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El cine del futuro homenajea al maestro Scorsese ante una reina cinéfila

El cine del futuro homenajea al maestro Scorsese ante una reina cinéfila

EFE

Oviedo —

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Profesionales del sector audiovisual español y alumnos de ocho escuelas de cine han homenajeado hoy a Martin Scorsese, un maestro que les ha brindado una lección de técnica cinematográfica y les ha emplazado a buscar un futuro para el séptimo arte en presencia de una cinéfila como la reina Letizia.

El encuentro ha tenido lugar en uno de las pabellones de la antigua Fábrica de Armas de Oviedo, cerrada en 2012 tras más de un siglo y medio de actividad, y convertido desde hace una semana en la 'Fábrica Scorsese', un recinto que ha acogido debates, música, montajes artísticos y la reproducción de algunos escenarios de películas del Premio Princesa de Asturias de las Artes.

Los más de doscientos asistentes, entre los que figuraban jóvenes directores españoles como Laura Izaguirre, Paula Ortiz, Jorge Dorado o Gonzalo Tapia, han ovacionado a Scorsese, sobre cuya influencia el conductor del acto y cineasta Rodrigo Cortés ha despejado cualquier duda desde el inicio: “Usted es el motivo por el que yo hago cine”.

A partir de ahí, el autor de “Malas calles” ha hecho un recorrido por su vida, su obra y su forma de trabajar en la que da una enorme importancia al montaje de sus películas, esas que imaginaba mediante dibujos a sus ocho años en las horas de “quietud” antes de que sus padres volvieran del trabajo a su casa del Queens neoyorquino.

De esos dibujos surgió una carrera en la que consigue su experiencia cinematográfica “ahí, en la sala de montaje” tras una infancia marcada por el asma, una enfermedad que le alejaba de los deportes -“correr detrás de un balón no me dice nada”- y que le obligó desde niño a “actuar para sobrevivir” en unas calles donde su condición física no le permitía mostrar actitudes demasiado viriles.

Si el montaje es una de las características de sus cintas, también lo es, ha recordado, un tipo de cine pensado para grandes pantallas, las de su infancia, y condicionado por las limitaciones que imponen los estudios para la duración de los rodajes.

“Eso es el final de la voz individual, es seleccionar tomas, no dirigir, seleccionar tomas, pero el truco es introducir el estilo en el tiempo y el equipo que tienes”, ha apuntado Scorsese que ha rememorado además el respeto que le impuso trabajar “por primera vez” con una estrella de cine que había visto en la pantalla con doce años cuando rodó con Paul Newman “El color del dinero” en 1986.

La experiencia, “tras una cierta transición” para sentirse a gusto, resultó positiva al descubrir que ese intérprete que tutelaba a un joven Tom Cruise no era la “estrella de cine” que él había imaginado sino “un actor de teatro de Nueva York”.

Tampoco sabía nada de boxeo, salvo los combates que veía en casa en una televisión tan pequeña que no se enteraba de quien ganaba, cuando afrontó el rodaje de “Toro salvaje” y acudió, junto a Brian de Palma, a una velada de la que recuerda el “terrible” sonido de los golpes y las esponjas que, al exprimirlas, manaban la misma sangre que goteaba de las cuerdas del ring entre aplausos y risas.

“El único boxeo que tenía sentido para mi era Buster Keaton recogiendo un taburete para pegar a otro o el de Chaplin, pero, en última instancia, la película no trata de boxeo sino de una parte de mí mismo de la que intentaba escapar”, ha advertido.

Tras rememorar fracasos de crítica como “El rey de la comedia”, Scorsese confiesa haber descubierto “un mundo nuevo” cuando vio “La ley del silencio”, de Elia Kazan, o “Sombras”, de John Cassavetes, que reflejaban personas “que eran como aquellas con las que crecí”.

Además, ha incido en que otro de sus rasgos, el peculiar uso de la música en sus cintas, viene dado que siempre fue consciente de no estar en la tradición de buscar una partitura clásica y que muchas de las escenas se le ocurren escuchando a los Rolling Stones, a Eric Clapton o a Jimmy Hendrix y que luego intenta obtener los derechos de esas canciones para la banda sonora, algo que no siempre logra.

“Si estoy en un rodaje -en los que exige un silencio absoluto- y no estoy disfrutando está mal; lucho por seguir disfrutando”, algo que le volvió a ocurrir en el de “The Irishman”, su última película, donde recupera a Harvey Keitel, Joe Pesci y Robert de Niro, y que sólo Netflix se mostró dispuesta a producir.

Y del futuro que representan plataformas como Netflix o Amazon ha advertido a los jóvenes cineastas para animarles de nuevo a convencerlas de la necesidad de conservar la proyección de películas en cines. “Ellos deben conservar esa experiencia y luego ya iremos pensando cuantos días o semanas” deben exhibirse, ha concluido.

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