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Sameh Zoabi: “Si los palestinos fueran blancos el conflicto habría acabado”

Foto del rodaje facilitada por la distribuidora Surtsey Films.

EFE

Madrid —

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Echar el freno y reír puede ser el único modo de plantar cara a una lucha enquistada. Eso y un buen culebrón. Es la propuesta de Sameh Zoabi, cineasta palestino y ciudadano israelí, en “Todo pasa en Tel Aviv”, una comedia satírica sobre el mundo de la televisión con el conflicto como telón de fondo.

“Si los palestinos tuvieran los ojos azules y la piel blanca, el conflicto habría terminado hace mucho tiempo”, ha dicho Zoabi en una entrevista con Efe en la que reprocha a los políticos su falta creatividad. “El humor permite desacelerar un poco el ritmo y así es como puede irrumpir la creatividad”, afirma.

La película, una coproducción internacional que representó a Luxemburgo en los Oscar, gira en torno a un palestino buscavidas que encuentra la complicidad de un comandante israelí, responsable del puesto de control que cruza a diario en Ramala (Cisjordania), para escribir el guion de una famosa telenovela.

PREGUNTA.- La película alude en varios momentos a los acuerdos de Oslo firmados por Yaser Arafat e Isaac Rabin. Veintiséis años después, esos acuerdos parecen papel mojado y el conflicto ya no está en el centro de la agenda política internacional. ¿Cómo valora esto?

RESPUESTA.- Obviamente es negativo. La gente está cansada de oír hablar de ello, nadie sabe cómo acabarlo y a nadie le interesa. En la política actual nadie quiere acabar el trabajo, es terrible, Oslo empezó y terminó al instante, hay demasiadas agendas políticas. Creo que si los palestinos tuvieran los ojos azules y la piel blanca, el conflicto habría terminado hace mucho tiempo.

P.- Usted se define como palestino pero oficialmente es árabe israelí. ¿La guerra está también en el lenguaje?

R.- Soy palestino y ciudadano israelí. El término 'árabe israelí' es un término impuesto y más cómodo para la conciencia de los israelíes. Llamarnos palestinos sería asumir que estábamos ahí antes y a la vez es un modo de separar a los palestinos que viven en Israel de los que viven en campos de refugiados y en Gaza. Divide y vencerás.

P.- ¿Su película es una llamada a la conciliación?

R.- Quería hacer una película sobre la posibilidad de conexión y no de división porque eso lo tenemos a diario. Quería ir contra la política actual de muros, puestos de control y separación, recordar a la gente su humanidad y la conexión.

P.- ¿Y ahí es donde entra el culebrón?

R.- En Oriente Medio vemos muchos culebrones, sobre todo egipcios, quería homenajear esas series con las que crecí. Hubo una época en la que la televisión israelí emitía cada viernes por la tarde un culebrón árabe. Muchos judíos proceden de países árabes y crecieron con su música y cultura, mientras que para los palestinos era el único momento en que la televisión ofrecía algo árabe. Hay algo de nostalgia hacia esa época en la que sólo había una o dos cadenas y todos veíamos lo mismo, es una conexión que ya no existe.

P.- ¿Dónde se ha rodado?

R.- El 70 % en Luxemburgo y el resto en Israel y Palestina.

P.- ¿Es complicado rodar en territorio palestino?

R.- Muy difícil, son zonas bajo ocupación militar, es muy complicado incluso montar una coproducción, por el tema de los seguros. Esta es una historia palestina hecha por un director palestino pero ha representado a Luxemburgo en los Oscar lo que te da una idea de lo trágico de la situación. He hecho una comedia pero la realidad no es divertida.

P.- ¿Cómo han recibido la película israelíes y palestinos?

R.- Ha tenido buenas críticas en ambos lados y creo que es porque es muy verosímil. Todo el mundo sabe cuál es la situación, un israelí no va a admitir que es un ocupante pero sabe que lo es, y si presentas la verdad con una pequeña sonrisa todo el mundo la reconoce.

Magdalena Tsanis

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