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El Parque Natural del Alto Tajo cumple 20 años y despierta tras la cuarentena para impulsar el turismo sostenible

Salto de Poveda del Parque Natural del Alto Tajo

Alicia Avilés Pozo

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Si en algún aspecto está haciendo hincapié Castilla-La Mancha para poder reactivar su economía después del confinamiento por la pandemia de coronavirus es en el impulso de su turismo de naturaleza interior. Son muchas las medidas que el Gobierno regional ha puesto sobre la mesa solo para este sector y hoy, en el Día Mundial del Medio Ambiente, nos detenemos en el Parque Natural del Alto Tajo, que cumplió 20 años el pasado mes de abril y que es un espacio protegido único la península ibérico debido a su conformación, orientado en torno a un curso de agua fluvial.

Este espacio natural cuenta con 105.721 hectáreas, más otras 68.824 hectáreas de zona periférica de protección y comprendiendo ambas zonas partes o totalidades de hasta 44 municipios de las provincias de Cuenca y Guadalajara.

Su singularidad ha hecho que sea la red hidrográfica la que ha configurado el paisaje tal y como puede contemplarse en la actualidad. Destacan así los cañones y hoces fluviales, y formas singulares de ladera como cuchillos, agujas y monolitos sobre rocas calizas y areniscas rojas principalmente. Todo ello conforma la red de cañones y hoces continua más extensa de Castilla-La Mancha. También son relevantes las parameras ocupadas por extensos sabinares. Tanto es así, que el Alto Tajo se refugia el 20% del total de especies de la flora ibérica.

El amplio grado de conservación del parque permite disfrutar, entre sus pinares y bosques de ribera, de aves rapaces, micromamíferos, reptiles, nueve clases de anfibios, y siete especies autóctonas de peces. De hecho, es uno de los últimos refugios para especies amenazadas de gran valor como el águila perdicera.

Cañones fluviales para el río que nos lleva

Asimismo, las numerosas paredes rocosas que coronan los cañones fluviales albergan excelentes poblaciones de rapaces rupícolas como el águila real, halcón peregrino, alimoche, buitre leonado y búho real. Sus parajes inspiraron a José Luis Sampedro en su novela “El río que nos lleva”, que narra el trabajo de los gancheros en el Tajo.

El Parque Natural del Alto Tajo cumplió en el mes de abril 20 años de su constitución y, tras el confinamiento por la pandemia de coronavirus ha retomado sus actividades programadas: el próximo domingo, 7 de junio, se celebrará el Día Mundial de Medio Ambiente con una ruta interpretada por el “Barranco de la Hoz” en el Término Municipal de Corduente; y el 20 de junio se realizará otra ruta interpretada por el Castillo de Alpetea en Villar de Cobeta.

Asimismo, al estar la provincia de Guadalajara en fase 2 de desescalada, los habitantes de la provincia ya pueden visitar el parque y realizar varias actividades como el senderismo. A partir de la fase 3, previsiblemente a partir del próximo lunes, día 8 de junio, estos grupos podrán ser más extensos y se abrirán otras actividades como el submarinismo o los quads.

José Antonio Lozano, director del Parque, explica que estas dos décadas desde su reconocimiento han servido para crear una red de infraestructuras muy importantes dentro del espacio natural, como los cuatro centros de interpretación, los puntos de información, la red de senderos, los miradores y las áreas recreativas.

Esta red ha sido la parte más importante en cuanto a inversión en uso público pero también destaca que se haya dado continuidad a los recursos naturales, “enormes debido a su gran extensión” y se haya avanzado en la protección de aquellas especies más amenazadas para mejorar su conservación, tanto de flora como la tropa bética tabaco, delfinium fisum y de fauna, como el águila perdicera o el cangrejo de río.

Los avances también se han reflejado en la proyección turística del Parque Natural. En 2009 se unió a la Carta Europea de Turismo Sostenible y desde entonces “se ha trabajado mucho con la actividad de la zona para que sus recursos no se menoscaben”. Es esta ahora la clave para impulsar la actividad económica en la zona.

En la restauración fuera del parque los esfuerzos se han centrado en reformar estructuras de la minería a cielo abierto, que supone un importante desarrollo socio-económico para la comarca de Peñalén pero que estaba degradando algunos espacios. Actualmente hay un proyecto LIFE de la Junta de Castilla-La Mancha junto con otros socios  “que va a suponer una mejora en cuanto a vertidos estériles de escombreras mal restauradas”.

El director del Parque Natural confía en que tras la cuarentena, este espacio vuelva a ser un motor de desarrollo económico en la zona, mejorando la planificación del turismo rural. Por eso, los principales retos que se ha marcado es avanzar en el desarrollo sostenible para generar puestos de trabajo en el territorio, mejorar la accesibilidad para personas con discapacidad y renovar el plan de gestión de 2005.

Considera finalmente que en la situación actual de desescalada el Parque Natural del Alto Tajo es un “sitio ideal para reconectar” sobre todo ahora que no deben realizarse grandes aglomeraciones. “El Parque tiene una gran extensión con lo cual hay bastantes espacios para actividades que mucha gente está buscando, así como una red de alojamientos rurales muy aceptables donde la gente va a poder estar tranquila y disfrutar de la naturaleza”.

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