Cómo hacer tu propia leche vegetal

Foto Lisa Redfern

Eva San Martín

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Las leches vegetales, o para los puristas, bebidas vegetales, nunca han sido tan populares. Es un alivio para el planeta: la producción de lácticos de origen animal como la leche, el queso, el helado y el yogur genera casi el 4% de las emisionesglobales que calientan el planeta. 

Y el CO2 liberado a la atmósfera para producir un litro de leche de vaca semidesnatada (1,67 kilos de CO2) supera con creces el emitido por otro vegetal, digamos de almendra: 360 gramos, como te contábamos en este artículo que analiza por qué la mejor leche para el planeta es vegetal. Sobre todo, si la haces en casa. 

La buena noticia: no necesitas las leches vegetales del súper. Si elaboras tu propia leche de avena, almendras o nueces en casa verás que es más sencillo de lo que imaginas. Y como te evitas el envase, recortas más tu huella sobre el planeta

“No podemos cultivar soja o almendras de forma industrial y pretender que la leche vegetal resulte sostenible; esto sin contar con el tetrabrik, con múltiples capas, papel-cartón, plástico y aluminio, muy difícil de reciclar”, afirma Julio Barea, responsable de la campaña de residuos de Greenpeace España. 

Supongamos que bebes siete litros de leche al mes: siete briks menos. Y mientras que la elaboras, también ahorras dinero: 50 gramos (g) de copos avena ecológica te bastan para obtener 750 mililitros (ml) de bebida; al coste de unos 13 céntimos, diez veces menos que la envasada. El proceso es básicamente el mismo para todos los tipos de grano, y no necesitas ningún artilugio caro. 

1. Leche de avena 

La leche de avena es la más barata y la que se prepara en menos tiempo; y resulta una buena alternativa cuando tienes alergia a los frutos secos. Si le añades un poco de canela, de miel, una cuchara de aroma de vainilla o dos cucharaditas de aceite de oliva, además tendrá un toque dulce. Pero también puedes hacer la versión sencilla, y solo añadirle un poco de sal. 

Para obtener unos 750 ml, pon a remojo en agua fresca 50 g de avena dentro de la nevera. Aunque no necesitas pesar nada: usa algo menos de una taza para hacer un litro, y el resultado te saldrá igual de bien. Hay quien lo deja media hora a remojo. 

Pero si tienes prisa no te apures: te sobra con tenerla en la encimera a remojo unos minutos. Y triturarlo todo en una batidora de vaso durante dos minutos. Para facilitar la mezcla, al principio no introduzcas toda el agua; e incluye un poco de sal cuando añadas el resto. 

Cuélala: puedes usar un filtro de tela (estopilla) y empujar con una cuchara para que salga todo el líquido. O, más sencillo, usa un colador grande de rejilla fina. Si eres escrupuloso, cuélala varias veces, incluso cuatro. ¡Ya la tienes! Mete tu leche en una botella de cristal reutilizable, y guárdala en el frigorífico. ¿Qué hacer con la pulpa? Puedes usarla para cocinar hamburguesas vegetales, hacer tortitas, espesar salsas o añadirla al muesli. 

2. Leche de almendra 

La leche de almendra seguramente sea las más cremosa. Y puedes utilizar el mismo método para obtener leche de otros frutos secos, como las nueces o los anacardos. Aunque la receta es básicamente la misma; necesitas tener tus almendras en remojo durante al menos seis horas (aquí no hay atajos). 

Barea nos explica cómo la preparan en su casa: “Usa entre 100 y 200 g de almendras crudas no tostadas, con piel o sin ella, para obtener 1l; y déjalas en remojo en la nevera toda la noche; después las enjuagas, y las metes en una batidora de vaso con 1l de agua.” La mezcla enseguida blanquea, aunque tenga la piel (hollejo); pero hay que triturarlo bien, dos o tres veces. Y la cuelas. 

“Cuanto más fino sea el colador o tamiz mejor porque recuperas más pulpa”, incide. Barea usa esta pulpa para hacer bizcochos u otra receta, o para hacer leche otro día más. “En este caso, en lugar de 1l de agua, puedes usar medio para que salga más espesa”, aconseja. En la nevera, dentro de un bote con tapa, la leche dura entre dos y tres días. 

3. Leche de arroz

No puede competir ni en sabor ni en cremosidad con las dos anteriores porque no es tan aromática, y sí mucho más líquida. Pero si tienes una intolerancia, resulta una alternativa vegetal estupenda. Y puedes usar la misma receta para obtener leche a partir de otros granos duros, como las semillas de soja. 

Para hacerla más deliciosa, añade dos cucharaditas de canela, un puñado de dátiles deshuesados o un par de cucharadas de miel o sirope. Barata y sencillísima de elaborar. Llena de arroz un tercio de una taza, mejor si es integral (unos 90 g) para preparar 1l. Pon el arroz en un cazo con una taza y media de agua (unos 450 ml) y hiérvelo durante cinco minutos. 

Después cocínalo a fuego lento otros 45 minutos más, tapado. El arroz tiene que reblandecerse, pero no pasarse. Durante la cocción hay remover sin que se acabe el agua. Déjalo enfriar, y mézclalo con tres tazas de agua fresca, y el edulcorante que escojas. Tritúrala en la batidora de vaso hasta obtener una mezcla sin grumos. Cuélala. ¡Lista!

En los tres casos, antes de consumirlas, agítalas muy bien para mezclar el contenido. Esto le añade una textura cremosa, en especial a la leche de almendras, difícil de superar. Lo último que tienes que recordar: los lácteos contienen nutrientes, como el calcio y proteínas que son importantes para los tus huesos y músculos. Revisa tu dieta si vas a reducirlos, para asegurarte de que los obtienes con otros alimentos. 

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