La rebelión valenciana contra Coca-Cola
La decisión de Coca-Cola de cerrar 4 plantas de producción –entre ellas, de la Alicante- y despedir a buena parte de su plantilla en España (750 trabajadores, entre ellos 111 en Alicante y 87 en Valencia) ha soliviantado a sus empleados y buena parte de la sociedad valenciana.
Los trabajadores de Alicante, en huelga indefinida contra el cierre de la planta, han denunciado ante la inspección de trabajo las coacciones de la dirección para parar la protesta y el uso de alternativas, un “grave ejemplo de esquirolaje”, para garantizar la distribución de las bebidas.
Los afectados por los despidos parecen no estar solos. Según la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Alicante, varios establecimientos de Alicante habrían optado, a título individual, por boicotear a Coca-Cola y servir productos de la competencia. De momento, la huelga no ha conseguido parar la distribución de Coca-Cola, que se sigue desarrollando con relativa normalidad.
La protesta de los partidos de la oposición tampoco ha surtido efecto, de momento. El PSOE e Izquierda Unida, tanto a nivel estatal como valenciano, han anunciado iniciativas parlamentarias y de otra índole para intentar parar o amortiguar el impacto de los despidos. “No es comprensible que una empresa con estos márgenes termine despidiendo trabajadores y cerrando plantas”, ha dicho el diputado Ricardo Sixto, de IU.
Coca-Cola ganó 900 millones en España, de ellos, 137 en su planta de Alicante, aunque en realidad la multinacional estadounidense ni fabrica ni embotella la bebida en España. De entrada, ofrece despidos con una indemnización de 30 días por año trabajado con un tope de 18 mensualidades para los 750 trabajadores a despedir. El ERE presentado contempla otras 500 prejubilaciones.
