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Jesús Abad Colorado aboga por una paz que defienda a los humildes de Colombia

El fotoperiodista Jesús Abad Colorado (c) habla este miércoles junto a María Teresa Ronderos (i) durante el panel "Jesús Abad Colorado: retratos de una guerra entre hermanos" en el marco de la séptima edición del Festival Gabo de periodismo Iberoamericano en Medellín (Colombia).

EFE

Medellín (Colombia) —

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El fotoperiodista colombiano Jesús Abad Colorado, que este jueves recibirá el Reconocimiento a la Excelencia del Premio Gabo, está convencido de que solo con una paz apoyada por todos los sectores los pobres del país dejarán de poner los muertos de un conflicto armado que se resiste a desaparecer.

Por esas víctimas que ha retratado en 26 años como peregrino de la imagen y de la memoria en todos los rincones de Colombia abogó en el coloquio “Jesús Abad Colorado: retratos de una guerra entre hermanos”, que abrió la segunda jornada del Festival Gabo, dedicado al periodismo iberoamericano y que se celebra en Medellín.

“Para mí, un acuerdo de paz es defender la vida de la gente sencilla, de los humildes, de quienes en el campo se juegan la vida. Apostarle a la paz es apostarle a la vida en este país y especialmente a los campesinos”, manifestó.

Colorado subrayó que “la paz no es una firma en una mesa” con un grupo armado ilegal sino que es “una construcción colectiva” y por ello criticó a quienes desde posiciones de poder ven “muy fácil aplaudir la guerra y alentar una guerra” aún después de la firma del acuerdo de paz con las FARC, de noviembre de 2016.

El fotoperiodista, de 52 años, recibirá esta noche el Reconocimiento a la Excelencia del Premio Gabo de Periodismo 2019, galardón que habla de su trayectoria y compromiso con “valores como la ética, el respeto por los derechos humanos y la integridad”.

“La mirada abierta y pluralista de su fotografía lo han llevado a convertirse en un testigo de la historia reciente y dolorosa del país, a través de instantáneas que retratan a los actores, momentos, lugares y acontecimientos históricos del conflicto armado”, señala el acta del jurado.

Por ello, Colorado consideró: “Lo que voy a recibir hoy no solamente es un reconocimiento a mi trabajo, es una provocación que hace el Consejo Rector” de la Fundación Gabo, pues es la primera vez que este premio se le otorga a un reportero gráfico.

Pero más allá de la distinción Colorado tiene un compromiso con la paz y con las víctimas del conflicto armado y por ello considera que los periodistas también tienen “la responsabilidad de ayudar a sacar este país adelante”.

“Yo creo en una construcción de la paz en la que todos podemos aportar. El periodismo y las ciencias sociales son necesarios para ayudar a transformar la falta de cultura política, algo que muchas personas no permiten”, manifestó.

Esa falta de cultura política se nota en la manera en que los ciudadanos votan pues hay victimarios a los que se les condena pero “a otros los seguimos eligiendo”, dijo.

Sobre su obra, Colorado, que se declara “orgulloso” de su origen campesino, aseguró que cuando comenzó sus estudios de periodismo en la Universidad de Antioquia, en Medellín, decidió que haría fotografías “distintas” sobre la historia del país para dejar en esas imágenes su impronta, “así como la pluma identifica a los grandes escritores”.

“Las fotografías son la mejor manera de dejar un testimonio de la historia de un país”, sentenció el autor, que se define a sí mismo como “una sumatoria de muchas miradas” desde las de la casa paterna, hasta las de su alma mater, pero principalmente de las miradas “de esos campesinos que me han brindado su mano”, dijo.

Ese testimonio gráfico de la Colombia que se desangra por las balas de guerrilleros, paramilitares y agentes del Estado está recogido en “El Testigo”, una antología compuesta por más de 500 fotografías de Colorado.

La muestra, que el 20 de este mes cumplirá un año de exhibición en el Claustro de San Agustín, situado frente a la Casa de Nariño, sede del Gobierno, ha recibido más de 900.000 visitas, según manifestó este jueves, y ha cambiado la idea y la opinión que muchos colombianos tienen del conflicto armado.

Eso porque les ha permitido “entender que el otro que está ahí al frente (en las fotos), de alguna manera soy yo, así sea un país tan racista y tan clasista como este, donde no nos importa lo que le pasa al otro”, sentenció.

“La exposición son cuatro salas que hablan de la tierra, del silencio, del testimonio de los ríos, de los bosques incinerados a veces por el fuego de los oleoductos”, explicó en referencia al daño que también han causado al medio ambiente y a la biodiversidad los atentados guerrilleros.

La exposición complementa el documental “El Testigo, Caín y Abel”, dirigido por la británica Kate Horne y producido por Caracol Televisión que desde junio pasado está disponible en Netflix.

Para la curadora de la antología fotográfica, María Belén Sáez de Ibarra, que también participó en el coloquio, el de Colorado es un caso singular, “de un reportero gráfico que ha dedicado su vida a un conflicto” no solo porque lo ha cubierto sino porque vuelve a esos lugares que retrata para visitar a quienes sobrevivieron a la tragedia.

“A los muertos, a los resistentes y a los sobrevivientes hay que nombrarlos, no pueden ser estadística”, apostilló Colorado, quien en sus conferencias cita por el nombre a muchos que fueron retratados por su lente, entre ellos líderes sociales asesinados, como Aquileo Mecheche, del pueblo indígena emberá dobidá, muerto a tiros el 12 de abril de este año en Riosucio, en el departamento del Chocó (oeste).

Y eso lo hace “para que no se nos olvide” porque “la muerte de cada hombre y cada mujer de este país debería dolernos”, sentenció.

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