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Javier Sáez de Ibarra rinde homenaje a Carver en los relatos de “Bulevar”

Javier Sáez de Ibarra rinde homenaje a Carver en los relatos de "Bulevar"

EFE

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Madrid, 11 abr (Efe).- El escritor Javier Sáez de Ibarra aceptó hace años el reto de participar en un homenaje a Raymond Carver con un relato de estética realista, y aquello fue “el detonante” de una serie de cuentos que ahora ha reunido en “Bulevar”, un libro en el que también cabe el experimento y la crítica social.

Seguir la estética de Carver fue para Sáez de Ibarra (Vitoria, 1961) como “meterse en un traje estrecho” porque, como afirma en una entrevista con Efe, su manera de escribir “no tiene mucho que ver” con la del escritor estadounidense, uno de los máximos exponentes del realismo sucio.

“Me supuso un esfuerzo eliminar toda la carga simbólica de los relatos, las metáforas, los juegos de lenguaje para ceñirme a lo que es contar una historia del modo más transparente posible”, señala el autor que ha dejado en este libro, publicado por Páginas de Espuma, una buena muestra de “literatura desnuda”, en la que todo el peso recae en el argumento.

“Bulevar” no es el primer libro de cuentos de este escritor vasco que reside en Madrid desde hace tiempo y que se gana la vida como profesor de Lengua y Literatura en un instituto. También ha publicado “El lector de Spinoza”, “Propuesta imposible” y “Mirar al agua. Cuentos plásticos”, galardonado con el I Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero.

Fue el mexicano Guillermo Samperio el que propuso en 2004 a varios autores españoles y latinoamericanos participar en un libro de homenaje a Carver, y Sáez de Ibarra contribuyó con el relato titulado “La reina”, incluido también en “Bulevar”.

Aquel “purgatorio” por el que pasó para conseguir el estilo carveriano no impidió que se animara luego a escribir un serie de relatos que habían permanecido guardados en un cajón hasta ahora.

Cuando decidió publicarlos se dio cuenta de que “tenían un estilo demasiado homogéneo”, y eso no le convencía.

“Le di muchísimas vueltas, y, de hecho, hasta que no encontré una fórmula para 'romper' el libro, introduciendo estratégicamente cuentos que acabaran con esa homogeneidad, no me animé a publicarlos”, explica Sáez de Ibarra.

Esa ruptura la consigue, por ejemplo, con el relato “Una historia reciente”, en el que el autor selecciona fragmentos de diferentes ediciones de un mismo libro de texto de Ciencias Sociales y el lector comprueba cómo van cambiando “sutilmente” los enfoques que se dan sobre el Estado democrático, el Estado liberal y el social, o sobre el papel del Estado en la actualidad.

Así, en la edición de 2004, en el epígrafe dedicado a los contrastes sociales, se dice que “las diferencias de ingresos generan enormes desigualdades sociales”, pero ese epígrafe desaparece en las ediciones de 2006 y 2012.

Estos cambios son “una prueba de que en los libros de texto se filtra una ideología y una visión del mundo que es la que llega a los chicos”, comenta.

En esos manuales sí se denuncia “la situación de injusticia que se da en el mundo”.

Y se dice con claridad que los 40.000 millones de dólares que harían falta para garantizar “el acceso universal a todos los ciudadanos a la educación básica, a la sanidad, a la alimentación adecuada y al agua potable”, representan “menos del 4% de la riqueza conjunta de las 225 personas más ricas del mundo”.

La crítica a la cultura del consumo propia de occidente late en el relato “Enciclopedia occidental”, en el que el autor se limita a exponer una interminable lista de boda que parece “condensar el sueño de la vida burguesa”.

Esa peculiar lista termina con dos sorprendentes objetos: “un revólver de bolsillo; dos balas”.

“Ese es el final de la espiral en la que caemos. Al final, nos suicidamos si no conseguimos todo lo que deseamos. No hay salidas en ese planteamiento de vida”, asegura el autor.

Con sus relatos experimentales, el escritor ha querido “romper ciertos prejuicios que hay sobre el cuento, entre ellos el de que tienen que estar basados siempre en experiencias individuales”.

“Yo creo que el cuento puede plantearse de cualquier forma, también como historia colectiva o tomándole el pulso a la situación cultural, política y social”, dice.

Pero, experimentos aparte, en “Bulevar” la mayoría de los relatos son de estética realista y sus argumentos reflejan retazos de vida de personajes con los que es fácil identificarse.

Y son cuentos en los que, como se afirma en el que da título al libro, “el realismo desnudo de explicaciones conduce a la abstracción; resulta ambiguo igual que la vida humana”.

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