Dos caminos para el nuevo modelo turístico: patronal y kellys enfrentan su visión en las Corts Valencianes

“El turismo de masas tiene que volver”. Es la respuesta del responsable de Hosbec, Toni Mayor, ante el debate sobre un modelo sostenible. El portavoz de la patronal hotelera de Benidorm, expresaba los argumentos de varios sociólogos del urbanismo, que consideran que el modelo de esta ciudad, repleta de torres y rascacielos, es más sostenible que la dispersión urbana. “La densidad es lo más sostenible. La ciudad compacta”, señalaba para justificar su afirmación en la comisión de reconstrucción de las Corts Valencianes. 

Cierto es que hay trabajos que respaldan el concepto de ciudad vertical y la concentración como menos dañino para el planeta, como se recoge en el libro Ensayo y Error Benidorm, en el que la editorial Barret reúne a urbanistas, arquitectos o periodistas para reivindicar la ciudad más allá de lo kitsch. Mayor cree que hay que potenciar las peatonalizaciones en las ciudades y que los turistas deben estar más distribuidos para que no se concentren en uno o dos puntos, poniendo el ejemplo de Barcelona.  El turismo de masas es la contraposición de Hosbec al turismo de “cuatro marqueses”, una idea que podría sonar a democratización de las vacaciones. 

A esta definición se aferra Toni Mayor para pedir al Gobierno mayor laxitud en las medidas de seguridad, una bajada de IVA mientras dure la pandemia, más aforos, reducir la distancia de seguridad a un metro, especialmente en los pubs o una prórroga de la exención de pagos a la Seguridad Social por parte de las empresas. Políticas “valientes”, ha calificado en varias ocasiones, para hacer frente a la bajada de ingresos.

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Hosbec pide al Ejecutivo que prorrogue los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) que finalizan en junio, pese a que comienza la temporada alta del sector -que inevitablemente se verá afectada por la pandemia- y un plan de activación para el mercado británico, el turista por excelencia en España, al que los hosteleros miran con temor desde el Brexit. “Es el mejor cliente de todo el año”, recordaba Mayor.

Sobre la higiene y la seguridad en las instalaciones hoteleras, el responsable de la patronal ha dedicado un minuto en su primera intervención a hablar del personal. “Tenemos un personal cualificado y competente de puertas para adentro. En estos meses no nos hemos olvidado de la formación profesional para adaptarlo a todo del personal”, expresaba. “Este momento demanda un nuevo modelo de atención y cuidado de los clientes, además de los cursos y protocolos necesarios para que todo el personal lleve a termino su actividad de la forma más segura posible. Nuestros trabajadores también forman parte del capital de la reconstrucción turística y sobre su implicación recae parte de nuestro futuro”, enunciaba el representante de la patronal.

Casi una hora después, se sentaba en el mismo lugar Yolanda García, portavoz del colectivo de las Kellys de Benidorm. La camarera de piso había comparecido la pasada semana en la comisión de reconstrucción del Congreso y repetía sus reivindicaciones ante las Corts Valencianes.

La visión de la patronal y de las trabajadoras de la limpieza dista mucho de ser homogénea. El turismo parece un mundo distinto en función de cada perspectiva. García ha centrado su discurso en las pésimas condiciones laborales de las camareras de piso -avaladas por la Inspección de Trabajo y el Instituto Valenciano de Seguridad y Salud en el Trabajo (Invasat)- y ha denunciado que algunas compañeras fueron despedidas en los días previos a la declaración de la pandemia, quedando fuera de los ERTE.

La formación que señalaba Mayor ha sido enmendada por la portavoz de las Kellys, que alertaba de riesgos para la salud de la carga de trabajo. “La formación que hemos recibido online nos dice que tenemos que usar productos desinfectantes, guantes y mascarilla. Sí, se habla de cómo sacudir las sábanas, de dejar el uniforme en el hotel para no lavarlo en casa... Pero no se habla en esos protocolos de la carga de trabajo; esa carga de trabajo nos está enfermando, debe disminuir y queremos que [la reducción] sea de obligado cumplimiento”, reivindicaba García, recordando que, de media, deben limpiar -y ahora desinfectar- 25 habitaciones por jornada. 

Entre líneas, la portavoz planteaba una cuestión fundamental: ¿Puede ser seguro un hotel sí de esa seguridad se encarga personal en condiciones de precariedad? Por ello piden “que los procedimientos y ritmos estén medidos [en los planes de prevención]. La limpieza de habitaciones tiene que ser mas exhaustiva, no podemos seguir con 25 habitaciones de media por cada 6 horas”, insistía la portavoz del colectivo.

Como ya hizo en el Congreso, García retomó el mapa de la riqueza: la renta per cápita más baja de la Comunitat Valenciana está en la Vega Baja y en las dos Marinas, que se dedican fundamentalmente al turismo, “¿Qué pasa para que las trabajadoras no podamos sobrevivir dos meses sin cobrar? ¿Qué falla? Este modelo no es sostenible socialmente a largo plazo”. “¿Qué camino queremos seguir,  la reconstrucción de lo viejo o la renovación hacia una igualdad social? No podemos ni vamos a consentir pagar una crisis más”.