¿Tienes la piel seca? Estas son las causas y así puedes prevenirla

Piel seca

Marta Chavarrías

0

La piel es el órgano más extenso del cuerpo humano y nuestra principal barrera de protección frente a amenazas ambientales externas. De forma natural, la piel tiene un complejo sistema en cuanto a hidratación gracias al trabajo de miles y miles de glándulas sebáceas estructuradas que la mantienen perfectamente hidratada: la epidermis cuida la elasticidad, la cohesión celular y el buen funcionamiento de la pigmentación.

Piel seca, cuando se pierde agua de forma excesiva

En una piel seca, el nivel de lípidos y ácidos grasos es menor al de una piel normal, por lo que se pierde con más facilidad el agua que ella misma produce. Nuestra barrera cutánea deja de tener la capacidad de retener el agua que albergamos de forma natural. Cuando esto ocurre, la piel se vuelve tirante, rugosa y áspera.

Como avisa la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV), son varios los motivos por los que esto puede pasar. En ocasiones, la falta de grasa y agua está provocada por hechos externos como la sequedad climática, el nivel de humedad, las temperaturas extremas (tanto altas como bajas), el viento o la radiación ultravioleta.

Pero también hay otras causas. Como advierte Montse Arboix, experta en enfermería comunitaria y socia del Grupo Nacional para el Estudio y Asesoramiento en Úlceras por Presión y Heridas Crónicas (GNEAUPP), “el lavado excesivo con jabones agresivos o agua muy caliente; el envejecimiento –por la disminución de la grasa natural de la piel (sebo)–; la predisposición genética; sufrir alguna enfermedad como dermatitis atópica, psoriasis o diabetes o algunos medicamentos como los usados para el acné o algunos diuréticos para fomentar la excreción de orina” también pueden favorecer tener la piel seca.

Cómo es una piel seca y qué consecuencias tiene

Como ya hemos comentado, una piel muy seca tiene la barrera protectora debilitada porque pierde la humedad natural. Cuando esto ocurre, lo primero que solemos notar es “una sensación de tirantez, de sentirla apretada, sobre todo después de lavarnos la cara o algunas partes del cuerpo”, reconoce Arboix. Pero también pueden aparecer otras señales como:

  • Descamación: un efecto común de la piel excesivamente seca es el debilitamiento de la capa superficial de la piel, lo que puede dar lugar a la aparición de pequeñas escamas ásperas sobre la superficie de la piel que se desprenden si frotamos o rascamos.
  • Irritación y enrojecimiento: cuando la piel pierde mucha humedad y presenta una sequedad extrema, se arruga y desarrolla una textura áspera. También puede haber enrojecimiento en la piel, con una sensación de ardor y dolor. Esto aparece sobre todo en aquellas partes donde es más sensible o fina. Esta sensibilidad aumentada provoca que se vuelva más reactiva a algunos cosméticos.
  • Picor: la sequedad de la piel se debe a una alteración de la barrera epidérmica. En la piel existen fibras sensoriales que pueden ser sensibles a la alteración de la barrera cutánea. Además, la piel seca se desescama con más facilidad y aflora la dermatitis atópica.
  • Pérdida de brillo: una piel seca luce apagada, sin brillo. 
  • Grietas o fisuras: en los casos más severos pueden aparecer grietas o fisuras en la piel, sobre todo en los nudillos y, en verano, en la zona del talón.

En consecuencia, una piel seca es más “proclive a sufrir lesiones dérmicas que pueden desembocar en infecciones cutáneas”, admite Arboix. Además, es más propensa a desarrollar reacciones inflamatorias al contacto con sustancias irritantes y alérgenos. 

En las personas mayores, cuya piel ha perdido buena parte de su función de barrera (es más frágil y delgada), “la piel reseca las hace más vulnerables a que pequeñas lesiones (rascadas o golpes) les provoquen heridas que cicatricen con dificultad”, reconoce la experta.

Cómo prevenir la piel seca y mantenerla hidratada

Para muchas personas, tener la piel seca no responde a un motivo genético sino más bien a ciertos hábitos modificables que deben adaptarse a cada persona y a cada momento del año. Para cuidar una piel seca, es importante mantener ciertas rutinas bajo control:

  • Hidratar bien la piel: para cuidar la piel y mantenerla hidratada es importante empezar haciéndolo desde dentro, con una alimentación rica en frutas y verduras y limitada de grasas de origen animal, la ingesta de agua, así como evitar el estrés y el sedentarismo, realizar ejercicio físico y evitar hábitos tóxicos como el tabaco y el alcohol. 
  • Evitar el exceso de higiene: se trata de uno de los principales errores que cometemos, que suelen alterar la capa superficial de la piel y hacen que esta no tenga el buen aspecto que tendría que tener. “No hace falta frotarse excesivamente con jabón todos los días, ni usar jabón en cada ducha a excepción de zonas como genitales, zona interglútea, axilas y pies”. Para Arboix, “la ducha mejor con agua tibia y de corta duración”.
  • Evitar jabones agresivos y todo tipo de productos perfumados, que suelen quitar la grasa de la piel que forma el manto lipídico protector. “Usar jabones con bajo poder detergente, que sean suaves y sin sulfatos ni exceso de fragancias” es muy importante, admite Arboix.
  • Usar productos humectantes hasta su total absorción.
  • Usar con moderación los productos con base alcohólica para las manos porque resecan mucho la piel. Si su uso es imprescindible, es recomendable hidratar las manos de forma frecuente.
  • Proteger la piel de las inclemencias: es importante cuidarla tanto del frío y el viento como de los rayos del sol. Por tanto, es importante usar fotoprotección, ya que un exceso de rayos solares seca la piel, lo que ayuda a la descamación. Es muy importante usar cremas con factor solar adecuado al tipo de piel y al tiempo de exposición y repetir la aplicación tantas veces como sea necesario. 

Es esencial “adaptar estos consejos a cada situación ya que cada persona puede tener distintas necesidades para el cuidado de la piel”, advierte Arboix. En el caso de que los síntomas persistan o empeoren, la experta aconseja consultar con el médico de familia o un dermatólogo para “obtener un diagnóstico y el tratamiento adecuado”.

Si no te quieres perder ninguno de nuestros artículos, suscríbete a nuestros boletines

Etiquetas
stats