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Dentro de una bodega: El momento es duro, pero saldremos del bache

Un trabajador en la línea de producción de embotellado de vino de Bodegas Franco Españolas.

EFE

Logroño —

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“Las bodegas estamos viviendo momentos muy duros y difíciles por el coronavirus. Estamos preocupadas y expectantes, con incertidumbre ante el futuro, pero saldremos de este bache”, pendientes de las medidas que afectan al sector de la hostelería y de retomar el enoturismo en cuanto se pueda.

Las mascarillas y los guantes se han convertido en la imagen habitual durante las últimas semanas en la línea de producción de embotellado de vino de Bodegas Franco Españolas, fundadas en 1890, situadas junto al río Ebro a su paso por Logroño y que ha visitado Efe.

El olor a vino es inconfundible en el acceso a la bodega, pero también el inusual silencio que se percibe en sus instalaciones hasta que se llega a la zona de producción, donde el embotellado del vino se realiza entre importantes medidas de seguridad.

El director de la bodega, Borja Eguizábal, tercera generación de su familia al frente de Franco Españolas, asegura que las medidas de protección se han extremado para preservar la salud de los trabajadores, todos ellos con guantes y mascarillas, de las que una parte se donaron al Hospital San Pedro al inicio de la pandemia.

Se han intensificado las labores de desinfección en las zonas comunes y se ha aumentado el espacio entre los trabajadores, lo que ha provocado la eliminación de dos líneas de embotellado más pequeñas y solo se ha dejado la más grande, de 12.000 botellas en una hora, para facilitar esa separación.

Ello ha supuesto la reducción del embotellado de vino en un 50 % y la previsión es que la bodega facture el pasado mes de abril un 30 % menos que en abril de 2019.

“Hemos creado un comité de crisis y hemos tomado medidas en todas las áreas de la empresa”, que mantiene su funcionamiento interno, aunque a menor ritmo, porque el vino está considerado como un alimento, uno de los sectores esenciales durante el estado de alarma declarado por la pandemia del coronavirus.

NECESITAMOS SONREÍR

Esta centenaria bodega, una de las más emblemáticas de la Denominación de Origen Calificada (DOCa) Rioja, a la que pertenecen las comunidades riojana, vasca y navarra, pidió a su medio centenar de trabajadores el máximo esfuerzo y ha restringido lo más posible el acceso a las instalaciones a personas externas a ella.

A pesar del confinamiento, “la gente no ha renunciado al consumo responsable del vino”, porque “estar encerrado en casa y ver lo que está pasando no quita para que puedas disfrutar, entre comillas, de una buena comida acompañada de un buen vino”.

“Necesitamos sonreír” y, “cuando salgamos de esto, tenemos que premiar el esfuerzo de todos los españoles durante la pandemia”, por lo que esta bodega, que este año conmemora su 130 aniversario, es una de las 70 que se han sumado a la iniciativa del Consejo Regulador de la DOCa “Te mereces un Rioja”.

Esta campaña, que se configura como un reconocimiento al esfuerzo y sacrificio de la ciudadanos durante la crisis sanitaria, incluye 15.000 visitas gratuitas a bodegas de Rioja una vez que pase esta pandemia y se retome la actividad enoturística, donde Franco Españolas es una de las líderes.

“Cuando salgamos de esta situación, todos nos merecemos darnos un capricho, venir a una bodega, beber un buen vino y sonreír”, asegura Eguizábal, consciente de que, tras el COVID-19, “hay que replantearse toda la situación” porque, “a futuro, todo va a cambiar”.

Habrá que adaptar el modelo negocio y los hábitos de vida “a lo que nos viene”, aunque este bodeguero, de 42 años, cree que el vino de Rioja resistirá bien porque es “un valor seguro y siempre ha sido un garante de calidad”.

“Aunque Rioja va a sufrir mucho esta crisis, pero, de cara al futuro, saldrá reforzada”. “A corto plazo, las bodegas saldremos perjudicadas por esta crisis tan fuerte, y a medio, reforzadas por esa garantía y confianza en la calidad de nuestro producto”.

Sin embargo, reconoce que está “preocupado” porque esta crisis generará “unas consecuencias dramáticas en la economía de todas las empresas del mundo”; pero también está “ocupado” en revisar todos los presupuestos para poder asegurar la continuidad del negocio.

“Esta bodega ha vivido ya 130 años y ha salido de muchos baches, entre ellos guerras. Este es uno más y saldremos de él”, defiende Eguizábal, quien se ha criado, “desde pequeñín, corriendo por todos los rincones de la bodega”, deseosa de retomar, “cuando se pueda”, su actividad de enoturismo, que el año pasado disfrutaron más de 60.000 personas en Franco Españolas.

Para ello, se elabora, por parte de las bodegas de Rioja, un protocolo, en el que se barajan, en una primera fase, visitas más reducidas, para que el número de personas que se concentran en un mismo espacio sea menor; y hacer las catas en el exterior.

En una segunda fase, las visitas podrán ser más numerosas, pero sin dejar de maximizar las medidas de seguridad.

LA VIÑA NO ENTIENDE DE CRISIS NI VIRUS

Franco Españolas elabora más de 5 millones de botellas al año y su facturación global, que incluye la venta de vino y enoturismo, alcanzó más de 17 millones de euros en 2019.

Ha reconocido que las ventas de vino en el canal de alimentación han aumentado durante estas semanas de confinamiento, pero no han llegado a paliar, en su caso, el 60 % que ha dejado de servir en el canal de la hostelería, que ha permanecido cerrado.

Eso mismo también se ha notado en la exportación, con los agravantes de que en algunos países el vino no está considerado como un alimento y que “muchos importadores no quieren recibir el pedido ahora porque no lo pueden mover y no desean incurrir en el gasto del transporte hasta que no puedan asumir esos costes”.

A ello hay que sumar que “el campo no para, no entiende de crisis ni de virus” y hay que continuar con el trabajo en las viñas ante la próxima vendimia, en la que Eguizábal cree que habrá que contemplar una bajada de la producción de cara a la próxima cosecha.

Porque “hay mucho vino que no se ha podido mover dentro del canal hostelería y hay que darle salida”, por lo que entiende que habrá que limitar al máximo posible los rendimientos.

También es partidario de pedir a la Unión Europea, a través de Gobierno de España, la vendimia en verde, para que se tire uva en julio y se subvencione parte del coste de la producción de esa uva a través de los fondos OCM; y la destilación de crisis, para que, con esos mismos fondos y en la medida de lo posible, se subvencione el destilado del vino.

Ha abogado por “mirar a medio y largo plazo y saber que lo que pierdo hoy lo dejaré de perder mañana”; y ha transmitido un mensaje de solidaridad, como ha ocurrido con su plantilla, inmersa en un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) y que trabaja a turnos para que el impacto sea el menor posible para todos.

Ana Lumbreras

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