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Michel Piccoli, el hombre al que amaron los grandes directores del cine europeo

Michel Piccoli y Luis garcía Berlanga en 1974 durante el rodaje de 'Tamaño natural'

Jordi Sabaté

26 de diciembre de 2025 21:26 h

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El 27 de diciembre de 1925 nacía en París Michel Piccoli, actor, productor cinematográfico y teatral, ocasional guionista y director, pero sobre todo intérprete fetiche de los más grandes directores del cine francés y europeo por extensión. Entre ellos fue especialmente fecunda su relación con acaso el más importante de ellos, Luis Buñuel, con quien rodó cinco películas, algunas tan emblemáticas como Belle de jour, El diario de una camarera o El discreto encanto de la burguesía.

Bautizado Jacques Daniel Michel Piccoli, nació en el seno de una familia de músicos, ya que su padre, Henri Piccoli, era un violinista de origen italiano y su madre, Marcelle Expert-Bezançon, una reconocida pianista. Sin embargo, a pesar de la profesión de sus progenitores, el joven Piccoli pronto mostraría más inclinaciones hacia el campo escénico, debutando con ocho años en una obra en el internado de Compiègne donde estudiaba. A los 18 comunicó a sus padres que quería ser actor.

A partir de ese momento, comienza una de las carreras más icónicas del cine europeo, con títulos como los citados de Buñuel y otros como Le grande bouffe, Las señoritas de Rochefort, La bella mentirosa, Milou en Mayo, Topaz, Las cosas de la vida, Holy Motors o La guerra ha terminado, todas ellas firmadas por grandes directores del cine continental. En total, Piccoli sumó unas 200 películas, por las que consiguió algunos de los galardones más preciados, como el Oso de Plata a la mejor interpretación masculina en el Festival de Berlín de 1982, por Une étrange affaire, de Jean-Pierre Deferre.

El actor Michel Piccoli, en 'Las señoritas de Rochefort'

También obtuvo el premio a la mejor interpretación masculina del festival de Cannes de 1980 por su papel en Salto en el vacío, de Marco Bellocchio. Sin embargo, aunque fue nominado en dos ocasiones en los noventa a los premios César, la máxima distinción cinematográfica europea, por dos películas además importantes como Milou en mayo y La bella mentirosa, ya en la madurez de su carrera, nunca logró el preciado galardón.

Adicionalmente, recibió el Premio del Cine Alemán al Mejor actor, en 1988, el Premio Europa en 2001 y el Premio Honorario del Cine Europeo en 2011. Posteriormente, un octogenario Piccoli seguiría trabajando hasta 2012 en distintos y arriesgados proyectos de directores como Leos Carax o un casi centenario Manoel de Oliveira porque, tal como confesaría a su biógrafo y amigo Gilles Jacob, uno de sus mayores temores era no poder seguir actuando. “Uno querría que no se acabe jamás, pero se va a acabar. Eso es muy difícil”, puede leerse en su biografía, titulada He vivido en mis sueños. Su última aparición tuvo lugar en 2014 en El sabor de los arándanos, de Thomas de Thier. Murió un 12 de mayo de 2020, a la edad de 94 años.

Inicios con Renoir y la colaboración con Buñuel

Aunque anteriormente se había curtido en el teatro y en películas menores, fue con Jean Renoir cuando aborda su primer proyecto cinematográfico de entidad al participar con un papel secundario en la película French Cancan, un musical sobre la vida nocturna en el París de finales del siglo XIX. Pero inmediatamente escalaría a papeles de mayor importancia gracias a su relación profesional con Luis Buñuel, todavía en México en los 50, con quien rueda en 1956 la producción franco-mexicana La muerte en el jardín.

Catherine Deneuve y Michel Piccoli en 'Belle de jour'

Con Buñuel volvería a rodar hasta en cuatro ocasiones más. En 1964 repite para El diario de una camarera, basada en la novela del escritor francés Octave Mirbeau y que relata la historia de Célestine (Jeanne Moreau), una parisina de los años 30 que emigra al campo y trabaja como sirvienta para una gran casa y es testigo de las excentricidades de sus habitantes. Un ya maduro Piccoli interpreta al patrón con quien Célestine mantiene una escandalosa relación sexual.

Seguidamente, vendrían las dos colaboraciones entre Buñuel y Piccoli más importantes: Belle de jour en 1967 y El discreto encanto de la burguesía en 1972, película que ganó ese año el Óscar a la mejor película extranjera. En la primera, Piccoli encarna a Henri Husson, el cínico e irreverente amigo del marido burgués de Catherine Deneuve que la inicia en la prostitución. En la segunda, en un papel menos relevante, se mete en la piel de ministro del interior. La colaboración se cerraría con El fantasma de la libertad, de 1974, en otro papel secundario.

