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Sobre este blog

Contrapoder es una iniciativa que agrupa activistas, juristas críticos y especialistas de varias disciplinas comprometidos con los derechos humanos y la democracia radical. Escriben Gonzalo Boye (editor), Isabel Elbal y Sebastián Martín entre otros.

La estrategia de Israel

Xavier Abu Eid

La estrategia del gobierno Israelí se basa en una serie de elementos que contradicen la posición internacional de conseguir los dos-estados entre Israel y Palestina. Sus políticas son tan evidentes que son pocos los incrédulos que se niegan a creer que el objetivo central del Sr. Netanyahu es simplemente el destruir la posibilidad de crear un estado palestino. Pero, ¿cuáles son las cartas que Israel está jugando para lograr tal objetivo?

Para empezar debe entenderse que desde el comienzo de la ocupación en 1967 la política Israelí hacia los palestinos se ha basado en un punto central: La cuestión demográfica, o como lograr que Israel tome la mayor cantidad de tierras pero con la menor cantidad de palestinos posible. En ese sentido, la idea de que los palestinos tengan una “autonomía” no ha sido rechazada, lo que si se rechaza es la posibilidad de cualquier posibilidad de soberanía. El resultado más lógico de ese pensamiento es una situación de un solo estado (Israel) que cuenta con dos sistemas distintos, uno para judíos israelíes y otro para palestinos cristianos y musulmanes. En otras palabras, un régimen de Apartheid, que es la política oficial del Sr. Netanyahu y su gobierno al rechazar tanto la idea de dos estados soberanos o de un solo estado con igualdad de derechos para todos sus ciudadanos.

Al conceder la posibilidad de una “autonomía” palestina, Israel busca que ella no tenga ninguna autoridad, algo que va más allá de solo privarla de soberanía. Ello ha sido una política clara Israelí desde 2001, donde oficialmente dejo de respetar los compromisos básicos hacia los cuales se había comprometido con la firma de los acuerdos interinos de paz de 1993. Ello incluye redadas militares diarias en áreas bajo supuesto control de seguridad palestino, congelar cambios del registro de población palestino, paralizar los procesos de reunificación familiar palestinos, cerrar las instituciones palestinas en Jerusalén Oriental y congelar el traspaso de dineros palestinos hacia su gobierno, entre muchos otros ejemplos.

A su vez, y siempre basado en el argumento demográfico, Israel quiere sacar a Gaza fuera del contexto palestino. Las noticias sobre posibles negociaciones impulsadas por los principales representantes de la Hermandad Musulmana entre Hamas e Israel sobre una posible tregua de 50 años que daría una cierta flexibilidad al bloqueo Israelí sobre Gaza, no son contrarias ni al interés de Israel de separar a Gaza de Cisjordania, ni al interés de la Hermandad Musulmana, a la cual no le preocupa tanto la consecución de los derechos nacionales del pueblo palestino de la misma forma que le importa su propia agenda regida por intereses alejados a Palestina.  

En ese sentido, Israel podría lograr separarse de 1.8 millones de palestinos, lo que haría del tema demográfico algo más digerible, algo que claramente into realizer con su retirada unilateral el 2005, que no era acercar a Israel y Palestina a la solución de dos-estados sino que todo lo contrario. Claramente, a Israel le importa menos abrir un puerto en Gaza, que el abrir las carreteras cerradas desde el 2001 entre Gaza y Cisjordania. Si bien Hamas ha negado que exista tal negociación, es una realidad que desde hace muchos años Israel, a pesar de su propaganda, dialoga con Hamas.

Otro punto de la agenda es que la ocupación no tenga costos para Israel. Económicamente, la realidad es que la ocupación le rinde dividendos importantes a Israel, principalmente por las inversiones que empresas como la Mexicana CEMEX o la francesa VEOLIA hacen en territorio ocupado, así como las exportaciones que se hacen a diversos mercados, principalmente europeos, sin que esos productos sean prohibidos por gobiernos que aún se niegan a reconocer al Estado de Palestina. Todo ello en tierras y con recursos naturales robados a los palestinos.

Desde un punto de vista político, Israel no siente que vaya a pagar ningún precio. Si bien es cierto que existen países que han enviado mensajes en cuanto a posible acción, lo concreto es que Israel ha construido colonias por 48 años sin ninguna sanción por parte de sus propios socios comerciales, y siempre contando con el derecho a veto de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad.

Son esos pilares de la estrategia Israelí anteriormente descritos los que deben remecerse para poder avanzar en una agenda que consolide la solución de dos-estados. La impunidad que goza Israel es el principal tema que debe tocarse, por cuanto ella resta incentivos a Israel para dejar de cometer sus crímenes, al mismo tiempo que envía un peligroso mensaje de desesperanza a los palestinos. Ello reafirma una vez más la importancia de la estrategia de internacionalización conducida por Palestina, que continua viéndose como la única vía posible para que Israel deje atrás su cultura de impunidad y se apreste a dejar de cometer las violaciones que tantos dividendos le han traído hasta el momento.  

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Contrapoder es una iniciativa que agrupa activistas, juristas críticos y especialistas de varias disciplinas comprometidos con los derechos humanos y la democracia radical. Escriben Gonzalo Boye (editor), Isabel Elbal y Sebastián Martín entre otros.

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