José Martí cumple un año al frente de la Diputación de Castellón, el triunfo del municipalismo del PSPV pese a José Bono

Sueras, 600 habitantes. Vila-real, 50.577 habitantes. La pugna interna en el PSPV por presidir la Diputación de Castellón enfrentó a dos alcaldes socialistas de dos municipios totalmente diferentes, José Pascual Martí y José Benlloch. Pero también a dos maneras de entender el partido. Aunqu como pocas veces ocurre, el proyecto pequeño, que no menor, consiguó imponerse al grande, que además tenía colateralmente el apoyo de la dirección autonómica y hasta de un prohombre del socialismo español, el exministro José Bono, quien no dudó en apretar hasta última hora en la dirección federal por su candidato. Como cuando Pedro Sánchez consiguió tumbar a todo el aparato del partido.

Heace dos semanas José Pacual Martí cumplió un año al frente de la Diputación de Castellón. El primer presidente de la institución provincial no regidor en Castellón de la Plana. Filósofo de formación, profesor de profesión y político de larga trayectoria en el PSPV-PSOE, se hizo cargo de una institución que el PP manejó durante más de dos décadas en las que dejó una impronta de corrupción y clientelismo, especialmente durante la etapa de Carlos Fabra como presidente. Pero el camino no fue fácil, sobre todo a nivel orgánico.

Y es que la apuesta de la dirección provincial era la de Martí. También la de los nuevos alcaldes y alcaldesas jóvenes que conquistaron importantes plazas, como l'Alcora, Vall d'Uixó, Onda, Almassora o Vinarós, tras el gran cambio progresista de 2015. Pero la dirección autonómica tenía otros planes, que consistían en influir en el nombramiento de los diputados provinciales, incluido el alcalde de Vila-real que quería aspirar a la presidencia de la Diputación de Castellón. Benlloch, también un joven alcalde, gobierna con holgura -esta es su tercera legislatura- en la segunda ciudad más importante de las comarcas castellonenses.

La propuesta de diputados de la dirección provincial se topó con la oposición de tres direcciones comarcales, que recibieron el apoyo de la dirección de país. Una carta del secretario de Organización, José Luis Ábalos, en plena pugna y en la que explicaba a los afiliados cómo deben ser los procesos, desactivó la revuelta interna en Castellón y dejó vía libre a que la propuesta de la dirección provincial llegara a la dirección federal.

Allí, hubo modificaciones y cambios en la propuesta por las peticiones de la dirección del PSPV. Hasta se produjo la intermediación del exministro José Bono, quien hasta última hora intentó que José Benlloch acabara siendo designado candidato del PSPV a presidente la Diputación de Castelló. El enfrentamiento entre 'sanchistas' y 'susanistas' se trasladó a la pugna entre la opción más municipalista y la de una gran ciudad. Aunque fuentes de la dirección de país explican que Ximo Puig no tenía problemas con Martí, a quien conoce desde hace años, sino que la intención era influir en la nominación de diputados provinciales. De hecho, apuntan, querían a Benlloch como diputado pero no de presidente.

Esta fricción ha dejado un curioso panorama de equilibrios de poder interno en la provincia por la que el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, se presenta como candidato a la Generalitat. Una dirección liderada por Ernest Blanch descontenta con las “injerencias” y a la que se van sumando cargos públicos que se consideran abandonados. Por su parte, las primarias en las que Pedro Sánchez fue elegido secretario general del partido también han condicionado esta posterior pugna. De hecho, importantes cargos como la alcaldesa de Castellón, Amparo Marco; la exconsellera de Territorio, María José Salvador; o el secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, se desmarcaron de la línea que marcaron desde la dirección de país y ahora dan, en mayor o menor medida, apoyo a las propuestas de la dirección provincial.

Desde la dirección del PSPV consideran que hay una relación de “normalidad” entre las dos direcciones y consideran estratégica la posición de Martí. “Sin una diputación socialista habría sido imposible aprobar los fondos de cooperación que la Diputación de Alicante boicotea y las de Valencia y Castellón apoyan”, apuntan.