Tanya Habjouqa creció entre Jordania y Texas (Estados Unidos). Realizó el proyecto fotográfico con una subvención de Magnum e hizo la mayor parte de las fotos entre enero y septiembre de 2013 cuando estaba embarazada de su segundo hijo.
En “Occupied Pleasures” observa los pequeños -pero no por ello insignificantes- momentos de la vida cotidiana con un afilado sentido del humor, revelando una narrativa que contrasta con los reportajes más habituales sobre este mismo tema, centrados sobre todo en la violencia y el conflicto.
Más de cuatro millones de personas viven en la Franja Oeste, en Gaza y en Jerusalén. La mayoría de la gente procura, según el relato de la fotógrafa, disfrutar de sus vidas, en un contexto de conflicto, bajo condiciones políticas y económicas difíciles y con libertad de movimientos limitada después de 48 años de ocupación.
Tanya Habjouqa nos revela en la siguiente entrevista unas realidades que contrastan fuertemente con las imágenes que normalmente llegan de la región.
¿De qué manera la fotografía puede cambiar el punto de vista sobre esta zona tan convulsa?
Aunque hacer vida normal es algo imposible para los palestinos, en medio de esta realidad convulsa, hombres, mujeres y niños a menudo consiguen arañar momentos para disfrutar de los pequeños placeres de la vida. Desgraciadamente, los medios occidentales nunca enseñan estas situaciones de Palestina, sólo es noticia por el conflicto. La fotografía permite mostrar otras realidades escondidas.
¿Qué factores determinan esta manera de mirar Oriente Medio?
Las mujeres toman menos las armas, por lo que sus obras están más ancladas en lo cotidiano. Además, para fotógrafas como yo la creación subversiva es una manera de luchar por la defensa de sus derechos en un contexto en el que, el aumento de la violencia y la guerra implican como es habitual, una gran amenaza para su status quo como mujeres.
¿Qué has buscado con la exposición “Occupied Pleasures”?
Cuando trabajo en Israel y Palestina, quiero ofrecer una visión más fresca, más humana de estas regiones de las que los medios sólo ofrecen una imagen sórdida. He buscado yuxtaponer la política y el absurdo del día a día. La inspiración para este proyecto me vino en 2009, mientras estaba en la Franja de Gaza: entrevisté a un hombre que, negándose a ser despojado de su derecho a amar, hizo entrar de escondido su novia jordana desde Egipto, por los túneles. Me dijo: “fue como una película de Bollywood: la tenia ante mi, temblando y sucia de pies a cabeza ... La llené de besos”.
En Oriente Medio muchas personas no tienen más remedio que sobrevivir a los horrores de su entorno, y sin embargo no significa que renuncien a practicar yoga.
No dejan de jugar a los parques con sus hijos, ni que los niños y las niñas dejen de practicar deportes, ni que las parejas dejen de casarse y querer construir una nueva vida juntos, ni que las mujeres y los hombres abandonen por completo sus hobbies ... Estamos luchando para que esta imagen, y nunca mejor dicho, prevalezca sobre todas las demás.
La guerra y las revoluciones árabes en Oriente Medio han impactado sobre la creación artística. ¿Las voces artísticas femeninas han ganado peso en la región?
Existen páginas webs como Creativememory.org, plataforma a través de la que tanto jóvenes artistas como grandes profesionales de la fotografía y el arte, cuelgan obras que hablan de resiliencia y cotidiano, y del día a día bajo situaciones de violencia y conflicto armado.
¿La expresión artística femenina difiere mucho de la masculina?
Las guerras y las revoluciones en la región también han supuesto una reconfiguración de la escena artística. Las artistas de Oriente Medio, expuestas en la cotidianidad de la violencia y como ésta les afecta especialmente por su condición de género, buscan convertirse así en altavoces de la resistencia de la sociedad civil en el horror de la guerra.