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Las heladas causan estragos en los almendros de La Manchuela mientras la sequía amenaza al cereal

Daños en almendro por la helada

AgroalimentariaCLM

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Las heladas han causado este fin de semana serios daños en las zonas de almendro de la comarca de la Manchuela , en en el sur de Albacete, según ha señalado la Unión de Pequeños Agricultores (UPA). Pero los agricultores de la región también están preocupados por la sequía, así ASAJA Cuenca ha alertado de los problemas que tendrá el cereal si no llueve en unos 10 ó 15 días.

Según UPA, en la zona de Hellín, los frutales se han visto también muy dañados por culpa de estas primeras heladas primaverales que han dañado albaricoques, frutales y almendros debido a que se encontraban en su momento más vulnerable 

Según esta organización agraria, son muchas las hectáreas y explotaciones que se han visto afectadas, aunque aún no han querido adelantar un número porque todavía se está analizando el daño total y su repercusión.

Según el responsable de Seguros Agrarios de UPA Castilla-La Mancha, Pedro González, ha explicado que buena parte de las explotaciones de albaricoqueros de la comarca de Hellín también se han visto afectadas y algo menos los melocotoneros, “que aguantan más”.

Estas condiciones climatológicas están condicionando mucho al sector, altas temperaturas, floraciones tempranas y las posteriores heladas, que convierten el trabajo diario en una ruleta rusa. Aunque desde UPA consideran que es pronto para hacer una estimación de las hectáreas que se han visto afectadas por estas heladas de inicio de primavera, son muchos los agricultores que se han puesto en contacto con los responsables de Seguros de la organización para hacer balance y analizar la cuantía de los daños.

La sequía amenaza al cereal

Por otro lado, ASAJA Cuenca ha alertado de los efectos irreversibles de la sequía para el cereal. La escasez de precipitaciones durante los primeros meses del año ha dejado los cultivos en una situación irreversible si no llueve en un periodo que oscila entre los 10 y 15 días, dependiendo de la zona de la provincia.

La situación del cereal es muy preocupante ya que la falta de agua y las altas temperaturas han adelantado el ciclo normal de estos cultivos. Si no llueve, tal y como apuntan las previsiones meteorológicas, las pérdidas pueden alcanzar más del 80 por ciento y entraremos en una situación de “no retorno”.

El secretario general de ASAJA Cuenca, Manuel Torrero, recuerda que estamos en un momento decisivo en el que la planta tiene que disponer de agua para poder crecer. “Si los días se alargan y la planta tiene calor porque las temperaturas suben sufren un cambio fisiológico que hará que la planta entre   antes de lo previsto en la fase de espigado. De las cuatro fases de desarrollo -nascencia, ahijado, encañado, y espigado-   una se va a quedar en el camino”.

La provincia de Cuenca tiene unas 285.000 hectáreas destinadas a cebada y 36.200 en las que se siembra trigo, ambos cereales de secano dependen exclusivamente de la climatología.

 Cultivo del girasol

 ASAJA también alerta de que la falta de lluvias además también tendrá efectos negativos para las 150.000 hectáreas que se dedican al girasol, debido a la escasa reserva de agua en la tierra como consecuencia de un invierno muy seco y las pesimistas previsiones de la primavera. Esta situación pone en grave riesgo la superficie a sembrar y el rendimiento de este cultivo tan extendido en la provincia de Cuenca.

 “Ha sido un final de invierno muy seco y la primavera va por el mismo camino. El girasol necesita buenas reservas de agua para alcanzar una buena producción. Si no llueve pronto y de manera abundante, será muy difícil alcanzar los niveles de otros años”, apunta el secretario general de ASAJA de Cuenca, Manuel Torrero.

En cuanto a los leñosos la falta de agua tiene consecuencias tanto para el viñedo –con 87.000 hectáreas- como para el olivar –con 37.000 hectáreas- que necesitan reservas de agua en el suelo para alcanzar las producciones y calidad habituales.

La escasez de agua puede tener otros efectos colaterales como el gasto ocasionado a los ganaderos que tienen que recurrir a comprar pienso con el consiguiente aumento de los costes.

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