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Javi López: “La respuesta no es más Europa, sino una Europa diferente”

Javi López, candidato del PSC a las elecciones europeas.

Siscu Baiges

Barcelona —

Javi López es el candidato más joven que encabeza una lista catalana a las elecciones europeas. Nacido en 1985, formado como jurista en la Universidad Pompeu Fabra, donde ha sido profesor asistente de Derecho Comunitario, fue elegido primer secretario de la Juventud Socialista de Catalunya en el año 2009. Este cargo le ha permitido relacionarse con sus colegas jóvenes socialistas europeos en los últimos cinco años. Tiene el acta de eurodiputado garantizada, lo que representará todo un cambio en la representación socialista catalana en Bruselas, ya que sustituirá a dos veteranos: Maria Badia y Raimon Obiols.

¿Con qué ánimos va a Europa? ¿Qué propósitos y aspiraciones lleva?

Con una idea muy sencilla: construir una alternativa a lo que se ha hecho en los últimos diez, quince años. Especialmente ante las respuestas que se han dado a la crisis económica: la austeridad, la devaluación interna, el recorte de salarios, la desastrosa política monetaria restrictiva... Quiero contribuir a construir una mayoría alternativa que haga posible dar respuestas diferentes.

No hay precedentes en el PSC de enviar a un joven a Europa como cabeza de lista. La imagen que tiene mucha gente es que el cargo de eurodiputado estaba prácticamente reservado para políticos que estaban al final de su carrera.

Es una muy buena señal. El futuro lo construiremos en las instituciones europeas, así que enviamos la gente que tiene más futuro por delante. Mi generación es muy europeísta, pero al mismo tiempo es muy crítica con las respuestas que se han dado a la crisis económica, porque hemos sufrido directamente sus consecuencias.

En España se nos decían desde las instituciones europeas que si trabajábamos mucho, nos esforzábamos mucho, nos sacrificábamos mucho, nuestros hijos tendrían un futuro mejor. Ahora nos dicen que nos esforcemos, que trabajemos mucho y cobremos menos, que nos sacrificemos, pero que el futuro de nuestros hijos no les importa. Y esto es inaceptable. Por eso hay que construir una mayoría alternativa a la que todos contribuyamos, independientemente de nuestras edades.

La gran novedad de esta convocatoria es que se elige directamente al presidente de la Comisión Europea. Los socialistas fueron los primeros en elegir su candidato, el alemán Martin Schulz.

Escogeremos por primera vez el presidente del gobierno europeo y los únicos que podemos construir una mayoría alternativa a la derecha que nos ha estado gobernando y que ha creado este cóctel de recetas destructivas por el sur de Europa somos los socialistas y los socialdemócratas, con Martin Schulz como candidato.

Hace unos años, España aparecía como uno de los países más europeístas. Esta simpatía se ha desvanecido en los últimos años. ¿Qué ha pasado?

Hace cinco años, el Eurobarómetro mostraba que tres de cada cuatro españoles y catalanes confiaban en Europa y sus instituciones. Ahora es sólo uno de cada cuatro y esto se debe a la forma como se ha hecho frente a la crisis, especialmente la austeridad que ha empeorado la recesión y ha tenido un efecto demoledor sobre los servicios públicos. Y también para el resto de políticas que se han aplicado en la zona comunitaria obsesionadas con el dogma germánico del combate de la inflación en vez de preocuparse de la creación de puestos de trabajo.

Además, hemos ido traspasando, en los últimos años, soberanía a las instituciones europeas sin acompañar este traspaso con control democrático. Por ello, nuestra apuesta es ahora ensanchar la democracia de las instituciones europeas.

Hace seis años los socialistas votaron en el Parlamento Europeo al candidato conservador Xose Manuel Durao Barroso para presidir la Comisión. ¿Se acabó esta fase de acuerdos por encima de las convicciones ideológicas de cada grupo político?

Antes la presidencia de la Comisión tenía un tono más geopolítico que ideológico. ¿Qué ha cambiado? El Tratado de Lisboa. Tenemos un nuevo anclaje institucional que da más peso al Parlamento a la hora de tomar decisiones y su voz se oirá para escoger al presidente de la Comisión.

Tenemos una agenda diametralmente diferente. Lo que está haciendo el Gobierno español lo aplica con gusto y entusiasmo pero son recetas construidas en el continente. La reforma laboral, las políticas de restricción presupuestaria exigen una mayoría en el Parlamento diferente y si queremos enmendar lo que ha hecho el Gobierno, el PP no puede ganar las elecciones. Tengamos claro, si Rajoy gana las elecciones europeas, quedará validado todo lo que ha hecho, todo lo que hará y toda su agenda política. Y esto sólo lo podemos detener los socialistas.

Pero José Luis Rodríguez Zapatero, como presidente del Gobierno, también aplicó medidas de restricción presupuestaria y austeridad que le exigía Europa...

