parar y es su labor garantizar que se respetan los derechos fundamentales de cualquier ciudadano.
La mancha de la misoginia se expande en nuestras sociedades de forma densa e imparable. La ofensiva en Polonia con el aborto, la reciente despenalización de la violencia doméstica en Rusia, los feminicidios en Latinoamérica o la insoportable violencia de género en España, donde ya van diecisiete asesinadas sólo en 2017, son una buena muestra de ello.
En menos de una semana volveremos a reivindicar nuestros derechos el 8 de marzo, pero este año será diferente al resto. Ante tal amenaza las mujeres no podemos responder como hemos hecho en los últimos años. No escuchan nuestra voz, no escuchan nuestros gritos, no les importan nuestros golpes ni nuestras tumbas, así que vamos a tener que explicarlo de otra manera. Este año cientos de organizaciones feministas han convocado una huelga internacional, es el momento de repolitizar el día 8 de marzo. De pasar de actos conmemorativos a reivindicar para no retroceder ni un paso. Las marchas masivas de mujeres del 21 de enero en Estados Unidos y en todo el mundo pueden suponer que estemos ante una cuarta ola feminista. Es necesario que las instituciones, donde las mujeres todavía estamos infrarepresentadas, canalicen las protestas y actúen en la misma dirección. Por eso es tan importante que este 8 de marzo todas las instituciones paren simbólicamente solidarizándose con esta reivindicación.
Hemos aprendido la lección, aunque algunos consideren que tenemos una capacidad intelectual menor. Los derechos de las mujeres no son hereditarios, cada generación debe pelearlos. Ayer batallábamos por el derecho al aborto en España y tuvimos que salir a la calle tal y como lo hicieron nuestras madres en su momento. Hoy, el enemigo a vencer es el odio a la mujer y a las minorías, el objetivo de los que nos menosprecian es borrar de un plumazo todos los pequeños y grandes pasos hechos en los últimos años. Depende de todos, hombres y mujeres, que nos organicemos y demos la batalla. Organizarse para resistir y vencer. Que empiece la cuarta ola feminista. Ésta será global.