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Se jubila Antoñita, “la peluquera prodigiosa”

Se jubila Antoñita, "la peluquera prodigiosa"

EFE

Madrid —

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Antoñita, viuda de Ruiz, se acaba de jubilar como jefa de peluquería del Teatro Español, donde dicen de ella que es “la peluquera prodigiosa”. Tiene 94 años (sí, 94, no es una errata) y es una institución.

Se jubiló el pasado 31 de enero, poco después de celebrar su cumpleaños el día de Reyes, y tras cuatro décadas de trabajo en el Teatro Español, adonde sigue acudiendo por las tardes para tomar café (solo la huelga de taxis en Madrid la ha mantenido unos días recluida en casa). “Voy a seguir yendo”, asegura a Efe con rotundidad.

Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, primera mujer Premio Segundo de Chomón de la Academia de Cine y Premio Ceres de teatro, entre otros galardones, tenía 14 años cuando empezó como aprendiza en Casa Ruiz, el taller de peluquería y posticería para espectáculos de la familia del que luego sería su marido, Julián Ruiz, Julipi.

Ambos crecieron profesionalmente en un tiempo en el que era casi obligado el uso de pelucas y postizos en los espectáculos y también un hábito de moda bastante frecuente. “Ahora ya nadie las usa”, dice con tono de resignación Telesfora Galeana Fernández, nombre real que nunca ha usado, y que decidió hacerse llamar “viuda de Ruiz” en recuerdo de su marido, fallecido en 1983.

Antoñita, a quien todavía se le iluminan los ojos cuando habla de Julipi, es entrañable, cariñosa y de complexión menuda, pero grande, muy grande en lo profesional.

Y es que no es una tarea menor el confeccionar pelucas, bigotes, perillas o barbas postizas, cuidarlos y colocarlos. De su pericia puede depender la veracidad de una escena, la creación de un personaje o la comodidad de un actor para interpretarlo.

Hay que ser cuidadoso y perfeccionista para este oficio, cualidades que toda la profesión le reconoce, y a las que ha sumado la discreción y el afecto para hacer de la peluquería un refugio donde charlar y calmar los nervios antes de entrar a escena.

A esa peluquería del Español llegó forjada por el trabajo con Julipi, junto al que participó en todas las películas que Samuel Bronston rodó en España –“El Cid”, “La caída del Imperio Romano”, “55 días en Pekín”, “Doctor Zhivago”–.

Entre sus trabajos para la producción audiovisual en España figuran “Tristana” de Buñuel, “La Regenta”, de Gonzalo Suárez; la miniserie de televisión “Ramón y Cajal. Historia de una voluntad”, de José María Forqué, o “La Colmena” de Mario Camus, que se hizo con el Oso de Oro en el Festival de Berlín.

Por las manos de la pareja (Antoñita en la confección de las pelucas y Julipi en la caracterización) pasaron las más rutilantes estrellas de la época dorada del cine de Hollywood y los más importantes actores españoles, como demuestra el archivo fotográfico familiar de los Ruiz, catalogado y conservado por Carmen, su hija.

Buena parte de esas imágenes (de Sofía Loren a Omar Sharif) se pudieron disfrutar en una exposición que el Teatro Español le dedicó en 2011, titulada “Al teatro por los pelos”.

Fue un homenaje y un reconocimiento a su trabajo y dedicación porque el teatro y Antoñita se quieren y se respetan. Lo mejor de todo es que se seguirán queriendo porque su bata blanca sigue en el perchero del Español.

Almudena González

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