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El fenómeno 198: ¿puede una marca de ropa crear conciencia política?

Pablo Iglesias con el jersey de 198 en el debate electoral

Mónica Zas Marcos

El idilio entre política y marcas de ropa tiene un pasado histórico algo oscuro. Desde el ferviente nazi Hugo Boss y su confección de los uniformes de las Juventudes Hitlerianas, las SA y las Waffen SS, hasta la vinculación ultraderechista y violenta de Three Stroke o New Balance celebrando la victoria de Trump y convirtiéndose de forma involuntaria en el símbolo de los supremacistas blancos. ¿Puede la ropa representar una ideología? Los ejemplos sobran, y no siempre vienen desde la derecha.

Este martes, el líder de Podemos y candidato al Gobierno con Unidas Podemos apareció en el debate de Atresmedia con una prenda de vestir que no dejó indiferente a nadie. Pablo Iglesias llevaba un jersey negro con un pequeño logo perteneciente a la marca de ropa 198, utilizada a menudo por él y otros miembros de la formación morada. Durante todo el tiempo que duró el debate electoral, las tres cifras estuvieron entre las búsquedas destacadas en Twitter, hasta el punto de que su página web colapsó ante la lluvia de peticiones.

Sus otros rivales lucían trajes que pertenecerían también a alguna marca, pero ninguna tuvo la promoción que le brindó Iglesias a 198. En sus inicios, allá por 2012, se definían como “la marca del cambio”, pero ahora en su eslogan se postulan como “la ropa de los que saben ganar”.

No suele ocurrir que una empresa privada haga caja con su ideología política, pero 198 es abiertamente republicana y de izquierdas. De hecho, aunque la prenda elegida por Iglesias destaca por su sobriedad, en su catálogo hay sudaderas con la bandera cubana, banderas con los papeles de Bárcenas, sudaderas con el escudo de las Brigadas Internacionales y hasta guillotinas contra los recortes. Pero todo comenzó con la que fue y seguirá siendo su producto estrella: la camiseta de la Selección Republicana de fútbol.

“Nos salió redonda la jugada: una reivindicación política a través del fútbol, que era el altavoz más grande que había en aquellos momentos. Eso nos dio capacidad para abrir la tienda en Malasaña”, cuenta a eldiario.es Eduardo Garrido, fundador de 198 junto al que es ahora diputado y secretario de Comunicación de Podemos, Juanma del Olmo, y el hermano de este último, Eduardo. Tras la desvinculación de Juanma -que sigue luciendo modelos en el Congreso-, ahora solo quedan los dos Eduardos.

Aunque su alianza con Podemos continúa a través de estas muestras públicas, Garrido declara que marca y partido son “proyectos paralelos” y que 198 tiene su “propia orientación ideológica y social”. También explica que ellos aparecieron antes, al calor del 15M, como un proyecto de autoempleo “que tuviera a la vez cierta conciencia y carga política para poder influir en el entorno”.

Es más, el fundador lamenta que Podemos tenga “muy abandonada la reivindicación republicana”. “Mientras ciertos partidos minimizan o exaltan directamente a Franco y con la salida de la momia del Valle de los Caídos, habría que reivindicar el modelo republicano en contraposición”, apostilla. Aún así, hubo un tiempo en el que el líder de Podemos aparecía en las fotos del catálogo e incluso pedía a los espectadores de La Tuerka que apoyasen al programa comprando en la tienda de 198.

Pero no fue el único, por eso Garrido enumera a otros “modelos” famosos que no tuvieron la repercusión de Pablo Iglesias: Cayo Lara y los cantantes de La Raíz, La Pegatina o Boicot. Sin embargo, asume como inevitable que, “si el tráfico mediático lo genera ahora ese partido, es normal que acabe contaminando un poquito de morado todo lo que toca”. Incluida una línea de ropa.

Responsabilidad social y contradicciones

Además de estampar la bandera republicana en el cuello de sus polos, ¿cómo consigue una empresa privada sostener una ideología de izquierdas? Eduardo Garrido confiesa que se enfrenta a contradicciones, sobre todo con la filosofía capitalista, y por eso siempre intenta que “la rentabilidad o los márgenes de beneficio no primen sobre la responsabilidad social”.

Dentro de esa responsabilidad está la de fabricar tiradas cortas “para que no haya tanta ropa malgastada”, donar los excedentes “a un par de asociaciones en Palestina”, encargar las líneas “siempre que se pueda” en España -aunque en ocasiones no es posible- y “visitar los talleres” para asegurarse de que se cumplen los derechos laborales de los trabajadores y las trabajadoras. Además, todos sus productos están confeccionados con materiales ecológicos y de buena calidad para evitar el consumo irracional.

En ocasiones, también colaboran con asociaciones a las que destinan un porcentaje de los beneficios obtenidos vendiendo sus eslóganes. Pero a diferencia de las prendas que venden directamente ciertas plataformas, Garrido confiesa que “las donaciones no son la finalidad, porque surgimos como una forma de autoempleo, no para visibilizar a ningún colectivo concreto”.

Ese último es el caso de Top Manta, la tienda de ropa creada por los vendedores ambulantes de Barcelona “con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de los manteros y de seguir con la lucha contra el racismo y la persecución que viven”. El Sindicato explicó a este medio que sus abogados ya trabajan en el registro de la marca, que servirá –según el colectivo– para esquivar el delito de propiedad industrial que se comete con el uso de material falsificado.

Es frecuente que los portavoces de asociaciones antirracistas luzcan camisetas de “legal clothing, ilegal people”, o con mensajes contra las concertinas que recuerdan que “ninguna persona es ilegal”. Lo mismo ha ocurrido con la línea lanzada por la asociación feminista Teta&Teta, cuyo objetivo era acabar con la censura del pecho femenino. Ellas también han donado parte de sus beneficios a la investigación de cáncer de mama y han fomentado iniciativas para impulsar la lectura entre las mujeres presas y apoyar a los locales que permiten amamantar.

198 no pretende compararse con estas otras líneas de ropa que generan conciencia “más social que política” y aplauden que “se hagan un hueco a través del asociacionismo con lo duro que es”. Sin embargo, Garrido no cree que sean iniciativas incompatibles porque “crean una sinergia con nosotros”. Su papel en esa unión sería el de “balancear las PYMES hacia una conciencia trabajadora y de izquierdas”.

Pero reconocen que el modelo empresarial sería más parecido al de Spagnolo, la marca que enarbolan los partidos de derechas por su logo formado con el cruce de dos banderas de España. “Ellos también son una PYME que usa banderas para identificarse, la diferencia es que no es nuestro símbolo, solo lo usamos mucho porque somos republicanos”, dice Eduardo Garrido.

En cuanto a si son capaces de crear conciencia política, el creador de 198 cree que tienen “suficientes mensajes y elementos para que la gente los utilice, como el apoyo a la libertad de expresión o al feminismo, sin tener que ser identificativo de ningún partido en concreto”. También crean una línea roja con otras campañas sociales de grandes marcas como Nike o Zara que lo usan “como herramienta de márketing, no como fin. Nosotros usamos el contenido social y político como fin: el de influir”.

En definitiva, 198 confían en que su rostro apolíneo partido a la mitad y coronado con una tiara de laureles remita al espíritu del 15M, al de los indignados que salieron de las sombras y al de quienes piden un empoderamiento de lo civil. Pero la duda se mantiene: ¿serán realmente capaces de separarse de los colores de un partido en estas elecciones?

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