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Los partidos del Pacto del Botánico tendrán que reunirse para reconducir la negociación de los presupuestos de la Generalitat Valenciana

Los miembros del Gobierno valenciano antes del último pleno del Consell.

Laura Martínez

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Se suele decir que en un gobierno existen dos departamentos: Hacienda y el resto. Quien reparte el dinero y quien lo ejecuta. La máxima, broma habitual en corredores cuando se trata del reparto de fondos, comienza a perder vigencia en los gobiernos multicolor. ¿A quién corresponde marcar las prioridades presupuestarias, que son la forma de plasmar los compromisos de un gobierno, en un Ejecutivo de coalición? Hasta la fecha, en el Gobierno valenciano la Conselleria de Hacienda negociaba las partidas departamento a departamento hasta conseguir cuadrar los números. El equipo del socialista Vicent Soler recorría las sedes palaciegas puerta a puerta hasta dejar a sus homólogos, de tres colores políticos distintos, satisfechos y con las cuentas cerradas. Toda negociación conlleva un tira y afloja y es fuente de conflictos, pero el incendio provocado por las cuentas de 2021 aún mantiene vivas las ascuas.

Los últimos presupuestos de la Generalitat Valenciana, los primeros de la recuperación, derivaron en un choque entre la Conselleria de Hacienda y la Vicepresidencia que dirige Mónica Oltra que evidenció que la fórmula de negociación estaba caduca. La titular de Compromís acusó al socialista de haber presentado unas cuentas que no eran las pactadas respecto a su departamento y el conseller de Hacienda tuvo que presentar una extensísima corrección de errores y comprometerse a introducir las cuantías pactadas en las cuentas públicas. Los pulsos entre departamentos se habían llevado hasta el extremo convirtiéndose en un mataleón: una técnica de combate por la que uno somete a su contrincante mediante la obstrucción del riego sanguíneo. De tanto apretar, los combatientes terminaron extenuados.

Para evitar otro conflicto en el cuadrilátero, dos de las tres patas del Gobierno del Botánico han intensificado la presión en las últimas semanas para abordar una negociación conjunta de las cuentas públicas. Compromís y Unides Podem quieren tener mayor presencia en las líneas que trasladan sus compromisos de legislatura, no resignarse a lo que los socialistas plantean a través de Hacienda. Ya en el último seminario de Gobierno, celebrado este julio, Iniciativa, el partido de Oltra insistió en hablar de presupuestos. El pasado sábado su máximo organismo volvió a insistir en convocar a todos los partidos firmantes del Pacto del Botánico para abordar las cuentas públicas, las primeras que incluirán la inyección de capital europeo. Hasta la fecha, no ha habido convocatoria formal para abordar ese debate.

Los máximos representantes institucionales de Compromís y Unides Podem, Mónica Oltra y Héctor Illueca, solicitaron sendas reuniones con Vicent Soler para abordar las negociaciones antes de comenzar los cálculos. Todo parecía ir bien hasta que a última hora se desconvocó el primer encuentro en un sonado plante de la vicepresidenta al conseller. El segundo, previsto para el mediodía de este jueves, se ha mantenido porque, en palabras del recién nombrado vicepresidente segundo, “las formas en política son fundamentales”.

Ante este nuevo frente, que los valencianistas consideran una ofensiva de sus compañeros de coalición, Compromís reclama una reunión de la comisión de seguimiento del acuerdo del Gobierno, que lleva meses sin convocarse. En concreto, la última reunión se produjo el 2 de diciembre de 2020 para apagar el incendio presupuestario y exigir al presidente de la Generalitat, Ximo Puig, que el Gobierno de coalición volviera a operar como una coalición. Los valencianistas han vuelto a trasladar en conversaciones informales esta exigencia a los socialistas, una fórmula que los morados también suscriben. Illueca, sin referirse concretamente a la mesa de seguimiento, abogaba este jueves por abordar “un debate de carácter general entre socios en los que poder hablar de prioridades”, un debate “a tres bandas”, “transversal, constructivo y en común”. El representante de Unides Podem considera necesario marcar las prioridades en los presupuestos de recuperación entre todas las sensibilidades que componen el Ejecutivo: “Las grandes prioridades no pueden abordarse de una manera fragmentaria porque forman parte de un proyecto común y de una discusión política que un gobierno de verdad no puede permitirse el lujo de no tener”.

El conseller de Hacienda restaba importancia a la cita cancelada y expresaba que su deseo es el de reunirse con la vicepresidenta para marcar las líneas políticas. “Yo lo que tenía muy claro es que era ella la primera con quien tenía que tener una reunión política (...) quiero trabajar políticamente con la vicepresidenta con la misma intensidad con la que hoy he hablado con el vicepresidente”, afirmaba tras el encuentro con Illueca. “Estamos en la cuenta atrás (de los presupuestos) y no habría que perder ni un solo día”, por lo que ha considerado que “los grandes debates políticos se tienen que tener lo más pronto posible”, ha añadido.

Del mismo modo que el conflicto de los pasados presupuestos no fue por el hecho de que faltaran 55 millones de euros, las diferencias entre Hacienda y Vicepresidencia no son una mera cuestión de agenda, sino que se enmarcan en el distanciamiento entre los palacios desde los que se gobierna la Generalitat Valenciana. El adelanto electoral con el que Ximo Puig sorprendió a sus socios generó una fractura con la vicepresidenta que no se ha curado, que se agravó con la gestión de la pandemia -en la que el dirigente socialista adquirió tal protagonismo que ensombreció al resto de formaciones de la coalición que lo llevó al Palau- y siguió provocando heridas con la elaboración de las cuentas públicas y la presentación de los proyectos que optan a los fondos europeos. El incendio trató de apagarse con la reunión de todos los partidos, pero la fatiga pandémica parece haber congelado la relación entre los dirigentes. Por el momento, ni Vicepresidencia ni Hacienda han movido ficha. La comisión de seguimiento del Pacto del Botánico tendrá que intervenir para abordar el deshielo de las negociaciones.

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