Contrapoder es una iniciativa que agrupa activistas, juristas críticos y especialistas de varias disciplinas comprometidos con los derechos humanos y la democracia radical. Escriben Gonzalo Boye (editor), Isabel Elbal y Sebastián Martín entre otros.
La Corte Penal Internacional ya trabaja en Palestina
La Corte Penal Internacional (CPI) ha anunciado el comienzo de una investigación preliminar sobre supuestos crímenes ocurridos en el territorio del Estado de Palestina. Dedibo a su importancia, la noticia rápidamente se ha extendido a los titulares de todo el mundo. Es el comienzo de una nueva etapa para la Palestina ocupada y para Israel, el ocupante. La esperable histeria israelí guarda relación con el hecho de que una serie de crímenes de guerra y de lesa humanidad -como la colonización y el apartheid, respectivamente- son práctica habitual por parte de Tel Aviv. Lo interesante será ver cómo el mundo se sitúa frente a este nuevo escenario: ¿cambiarán todo el sistema internacional para que a Israel se le siga tratando como una excepción o asumirán por primera vez su responsabilidad?
En la víspera del anuncio de la Corte asistimos al debate abierto que de forma periódica el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas realiza sobre Oriente Medio, incluyendo la cuestión palestina. Fue un momento interesante para poder vislumbrar cómo actuará el Consejo en ese tema. En particular, fue preocupante ver cómo dos países miembros de la Unión Europea como son España y Lituania se referían al acceso de Palestina a la CPI como una medida que “dificulta” las posibilidades de lograr la paz. Vale la pena preguntarse si asegurar la impunidad es hoy en día considerada una mejor fórmula.
Condenar la política de colonización israelí sin tener la voluntad de hacer nada concreto para detenerla es simplemente jugar a más de lo mismo. Es perpetuar una situación que desde el comienzo de las negociaciones hace veinte años triplicó el número de colonos ilegales israelíes en la Palestina ocupada. Hacer “más de lo mismo” es todo lo contrario de lo que propone este nuevo impulso diplomático palestino en la CPI.
Poner a los palestinos de rodillas esperando el resultado de las elecciones israelíes, mientras la mayoría de Europa se paraliza esperando una iniciativa de paz norteamericana que no ha de llegar, claramente no es el camino. Tras la entrada en la CPI está la necesidad de que la comunidad internacional asuma su responsabilidad frente a las graves violaciones a los derechos humanos que se cometen, incluyendo una serie de crímenes que no merecen impunidad alguna. Los países faltan a su responsabilidad cuando, en vez de asumirla y llevar a cabo las acciones que bajo el Derecho internacional deben adoptarse, se esconden detrás de llamadas al “retorno a las negociaciones”, como si éstas y la justicia fuesen antagónicas. La única posibilidad de lograr una paz duradera es precisamente haciendo todo lo contrario: vinculando las negociaciones a dejar de tratar a Israel -la potencia ocupante- como un Estado por encima de la ley.
La respuesta israelí no se hizo esperar. Desde la cínica victimización de Benjamín Netanyahu, quien de forma increíble vinculó la muerte de los cuatro ciudadanos franceses de religión judía en un ataque terrorista con el anuncio de la CPI, hasta el ministro de Relaciones Exteriores Avigdor Lieberman, el colono que llamó a desmantelar la Corte. Téngase en cuenta que la colonización de un territorio ocupado es un crimen de guerra bajo el Estatuto de Roma, con lo que Lieberman, que vive en la colonia de Noqdim, tiene razones de sobra para enfurecerse. La histérica reacción de Tel Aviv tiene que ver con la dificultad que tienen para ser tratados como iguales en un foro internacional donde el veto no existe y las decisiones son vinculantes. La reacción de culpabilidad israelí es tan evidente que su dilema se acrecienta. Israel podría aumentar sus ataques contra los palestinos como lo ha hecho con anterioridad cuando se han adoptado pasos a nivel internacional, pero hoy esos ataques pueden ser documentados e investigados por un tribunal. Lo mejor que puede decírsele a quien tema ir a los tribunales es que deje de cometer crímenes.
El nuevo escenario presentado por la decisión de Palestina de combatir a la ocupación israelí con el acceso a tratados internacionales de derechos humanos ha de ser un gran dilema para gobiernos que preferirían que el liderazgo palestino se contentara escuchando las condenas a las colonias, mientras se da luz verde a Israel para continuar sus políticas ilegales. ¿Qué hará Europa? ¿Seguirán ciertos países refiriéndose al paso tomado por Palestina para lograr justicia como “unilateral” o “provocativo”, o asumirán de una vez por todas su responsabilidad? ¿Nos encontraremos con ciertos países llamando a cambiar el Derecho internacional humanitario para ayudar a la ocupación israelí o serán esos mismos países quienes tomen esto como una oportunidad para forzar a que Israel termine sus actos contrarios al Derecho internacional? El anuncio de la CPI es una gran oportunidad para terminar con el doble estándar y demostrar que Palestina, el último país bajo ocupación militar extranjera, no ha de seguir siendo la excepción a la regla.
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Contrapoder es una iniciativa que agrupa activistas, juristas críticos y especialistas de varias disciplinas comprometidos con los derechos humanos y la democracia radical. Escriben Gonzalo Boye (editor), Isabel Elbal y Sebastián Martín entre otros.