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La Generalitat prevé un rebrote del coronavirus con inicio en octubre, pico en Navidad y la mitad de intensidad que el actual

Hospital del Mar de Barcelona

Arturo Puente / Pau Rodríguez

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El Departamento de Salud de la Generalitat se prepara ya para diferentes escenarios sobre la crisis sanitaria por COVID-19 en los próximos meses. La hipótesis con la que trabaja el Servicio de Emergencias Médicas (SEM), del que dependerá parte de la tarea de rastreo y supervisión de los casos, es que puede producirse un rebrote hacia el próximo mes de octubre, que alcanzaría su pico de contagios en la última semana de diciembre, en plena Navidad. La previsión del SEM es que esta segunda oleada pueda llegar hasta el mes de abril y que tenga la mitad de intensidad que el primer brote surgido esta primavera.

Estas previsiones están recogidas en un documento elaborado por el Servicio de Emergencias Médicas (SEM) y fechado el pasado 28 de mayo, al que ha tenido acceso este diario. Se trata de un informe técnico para justificar la contratación de un servicio telefónico de rastreo y monitorización de contactos con pacientes positivos por COVID-19, que fue adjudicado finalmente a una filial de Ferrovial. Pero, además de las cuestiones técnicas del servicio, el director de servicios del SEM, un ente que depende orgánicamente del Departamento de Salut, expone las previsiones con las que trabaja el departamento sobre posibles rebrotes.

Dentro de estos cálculos sobre la evolución de la pandemia en los próximos meses, el documento asegura que se prevé “una segunda oleada de contagios de la mitad de intensidad de la primera”, con un “aumento de contagios hacia el mes de octubre de 2020”. El informe añade que la previsión es que el pico de contagios se alcance entre las últimas semanas de 2020 y las primeras de 2021 (en el documento original hay un errata y repite el año 2020). Adjunta además un cronograma con la posible evolución de casos positivos y contactos durante el próximo periodo.

Los técnicos del departamento realizan además una previsión ajustada cada 15 días sobre los contagios que pueden producirse entre este 1 de junio y el 31 de mayo del año próximo. Consideran que, cuando el virus está bajo control, cada día se producen en Catalunya 300 contagios, que es la cifra que se mantendrá durante todo el verano. Sin embargo, en la semana del 19 de octubre, el informe considera que podría haber 400 y, después del 28 de diciembre, 1.500 (durante el pico de la actual oleada hubo entre 1.500 y 2.000 confirmaciones diarias con PCR, aunque se asume que una bolsa importante quedó sin diagnosticar).

En el caso de la segunda oleada, esta se produciría, siempre según los cálculos de Salud, al filo del cambio del año y, a partir de febrero, volvería a remitir. Los coletazos del rebrote se mantendrían hasta la semana del 19 de abril, cuando la epidemia volvería a la situación actual.

Desde el departamento de Salut explican que el documento que contiene estas cifras es un informe técnico que tiene como objetivo preparar el dispositivo de rastreo a la “máxima capacidad posible”, por lo que se intenta que la previsión sea ajustada, pero sobre todo que no se quede corta. “Lo importante para nosotros era hacer un cálculo máximo de casos y a partir de aquí saber qué volumen de contactos tenemos que gestionar en el pico más alto de la pandemia”, explican fuentes gubernamentales.

“Nosotros trabajamos con todos los escenarios, y uno de los que contemplamos, como casi todo el mundo, es que haya un rebrote en otoño”, afirman las mismas fuentes de Salut. “La idea es que, como es posible que pase, lo importante es cortar cuanto antes la cadena de contagios. Para eso es vital tener capacidad de rastrear el conjunto de contactos que haya tenido cada caso positivo. Estas previsiones permiten dotarnos de material y además se contratarán un centenar de nuevos epidemiólogos y expertos en contagios para el rastreo”, indican.

La Generalitat ya realizó una previsión similar el pasado mes de marzo, cuando dibujó dos posibles escenarios dependiendo de cómo de restrictivo fuera el confinamiento. En aquel caso el informe pronosticaba que el pico se produciría a finales de abril, cuando podría haber en Catalunya hasta 121.000 casos, unas previsiones que finalmente quedaron en la mitad en los casos confirmados con PCR. En cambio los técnicos sí afinaron en la cifra de fallecimientos, ya que en aquel momento pronosticaron que podían llegar a 13.000 en el peor de los casos y las funerarias contabilizaban hasta este jueves 12.341 decesos en total.

Más eficacia ante una segunda oleada

Las autoridades sanitarias reconocen públicamente desde hace semanas que trabajan para actuar con mayor eficacia ante una posible nueva oleada. No solo para detectar, diagnosticar y aislar casos con más rapidez, una de las claves de la lucha contra el virus, sino también para que los hospitales puedan ganar capacidad de camas de hospitalización y de críticos en cuestión de días. También confían en que las medidas de distanciamiento que se mantendrán al concluir la desescalada sirvan para reducir las transmisiones.

Para el caso de Catalunya, la Generalitat ha hecho públicos este jueves los detalles del 'Programa de salud pública para el estudio epidemiológico de los casos con la COVID-19, de los contactos de los casos y su seguimiento', que ha de durar dos años, y que prevé la contratación de 108 efectivos para las tareas de rastreo de contagios. La consellera de Salud, Alba Vergés, anunció además la incorporación de 430 profesionales sanitarios en la Atención Primaria, sobre la que ha recaído durante el desconfinamiento la labor de hacer las pruebas PCR.

El aumento de la capacidad de realizar tests PCR era precisamente una de las asignaturas a mejorar por parte de la Generalitat durante las fases de desescalada, según le recomendó el Ministerio en uno de sus informes sobre los cambios de fase, del pasado 22 de mayo. Sanidad constató entonces que en Barcelona y su área metropolitana solo se hacían pruebas al 21% de los casos sospechosos, muy por debajo del 43% de la Comunidad de Madrid o del 80% de Castilla y León, las dos autonomías que junto a Catalunya han avanzado más lentamente.

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