María Espeus ha mirado durante años su hábitat natural, es decir, el Raval. Sus calles y sus habitantes, bares, tiendas, escaparates y naturalezas muertas se combinan en un retrato sin urgencia, y en riguroso blanco y negro, de nuestros tiempos y de la ciudad escondida. No se considera fotoperiodista, sino que ella prepara minuciosamente tanto el escenario como el objeto o persona retratada. Nada es casual, todo está previsto y mesurado. A pesar de esta exactitud y minuciosidad, sus fotografías son cálidas y llenas de sensibilidad y emoción. Las personas que fotografía son vecinos conocidos, personas a las que ve cotidianamente. Los invita al estudio para que se sientan los protagonistas absolutos de este momento. “En ningún momento he querido hacer un Benetton. Sólo busco la luz y la tranquilidad”, señala.
La Fundación Setba, en su sede de la plaza Real, ha inaugurado L'Altre Raval, una exposición de fotografías analógicas en blanco y negro procedentes del libro El Otro (the other), editado en 2007 por Nova Era Publications. Son retratos de paisajes o personas que viven en el barrio. Despeus elige con tiempo cada calle y el enfoque fotográfico. Primero pasea con una cámara pequeña, hace pruebas y luego selecciona la mejor hora, a menudo cuando falta poco para la salida del sol. “Las fotos sacan a la luz personajes maravillosos de un Raval que muchos ignoran y ante el que cierran los ojos”, escribe Dario Olaortua, presidente de la Fundación Setba, en el prólogo del catálogo de la exposición. El ilustrador Peret, su compañero, define los retratos de Despeus como “el resultado de un respeto absoluto hacia las personas que se ponen ante su cámara”.
L'Altre Raval reflexiona sobre el cambio experimentado en este barrio barcelonés los últimos tiempos, con la llegada de inmigrantes de diferentes nacionalidades y culturas. La muestra está compuesta por una treintena de fotografías de gran formato, montadas sobre bastidor. Despeus deja un testimonio fotográfico de un mundo en constante cambio, donde puedes reencontrar caras y lugares de toda la vida o rostros de recién llegados que han llenado de nuevas costumbres, de nuevas formas de vivir, de vestir y de relacionarse con el entorno de un barrio como el Raval y una ciudad como Barcelona. Una compilación de los restos de un pasado que era la vida cotidiana de los años cincuenta y sesenta y que ahora poco a poco van desapareciendo, pero que en sus fotografías conservan todavía un latido vivo de presencia humana.
María Espeus nació en Suecia, pero hace muchos años que encontró su lugar en el Raval. El barrio que ha acabado conformando una obra que le ha valido el reconocimiento general de los expertos y largos artículos que destacan la calidad de su trabajo. Despeus fue la fotógrafa oficial de los Juegos Olímpicos de 1992 y ha retratado a personalidades del mundo de la cultura y la política. Ha trabajado en el mundo de la publicidad, editorial, institucional y ha colaborado en cine como directora de fotografía con Manuel Huerga y Carles Bosch.
La obra fotográfica de María Espeus es un trabajo elaborado en la preparación, donde la luz, el momento, las condiciones del entorno son siempre presentes, junto con una paciencia y tenacidad contrastadas: cuatro años tardó para terminar El Otro (the other). Ha valido la pena esperar.