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Las notas de 50 pianos al unísono obran el milagro de la música en Valladolid

Las notas de 50 pianos al unísono obran el milagro de la música en Valladolid

EFE

Valladolid —

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Un total de 4.400 es el número de teclas que suman 50 pianos, medio centenar de azabaches instrumentos que quinientos dedos expertos han percutido hoy al unísono en el Centro Cultural Miguel Delibes de Valladolid como homenaje a los músicos, en una gala donde las hermanas Labèque también han compartido su arte.

El foyer del auditorio ha extendido la alfombra 'velvet' para acomodar las patas de los 50 Yamaha que han maridado a la perfección con cincuenta profesores y alumnos del Conservatorio Profesional de Música de Valladolid, quienes han interpretado al unísono varias obras antes de dar paso al segundo concierto del abono 8 de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León (OSCyL).

Concretamente, las dos composiciones que han adueñado este espacio anterior al lugar donde habitualmente la orquesta ofrece sus conciertos han sido la pieza número 5 de 'Las siete piezas de Mikrokosmos', del húngaro Béla Bartók, y la 'Metamorphosis Two', del estadounidense Philip Glass.

El repique Allegro de los metrónomos ha servido de guía para los artistas de todas las edades, en una interpretación que tiene sus complicaciones, tal y como ha confesado a Efe uno de los pianistas, quien ha explicado que lo más difícil de estas actuaciones corales de piano es acompasar todos los instrumentos al mismo tempo, debido a la gran separación existente entre ellos.

Engalanado para la ocasión, la atmósfera rebosante de asistentes ha bajado sus pulsaciones al son de las lentas y nocturnas notas escritas por el compositor húngaro, dotadas de una aparente sencillez y alejadas de toda floritura y virtuosismo que, sin embargo, han ofrecido un ejercicio de catarsis musical.

De ritmo más vivo, pero sin desbocarse del hilo minimalista que ha dado sentido a las dos interpretaciones, los ágiles y repetitivos arpegios del medio centenar de ejemplares del instrumento al que las orquestas sinfónicas reservan la mejor de las localidades ha terminado de obrar el milagro de la música en el Centro Cultural.

Notas percutidas que han inspirado los rítmicos movimientos de los alumnos de la Escuela Superior de Danza de Castilla y León, también con sede en este auditorio, quienes han consagrado la perpetua simbiosis entre los dos artes, algo que también ha destacado a los medios de información la directora general de Políticas Culturales de la Junta, Mar Sancho.

Ya con los oídos hechos a las finas notas, los asistentes han ocupado sus asientos en la sede de la OSCyL y han observado cómo Semyon Bychkov ha ocupado el podio del auditorio, batuta en mano, para dirigir a la sinfónica autonómica, que también ha contado con la presencia de las hermanas francesas Katia y Marielle Labèque, quienes han interpretado el 'Concierto para dos pianos en la bemol menor, op. 88', de Max Bruch (1838-1920).

Además de esta composición romántica decimonónica del compositor y director alemán Max Bruch, el concierto ha arrancado con el estreno en España de 'Weites Land', de Detlev Glanert (1960), que ha dado paso a la 'Sinfonía nº 4 en fa menor, op.36', del célebre compositor ruso Chaikovski.

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