No hizo lo mismo que el PP. Seguro que se cometieron errores y, muy probablemente, vienen determinados por un diseño ineficaz de la zona euro y el papel del Banco Central Europeo. No podemos tener 18 emisiones de deuda sobre las que se puede especular, 18 sistemas fiscales, 18 sistemas de Seguridad Social y una única moneda. Esto lo hemos acabado pagando los países del Sur. Si a esto le sumamos el diseño disfuncional de nuestra zona comunitaria y unas recetas ineficaces e injustas, tenemos el problema que tenemos.

Los pocos gobernantes socialistas europeos no se han opuesto a las políticas de austeridad impuestas desde Bruselas. Si los socialistas ganan las elecciones europeas y pretenden imponer medidas contrarias a la austeridad, los gobernantes conservadores que hay en los diferentes países europeos las aplicarán?

Lo que ha ocurrido en Europa en los últimos cinco años es que la correlación de fuerzas estaba decantada claramente hacia la derecha. La derecha tenía una mayoría clara en los gobiernos nacionales, el Parlamento Europeo, la Comisión Europea, la presidencia de la Comisión Europea, controlaba el Banco Central Europeo... y esto ha dado lugar a las respuestas a la crisis profundamente ideológicas que se han dado.

Estas elecciones pueden ser un punto de inflexión a nivel continental. Ya ha habido algunos cambios. En Francia gobierna Hollande. Hemos ganado influencia en Alemania. Si en estas elecciones, conseguimos la mayoría en el Parlamento y la presidencia de la Comisión puede ser un punto de inflexión. Es lo que estamos buscando y lo que necesitamos especialmente los países del Sur.

Y, sobre todo, si esto va acompañado de una derrota de Rajoy que sólo nosotros podemos hacer posible y de una enmienda, en consecuencia, a su agenda política, las cosas tendrán que empezar a cambiar y todo el mundo tendrá que tomar nota.

Cuesta ver a Angela Merkel aceptando que Europa le imponga una política antiausteridad.antiausteridad

Los gobiernos nacionales, obviamente, seguirán teniendo mucho peso, pero quien marca la agenda política en las instituciones europeas es la presidencia de la Comisión. Y esto es un cambio fundamental. Nosotros estamos repitiendo que nuestras respuestas a la crisis económica son diametralmente diferentes.

Debemos recuperar nuestra razón de ser europeos que es construir un espacio de dignidad compartida, no una zona donde compartamos el color de los billetes, que es la sensación que tenemos ahora.

Hollande empezó muy fuerte pero después ha acabado asumiendo medidas de austeridad impopulares. ¿Qué puede convencer a los electores socialistas que no ocurrirá lo mismo si alcanzan la presidencia de la Comisión?

François Hollande es una buena muestra de que las políticas que queremos hacer no se pueden adoptar sólo desde los gobiernos nacionales. Quizás Francia es la mejor muestra de la importancia de estas elecciones europeas. Son fundamentales para poder hacer una política monetaria expansiva, ser prestamistas de última instancia para proteger la deuda soberana y que no se especule con ella, para evitar los “dumpings” laborales, salariales y fiscales. Si no es así, acabaremos haciéndonos trampas a nosotros mismos.

El tema de nuestra era son las desigualdades. Desigualdades entre países, ciudadanos, de género, de origen, generaciones... Las herramientas que hemos ido construyendo durante el siglo XX las tenemos que garantizar durante el siglo XXI. Si no, no podremos ni salvaguardarlas.

No todos los socialistas europeos parece que compartan estas ideas. Los holandeses dicen que el sistema de bienestar ya no se puede mantener y los griegos del PASOK participan en un Gobierno que aplica a fondo las medidas de austeridad que dicta Europa.

Somos un partido socialista grande, pero esta pluralidad es, también, la que nos permite ser los únicos que podemos ser una alternativa de mayoría de izquierdas. No sólo escogemos eurodiputados sino el presidente de la Comisión, también. Obviamente hay matices entre los países pero nos presentamos con un programa electoral claro, aprobado en Roma, que apuesta decididamente por la recuperación económica frente a las políticas de austeridad, para la reindustrialización en el sur de Europa, en términos de valor añadido, conocimiento e inversiones frente a la devaluación salarial y los recortes.

Además, somos los únicos que, en cada país, podemos construir un proyecto que haga frente a la nueva pulsión de repliegue identitario, populista, racista, xenófobo, que recorre Europa.

Los sondeos indican que en este Parlamento habrá un grupo muy nutrido de eurodiputados que no creen en Europa, xenófobos, ultranacionalistas...

Lo que puede pasar en estas elecciones es que se envíe la señal de la peor Europa, que también existe. Marine Le Pen primera en las encuestas en Francia. Un partido de extrema-derecha, populista, va primero también en las encuestas en Austria. Un partido populista, antieuropeo, xenófobo, va por delante de los tories en Gran Bretaña.

