Ni afecta solo a niños ni mejora con el agua: seis mitos sobre la dermatitis atópica explicados por dermatólogos

Mitos sobre la dermatitis atópica.

Inés Aguerri Alonso

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Inflamación, picor, sequedad, lesiones eccematosas… Estas palabras seguro que resultan muy familiares a aquellas personas que sufren dermatitis atópica, una enfermedad inflamatoria crónica de la piel caracterizada por estos y otros síntomas, que cursan normalmente en forma de brotes.

Las causas pueden ser varias, ya que es una enfermedad multifactorial. Puede deberse a factores genéticos, alteración de la inmunidad, disfunción de la barrera epidérmica o factores ambientales, encontrando entre estos últimos algunos como el cambio de temperatura, la exposición a irritantes, las alergias y el estrés.

La dermatitis atópica es más común de lo que creemos. Como explica Maribel García Briz, dermatóloga del Instituto Médico Ricart, a elDiario.es: “Se presenta entre el 5 y el 20% de la población, aumentando su incidencia de forma exponencial durante las últimas décadas en los países industrializados”.

A pesar de que es una enfermedad que padecen alrededor de 1,5 millones de personas en España, siguen existiendo muchas dudas sobre ella por parte de la población, que en ocasiones derivan en mitos y falsas creencias sobre su naturaleza. Resolvemos de algunos de ellos.

“La dermatitis atópica solo la padecen los niños”

Al contrario de lo que muchas personas piensan, los adultos no están exentos de sufrir esta enfermedad. Como explica el dermatólogo Carlos Durán: “La dermatitis atópica afecta a entre el 10 y el 20% de los infantes y entre el 1 y el 3% de los adultos”.

Además, como añade el también dermatólogo Alex Docampo, de Gavin Dermatólogos: “No es extraño ver a pacientes que no han tenido dermatitis atópica en la infancia y la desarrollan en la edad adulta”.

Aun así, está claro que es una enfermedad mucho más común en la infancia. De hecho, “en cuanto a los niños, hasta el 85% de los casos se diagnostican en la infancia temprana, antes de los cinco años”, explica Maribel García, ya que son más sensibles a agentes externos.

“La dermatitis atópica tiene cura”

“Es cierto que por ahora no hay ningún tratamiento que la cure para siempre, pero cada vez disponemos de más tratamientos que nos permiten controlarla en la mayoría de los pacientes”, afirma el Dr. Docampo.

Son tratamientos que requieren un diagnóstico previo por un dermatólogo, que van desde “el cuidado de la piel con emolientes y cremas hidratantes hipoalergénicas, hasta antihistamínicos para aliviar el picor o medicamentos biológicos que en casos severos ayudan a controlarla, entre otros”, añade Carlos Durán.

Con el paso de la edad y la ayuda de tratamientos como los mencionados, “en más del 75% de los casos la dermatitis atópica mejora tras la adolescencia. No obstante, hay casos que no consiguen esta mejoría y continúan teniendo eccemas en la edad adulta o vuelven a tener síntomas tras años sin lesiones”, explica la dermatóloga García.

“La dermatitis atópica es contagiosa”

Es una enfermedad inflamatoria, no infecciosa. Esto quiere decir que “las defensas del paciente se 'descontrolan' y producen más inflamación de la que deberían ante ciertos estímulos, pero no está causada por ningún virus ni bacteria y no se puede contagiar”, anota Docampo. Por lo tanto, no debemos preocuparnos si una persona con dermatitis atópica nos toca, ya que no se puede transmitir de una persona a otra por contacto directo ni por contacto con ropa o toallas ni por el agua o ningún otro medio.

De hecho, este mito tan extendido es uno de los motivos por los que la dermatitis atópica puede provocar un efecto psicosocial en pacientes adultos, alterando sus relaciones interpersonales y provocando rechazo, estigmatización y aislamiento social.

“Ducharse o echarse agua hidrata la piel y mejora la dermatitis”

Es cierto que a priori nos puede parecer que ducharnos alivia el picor y otros síntomas de la dermatitis atópica, pero abusar del agua en las zonas afectadas resulta contraproducente. “Ducharse en exceso se lleva la capa de lípidos que protege la piel, facilitando la aparición de brotes. En lugar de hidratar la piel, la deshidrata”, explica el dermatólogo Docampo. Sobre todo, “puede empeorar el brote si no aplicamos un emoliente tras la ducha, puesto que estamos alterando todavía más la barrera lipídica de la piel. Por ello, solemos recomendar duchas cortas, con agua templada y con una adecuada hidratación posterior”, añade Maribel García.

“Una persona con dermatitis atópica no puede convivir con animales”

Como explica la dermatóloga García, “si no existe una alergia concreta al epitelio del animal, no está demostrado que tener mascota empeore la dermatitis atópica de forma generalizada”. Sin embargo, recalca que existen diversas opiniones al respecto. Por ejemplo, existen estudios como el publicado en The Journal of Pediatrics que demuestran que tener un perro reduce el riesgo de eccema a los cuatro años entre los niños sensibilizados con los perros, mientras que tener un gato aumenta significativamente el riesgo de padecer dermatitis atópica entre los niños con gatos antes de un año de edad.

Aun así, Carlos Durán recalca la importancia de que, en todos los casos, prestemos atención a algunos aspectos clave para minimizar el riesgo de que la dermatitis atópica se agrave en caso de convivencia con un animal: “Es buena idea considerar animales de bajo riesgo como aquellos con pelaje corto o sin pelaje; elegir razas menos propensas a provocar alergias; reducir la exposición a los alérgenos manteniendo a la mascota fuera de la habitación donde dormimos, lavarse las manos y limpiar la casa con frecuencia, cepillar a la mascota con regularidad…”.

Eliminar alimentos curará la dermatitis atópica

Los tres dermatólogos coinciden en la peligrosidad de este mito, ya que no se recomienda eliminar alimentos de forma aleatoria sin un diagnóstico alergólogo previo. “Esto puede generar muchas carencias alimentarias sin que realmente suponga una mejoría para la dermatitis atópica”, anota Maribel García.

Sin embargo, es cierto que esta enfermedad puede estar asociada a ciertas alergias alimentarias. De hecho, como explica Carlos Durán, “se estima que hasta el 30% de los niños con dermatitis atópica también tienen alergias alimentarias, las más comunes son la leche de vaca, los huevos, el cacahuete, el trigo y la soja”.

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