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Expertos valencianos advierten de que hay que diferenciar los problemas de ansiedad y las ideas suicidas entre los adolescentes

Depresión.

Laura Martínez / Carlos Navarro Castelló

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“Hemos detectado una tendencia ascendente desde el año 2018, que se dispara a partir de 2021, tras la pandemia, de consultas relacionadas con salud mental entre adolescentes de entre 12 y 16 años, tanto en atención primaria como en urgencias. En la mayoría de casos se trata de temas relacionados con ansiedad o trastornos de conducta, pero también con autolesiones, que es diferente a los intentos de suicidio reales. Es importante separar ambos conceptos porque las autolesiones o ideas de muerte son una forma de expresar un malestar, pero no significa que en todos esos casos haya un deseo real de quitarse la vida”.

El coordinador de la oficina de salud mental de la Conselleria de Sanidad, Francisco Pérez, y la psiquiatra infantil Nuria Yáñez, muestran su preocupación por la tendencia al alza de los problemas de salud mental y malestar emocional de los adolescentes, unas situaciones cuyas causas reconocen que en estos momentos no tienen plenamente identificadas con estudios concluyentes. Sin embargo, desde su experiencia profesional coinciden en algunos aspectos que pueden originar este aluvión de consultas: “En nuestra opinión puede estar relacionado con factores sociológicos y con las nuevas formas de relacionarse a través de las redes sociales, las cuales se potenciaron con la pandemia. En este tipo de interacciones sociales el impacto de las opiniones de los otros en una etapa la vida como es la adolescencia puede tener importantes consecuencias”.

Los psiquiatras apuntan a los condicionantes socioeconómicos como un agravante de estos casos, ya que “en familias con un nivel económico más bajo la pandemia ha generado muchos problemas y eso también ha podido afectar”. En definitiva, “se trata de un conjunto de factores que habrá que estudiar con el tiempo” y aconsejan pedir ayuda si las familias detectan en estas franjas de edad “un cambio de comportamiento que sea continuado en el tiempo en el sentido de aislarse en las relaciones con familiares o amigos”.

Los casos detectados en las aulas valencianas avalan las opiniones de los expertos. Los centros educativos se han convertido en uno de los espacios en los que saltan las alarmas, dada la formación del profesorado. El curso pasado se registraron 1.600 conductas relacionadas con el fuerte malestar emocional, entre conductas autolíticas, ideación y tentativas de suicidio. La detección de estos casos se ha multiplicado por cuatro desde que se detallaran en el registro de incidencias en 2018, una cuestión que tiene en alerta a la Conselleria de Educación, volcada en la detección temprana y en la prevención. Estas conductas afectan al 0,2% del alumnado y son multicausales: opera el ambiente escolar, el familiar, si se da acoso o situaciones de violencia, el propio historial emocional del alumno y las cuestiones psicológicas o las enfermedades mentales.

Las medidas de prevención de las conductas relacionadas con el suicidio comenzaron a incrementarse hace cinco años y a raíz de la pandemia se han ido actualizando, incorporando nuevos informes, protocolos y la coordinación con otros recursos de Educación, Sanidad y Políticas Inclusivas. En 2018 se modificó el registro de incidencias para detectar casos diferenciados de acoso, ciberacoso, conflictos y desgranar las tentativas de suicidios y autolesiones. Desde entonces se han publicado guías de trabajo y protocolos para profesores y el profesorado de todos los centros que reciben fondos públicos se forma en detección y prevención de las conductas suicidas.

Las incidencias se enmarcan en una tendencia global, un aumento del malestar generalizado y de la detección de los problemas de salud mental más graves, unas manifestaciones de sufrimiento que se concentran en la población más joven. Las conductas autolíticas detectadas por los centros educativos no se producen necesariamente en las aulas, matiza Educación, sino que “se detectan comportamientos en el contexto vital de los adolescentes, que el personal educativo considera que se tendrían que abordar y tratar para ayudar desde varios frentes sociales a tratar y ayudar en cada caso”.

La consellera de Educación, Raquel Tamarit, a raíz de la situación en el instituto la Moreira de Mislata, cuyo equipo directivo ha dimitido por no tener recursos para gestionar 15 casos de riesgo de suicidio, afirmó recientemente que por parte de su departamento se están dotando recursos, pero existe un problema de salud mental que se tiene que abordar de forma coordinada.

Formación al profesorado y alumnado

Uno de los aspectos en los que Educación, Sanidad y Políticas Inclusivas ponen el foco es en la formación afectivoemocional. Desde este curso los alumnos de secundaria de los centros públicos valencianos reciben talleres, charlas y jornadas específicas para prevenir y abordar las conductas suicidas. A través del programa Imprescindibles, elaborado con psicólogos clínicos, se realizan talleres con los alumnos de segundo y cuarto de la ESO para trabajar las emociones, buscando que el alumnado se sienta relevante y sea capaz de abordar cuestiones ligadas al desarrollo de la vida. A los profesores, con quienes se trabaja previamente para detectar si hay casos de acoso o qué dinámicas operan en el aula, se les aporta una guía de actuación para que los educadores profundicen el trabajo socioemocional durante las tutorías. El programa contempla debates y diálogos en torno a situaciones cotidianas o problemas concretos que hayan tenido los alumnos y pretende trabajar los aspectos de superación de dificultades.

Observatorio de la convivencia

Siguiendo la línea de coordinación entre administraciones, el Consell formalizó la pasada semana la creación del Observatorio de la Convivencia, que surge del decreto de igualdad y convivencia en el Sistema Educativo valenciano. El Observatorio es un órgano colegiado de deliberación, asesoramiento y participación que está integrado por personas vinculadas a las áreas de las consellerias de Educación, de Igualdad y Políticas Inclusivas, de Justicia y de Sanidad; así como las administraciones locales, personalidades de prestigio y representantes de entidades sociales y ONG dedicadas a la protección de la infancia, la defensa de los derechos de las personas LGTBI, los menores con diversidad funcional y los derechos de la población gitana y la población migrante, o de origen migrante.

También está representada en el Observatorio la comunidad educativa a través del Consejo Escolar Valenciano, las asociaciones de madres y padres de alumnos, el profesorado, el alumnado y los equipos directivos de los centros docentes; los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, la Fiscalía de Menores y los medios de comunicación.

Comisión contra el acoso escolar

Entre las 50 propuestas de la comisión de estudio contra el acoso escolar de las Corts Valencianes, aprobadas en el último pleno, se encuentran una serie de medidas para abordar el malestar colectivo. La primera es realizar pruebas semestrales para medir la situación emocional del alumnado, de forma individual y colectiva.

“La mejora de la convivencia y la cultura de la no violencia en la infancia requiere un cambio metodológico en el propio sistema educativo”, para que se base en “la cooperación, la tutoría entre iguales, la ayuda mutua, y en un aprendizaje fundamentado sobre la inquietud y el interés del alumnado”, apunta el dictamen de la comisión.

Los parlamentarios, asesorados por medio centenar de comparecientes y expertos, abogan por un tratamiento conjunto de los problemas emocionales de los alumnos, un cambio de valores educativos, acciones encaminadas a actuar sobre las bases de la violencia y contar con el protagonismo del alumnado.

Teléfonos de ayuda:

  • Teléfono de la Esperanza: 717 003 717
  • Emergencias: 112
  • Asociación Barandilla: 91 18 53 85
  • Teléfono Contra el Suicidio: 911 385 385
  • Ayuda a personas con riesgo suicida: 024
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