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Un exdirectivo de BNP Paribas en Catalunya, condenado por estafar un millón de euros a una familia que quería regularizar dinero negro

Sucursal bancaria

Oriol Solé Altimira

Quedarse con el dinero ajeno, aunque sea del que no se declara a Hacienda, también es delito. La Audiencia de Barcelona ha condenado a tres años y medio de cárcel por un delito de estafa agravada a Juan Jiménez, exsubdirector de la banca BNP Paribas en Catalunya. El ex alto cargo, ahora jubilado, engañó a una familia de Barcelona para que le entregara 1,2 millones de euros de dinero negro, haciéndoles creer que regularizarían los fondos mediante inversiones en letras del Tesoro. En realidad se quedó 617.921,33 euros, que el BNP deberá devolver a la familia en caso de que el acusado no pueda.

En la sentencia, a la que ha tenido acceso este diario, el tribunal de la sección 8 de la Audiencia de Barcelona concluye que el banquero se quedó con casi la mitad del dinero que le entregó en efectivo la familia entre 1993 y 2012. Los estafados pensaban que lo invertían en deuda del Estado. Jiménez les convenció porque conocía de toda la vida al abuelo y a la abuela de la familia. La relación era tan estrecha que el acusado incluso les invitaba a comer por Navidad y les regalaba relojes y fulares con etiqueta del BNP.

Detrás de todos los agasajos, sin embargo, Jiménez urdió una estafa tan simple como eficaz (hasta que lo pillaron) para quedarse con el dinero de la familia. El banquero, concluyen los jueces, devolvía “periódicamente” a los distintos miembros de la familia una pequeña cantidad que no era sino parte del dinero que inicialmente le había entregado la familia. Jiménenez, sin embargo, les hizo creer que eran intereses de la inversión ficticia en deuda pública, ya que acompañaba el supuesto abono de los intereses de un impreso del BNP.

“Para dotar de mayor credibilidad a su actuación, entregaba como justificante de la inversión en deuda pública un resguardo del BNP que él mismo había elaborado”, detallan los magistrados sobre los métodos de Jiménez. El banquero siguió entregando este falso resguardo incluso cuando se jubiló del BNP en 2003 porque disponía de impresos del banco en casa. “En los impresos el acusado estampaba sello auténtico del banco y firma original, dando apariencia de realidad, legalidad y legitimidad a una operación simulada de cara a la familia”, abunda la sentencia.

La estafa de Jiménez terminó en 2014, cuando dejó de devolver a la familia los falsos intereses “con el pretexto de que estaban aumentando el capital”. Uno de los hijos de la familia se dirigió entonces a una oficina del BNP en el centro de Barcelona para interesarse por sus letras del Tesoro. Un empleado del banco le comunicó que no existía inversión alguna en deuda del Estado, puesto que no existían documentos en el BNP que lo constataran. Y entonces se descubrió la estafa de Jiménez.

Además de definirse como “un fuera de serie”, Jiménez alegó durante el juicio que la familia era plenamente conocedora que se trataba de una operación falsa y que fueron los estafados quienes le pidieron que blanqueara el dinero negro. Los jueces no dan credibilidad a esta tesis, y destacan que fue el banquero quien les convenció, gracias a su relación de amistad, para entregar los fondos. “Les dijo que no se preocuparan por el tema fiscal, porque cuando recuperasen el total del capital invertido podrían declarar la operación a Hacienda”, zanjan los togados.

El BNP y la familia estafada

Los magistrados, además de condenar al exbanquero, no se olvidan del BNP ni de la familia. La entidad ha sido declarada responsable civil subsidiaria de la estafa de su antiguo directivo, por lo que si Jiménez no puede devolver los 617.921,33 euros que estafó a la familia, será la entidad quien los abone. El motivo, la poca diligencia del BNP en vigilar a Jiménez, lo que según los jueces le permitió urdir la estafa.

“No consta ningún control efectuado por el banco, ni vigilancia ni diligencia mínima exigible respecto del actuar de Juan Jiménez”, resaltan los magistrados. Esa falta de control no solo se produjo durante el periodo en que Jiménez trabajó en el BNP, sino incluso tras su jubilación en 2003. Y es que varios testigos del juicio constataron que Jiménez seguía entrando en la oficina central del BNP en Barcelona hasta el año 2013, fecha en la que seguía disponiendo de una tarjeta de visita como asesor especial del vicepresidente del BNP en España.

“Con posterioridad a su jubilación, se le permitió tener acceso a documentación privada y confidencial de los clientes del banco, y no se ejerció control o vigilancia alguna, lo que determina la responsabilidad de BNP Paribas España”, zanjan los magistrados. Pero el caso puede no terminar aquí, ya que los magistrados han decidido enviar la sentencia a la Agencia Tributaria, por si cabe reclamar el pago de impuestos por el dinero que la familia no declaró en el año 2014, último ejercicio que no ha prescrito. Fue casi lo único en que Jiménez no mintió: sí era dinero negro.

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