De Resnais a Godard, pasando por Claude Sautet

Piccoli tardó en alcanzar la celebridad tanto en Francia como en el resto de Europa. No fue hasta 1963 con Godard y rodando El Desprecio que su cara se haría popular en todo el continente. Era el partenaire de Brigitte Bardot en este drama de celos y relaciones tóxicas basado en la novela homónima de Alberto Moravia.

En 1966 estaría presente en otra de las grandes películas francesas del siglo XX, La guerra ha terminado, de Alain Resnais – con quien volvería a trabajar en 2011 en la comedia Vous n’avez encore rien vu–, un filme con fuerte carga política sobre el dogmatismo en la izquierda y la decepción que producía en aquellos refugiados republicanos en Francia que lucharon en la guerra civil española. Pero tal vez fue su colaboración con el siempre torturado, íntimo y sombrío cine de Claude Sautet la que sacó al actor más concentrado y excelente que había en él.

En total fueron tres películas con el director de Nelly y el señor Arnaud y Un corazón en invierno: Les choses de la vie, en 1970, Max et les ferrailleurs, en 1971 y finalmente Mado en 1976. De estas colaboraciones Piccoli sacaría los mimbres para posteriormente bordar los papeles que le llevaron a las nominaciones a los César. Una en Milou en mayo, la obra maestra de Louis Malle, otro gran director europeo, donde interpreta al distraído y escurridizo terrateniente que vive en su arcadia rural durante el mayo de 1968. Su otro gran papel, como pintor famoso, recluido y de carácter hosco, se produce en La bella mentirosa, una película de Jacques Rivette, con quien volvería a trabajar en La duquesa de Langeais.

Varda, Ferreri y Hitchcock

Piccoli también se puso a las órdenes de la legendaria directora Agnès Varda en Las criaturas. En ella encarna al marido del personaje interpretado por Catherine Deneuve, en el papel del escritor de imaginación desbordante Egar Piccolli. Pero tal vez el trabajo que más ha trascendido en la cultura pop de Piccolli, por las tremendas polémicas que suscitó la película en su momento, es el de Michel, el realizador de televisión que muere entre flatulencias y roturas intestinales de tanto comer en Le grande bouffe de Marco Ferreri.

Michel Piccoli y Catherine Deneuve en 'Las criaturas'

Se trata de una escena inolvidable en una película que quizás haya envejecido mal, pero que guarda todo el esplendor de su cuarteto protagonista: Marcello Mastroianni, Phillipe Noiret, Ugo Tognazzi y el mismo Piccoli. Por otro lado, hay que rescatar de sus trabajos más internacionales su colaboración con Alfred Hitchcock en Topaz, un thriller político muy de su época, basado en la novela homónima escrita por Leon Uris y estrenado en 1969. En él, Piccoli hace de Jacques Granville, un alto funcionario francés que en realidad es el jefe de una red de espionaje comunista.

Moretti, Berlanga y Manoel Oliveira

Fuera del cine francés, otros directores como Marco Belloccio, Luís García Berlanga o Nani Moretti han querido trabajar también con Michel Piccoli. Con Berlanga rodó dos filmes de resultado irregular como Tamaño natural en 1974, donde interpreta a un dentista parisino de 45 años con un matrimonio en decadencia. El guion era de Rafael Azcona y el propio Berlanga, y el resto del reparto era español, con sólidos actores como Agustín González, Amparo Soler Leal o Manuel Alexandre. Repitió en París Tombuctú, obra póstuma de Berlanga.

Michel Piccoli junto a Amparo Soler Leal (i) y Concha Velasco (d), durante el rodaje de 'París-Tumbuctú'

También Moretti requirió de sus servicios en Habemus Papam (Un papa en apuros, en España). La cinta está protagonizada por Piccoli como un cardenal que, en contra de sus deseos, es elegido papa. Es coprotagonizada por Nanni Moretti, que interpreta a un psiquiatra que es llamado para ayudar al papa a superar su pánico. La película se estrenó en Italia en abril de 2011 y compitió en el 64.° Festival de Cannes.

Y conviene no olvidar su presencia en Holy Motors del siempre difícil y rompedor Leos Carax. Finalmente, para cerrar esta historia de colaboraciones entre Piccoli y los directores europeos, tal vez convenga citar su cinta más extraña: la colaboración con el gran director portugués Manoel de Oliveira en 2006, justo cuando este acababa de cumplir 98 años, en Belle Toujours, un reencuentro en el tiempo entre los personajes de Piccoli y Deneuve en Belle de jour 38 años después. Fue uno de los testamentos póstumos de un actor al que, sin llegar jamás a ser una gran estrella, casi todos los grandes directores del cine europeo amaron como a un icono que hacía que sus películas fueran mejores.

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