Una de las respuestas a la crisis ya la situación que vive Europa es esa pulsión de repliegue, que hace que nos bunquericemos, que seamos incapaces de dar respuestas a la globalización, atemorizados ante el “diferente”, los problemas económicos, sociales, demográficos... por ello, hay que recuperar la mejor idea de Europa, que también existe y que es este espacio de dignidad compartida, que hace de la maquinaria pública un sector que apuesta por la recuperación de bienes públicos, de oportunidades...

Muchos escoceses quieren irse del Reino Unido, muchos británicos quieren irse de Europa, muchos catalanes quieren irse de España, muchos holandeses quieren abandonar Europa... Según cómo, parece que el concepto de una Europa única y cohesionada se desvanece...

La única respuesta que podemos dar al mundo actual es la agregación, la capacidad de unir nuestras fuerzas y construir espacios más grandes, con normas comunes, con democracia común, con derechos de ciudadanía comunes. Si continuamos caminando como hasta ahora pondremos en riesgo el proyecto europeo, al no ser capaces de dar respuestas a los problemas que existen.

¿Cómo se recuperan a los eurofrustrados y se les vuelve a convencer de las virtudes de la Europa social y solidaria?

La respuesta a todos los problemas era hasta ahora “más Europa”. Ahora, no. La respuesta debe ser “una Europa diferente”, que también debe pasar por más Europa. Pero hay una Europa diferente, alternativa a la que hemos ido construyendo, con una agenda y unas prioridades diferentes y una forma de hacerla diferente.

Y recordar a eurofrustrats que lo que ha estado pasando hasta ahora no ha sido una casualidad, fruto de la espontaneidad. Ha gobernado quien ha gobernado. Y la correlación de fuerzas que había era la que era. Y ahora, por primera vez en muchos años, está en nuestras manos cambiarlo en estas elecciones.

A los que dicen que los políticos, de derechas o de izquierdas, los manejan desde atrás los poderosos de verdad, los dirigentes de los grandes fondos de inversiones y de las principales entidades financieras, ¿debemos darles crédito?

Una de las obviedades de la crisis económica ha sido ver la incapacidad que tenían los gobiernos, en algunos campos, para hacer frente a determinados problemas en el mundo actual y la dependencia de los gobiernos nacionales de las emisiones de deuda y los mercados financieros.

Entonces debemos recuperar la mejor política y la única forma de proteger y garantizar este espacio de soberanía y democracia es aplicarla a nivel europeo. Esto no se puede hacer ahora en términos nacionales.

Teme que durante la campaña electoral se hable más de la independencia de Catalunya que de la Europa que cada uno defiende?

Queremos hablar del futuro de Europa. El mejor favor que le podemos hacer a Catalunya y al catalanismo (que siempre ha tenido una visión muy europeísta del mundo) es hablar del futuro de Europa y hacer a Catalunya y los catalanes protagonistas de este futuro. Otra cosa sería engañar a la gente. En estas elecciones no se dirime el futuro de las relaciones entre Catalunya y España, que es un debate que tenemos y tendremos en los próximos años, pero no es el objetivo de esta contienda. Haríamos un flaco favor a Catalunya si lo planteáramos asi.

CiU quería una candidatura conjunta de los partidos favorables a la consulta sobre la independencia de Catalunya...

Pero finalmente no se hará. Estas fuerzas han decidido no presentar una candidatura conjunta y esto es una buena muestra de que en estas elecciones se decide algo diferente. Si se quiere hacer una consulta habrá que hablar con el resto del Estado, no lo harán nuestros eurodiputados.

Ahora se decidirá el futuro de Europa. Lo que pasa es que fuerzas como CiU tienen más problemas de explicar su papel cuando se habla del futuro de Europa. El diputado de CDC, Ramon Tremosa, es probable que vaya al mismo grupo que los de Ciudadanos o UPyD. El de Unió irá al grupo del Partido Popular Europeo. Iniciativa per Catalunya no compartirá grupo con Izquierda Unida.

Si situamos el debate en las relaciones con el resto de España es una muestra de su incapacidad para explicar su voto y su papel en el Parlamento Europeo. Nosotros vamos al Parlamento a contribuir a construir una Europa más democrática, que piense en las necesidades del Sur, que apueste por unas recetas diferentes ante la crisis económica, que ensanche su democracia y recupere la confianza en sus instituciones.

Con 28 años toma el relevo de veteranos como Maria Badia o Raimon Obiols. ¿Les ha pedido consejo?

He hablado con ambos y estoy muy contento de poder ser heredero de una larga tradición de los socialistas catalanes en las instituciones europeas. Me dicen que estas elecciones pueden ser un punto de inflexión y que lo que decidimos en los próximos cinco, diez años, será clave para el futuro del continente.

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