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Empleo público para reflotar vidas

Manuel Castillo, uno de los trabajadores del programa "Jornals de Vila" del Ayuntamiento de Castellón.

Belén Toledo

Castellón —

Julia Hernández tenía un trabajo normal, una vida normal, unos ingresos normales. Hasta que llegó la crisis. Entonces, perdió su empleo de encuestadora en el INE “por los recortes”. Se separó de su pareja. Tuvo problemas para pagar la hipoteca porque lo primero era “dar de comer” a su hijo. Desde 2012 a 2015 envió currículos sin parar, acudió a todos los organismos públicos que se le ocurrieron. Nada dio resultado y, a sus 48 años, sintió “terror” al preguntarse “cómo tirar adelante”. 

En estas, una amiga le habló de la Agencia de Desarrollo Local del Ayuntamiento de Castellón. Ella, que siempre había trabajado en oficinas, se vio haciendo un curso de nueve meses de peón de albañil a cambio del salario mínimo y de aprender mucho: “Ahora sé chapar, lucir con mortero y un montón de cosas más”. Por fin, a través del mismo organismo, se enteró de la convocatoria de los “Jornals de Vila”. 

Gracias a este programa, cuyo nombre se inspira en la denominación tradicional de un tipo de trabajo en beneficio de la comunidad, desde 2016 Julia tiene seis meses de empleo público al año. De 7.45 a 15.15 se enfunda el mono de peona de pintura. Gana 1.600 euros al mes. “Un horario digno, un sueldo digno, prestación por desempleo”. Conceptos ya olvidados para ella y muchos otros. Un alivio económico, pero, sobre todo, “una inyección de moral”. “Te encuentras con que vuelves a ser una parte del mercado laboral y descubres que tienes una capacidad de adaptación importantísima”, dice. 

Esta es la historia de lo que los “Jornals de Vila” del Ayuntamiento de Castellón han hecho por una de sus beneficiarias. El programa consiste en dar un empleo durante seis meses a “personas en exclusión social”, según reza la convocatoria. Lo que más puntúa en las bases del proceso selectivo son las dificultades sociolaborales de los aspirantes. En segundo lugar, su experiencia laboral y formación para el puesto. 

La idea de crear estos empleos públicos para la “rehabilitación, reparación y mantenimiento de las viviendas sociales y edificios municipales” estaba en el programa electoral de Compromís y fue adoptada por el Pacte del Grau, el acuerdo que firmó este partido con su socio de gobierno, el PSPV-PSOE, y con Castelló en Moviment, que sostiene al ejecutivo con sus votos desde la oposición.

Un programa creciente

En 2016, el Ayuntamiento gastó 700.000 euros en emplear a 43 personas. En 2017, la inversión ha sido de 1,4 millones y los contratados, 88. Para Patricia Puerta, concejal de Impulso de la Actividad Económica, el programa es “positivo”. Aunque advierte de que es una “medida más” en una estrategia global que no sólo pretende “crear empleo con propuestas aisladas”, sino “abordar de forma integral la creación de oportunidades, con fomento del emprendimiento y la innovación”, entre otras cosas. 

Para la próxima edición, el alcance de los “Jornals de Vila” está por acordar. Castelló en Moviment puso como condición para apoyar los presupuestos de este año que la cifra subiera a 500 contratados. La exigencia se rebajó poco después a 150 personas, lo que cubriría casi en su totalidad la actual bolsa de trabajo, explica Paz Beltrán, concejal de esta formación. Esto subiría el coste, calcula, hasta los tres millones de euros. 

De momento, la cuestión sigue negociándose junto al resto de peticiones de la formación para dar su apoyo a las cuentas. “Para nosotros es básico por el desempleo en la ciudad, y sobre todo porque afecta a personas que llevan mucho tiempo en paro y en situación de vulnerabilidad”, explica Beltrán. La edil añade que hay otro aspecto de los Jornals de Vila que les da más valor: su perspectiva de género. 

Contra la feminización de la pobreza  

El programa premia a las mujeres en los perfiles laborales tradicionalmente masculinos y viceversa. Y es una oportunidad para cabezas de familia “monomarentales”, explica. “Nos consta que en servicios sociales los demandantes de vivienda suelen ser mujeres por la feminización de la pobreza. A menudo tienen hijos a su cargo, trabajos precarios, están en la economía sumergida o no tienen trabajo, y a veces viven en infraviviendas, en situación de hacinamiento o en casas ocupadas”. 

Y más allá de la pobreza material, está el hundimiento psicológico que puede suponer estar años sin conseguir un empleo. Así lo explica José María Peiró, catedrático de Psicología Social y de las Organizaciones en la Universitat de València, director del Idocal e investigador del IVIE. Según Peiró, la falta de un trabajo durante años “tiende a deteriorar el bienestar psicológico y puede también afectar a la autoestima y a la autoeficacia”. 

Esto ocurre especialmente a “las personas que valoran el trabajo en sí mismo y ven en él una fuente importante de realización personal”. Estos individuos “sufren más cuando están sin poder trabajar”, afirma el catedrático en una entrevista vía correo electrónico. 

Dinero, pero también autoestima

Este es el caso de otro de los beneficiarios de los Jornals de Vila, llamado Manuel Castillo. Hasta que el programa le dio empleo, pasó cinco años “con mucho tiempo para atormentarse”. Después de que la crisis le obligó a darse de baja como autónomo, presentó decenas de currículos a todo tipo de empresas. “Ni siquiera me contestaban para decirme que no”, comenta. “Esto duele, creo que los tiraban a la basura”.  

Durante los años en los que no encontró empleo “más allá de unos días o una semana”, consumió sus ahorros y tanto su esposa como él consiguieron el sustento para la familia gracias a las “ayudas”, que para Manuel es algo “angustioso, no se puede vivir así”. Mientras cuenta su historia, este hombre de 54 años sostiene un papel manuscrito. Al final de la entrevista, pide leerlo. Sus letras agradecen “que sean posible los 'Jornals de Vila' para personas en difícil situación”.

Manuel está contratado como pintor. Tiene el cargo de oficial porque cuenta con experiencia. Junto con otros trabajadores, está adecentando las paredes del Palau de la Festa. Como él, los 88 empleados están haciendo necesarias labores de reparación en los espacios públicos. Esto, la realización efectiva del trabajo y la disciplina laboral, es otro de los elementos fundamentales de este tipo de programas. 

Puntualidad, eficacia, productividad 

“Lo importante no es sólo ofrecer esos trabajos. Su eficacia para lograr los objetivos (devolver la confianza y que encuentren trabajo por sí mismos) va a depender mucho de cómo se plantean, organizan, supervisan y valoran”, explica Peiró. El experto explica que no se trata solo de dar empleo, sino también de valorar la calidad del trabajo, la productividad, la puntualidad y la diligencia. 

“En la medida en que haya una dirección y supervisión competente que organice los trabajos de forma que sean realmente una oportunidad de aprendizaje (...) esa experiencia va a ser mucho más valiosa”, concluye. Del testimonio de los dos protagonistas de este artículo se deduce que este aspecto se cuida en los “Jornals de Vila”.

Manuel cuenta con orgullo el estado en que está quedando el Palau gracias al trabajo de su cuadrilla y el suyo propio, desde el sótano hasta el “gris claro” del espacio de la banda de música. Por su parte, Julia participa en el lavado de cara de los exteriores del parque de Rafalafena. Desde ahí, agradece la oportunidad y el alivio que supone el sueldo pero advierte: “Es a cambio de mi trabajo, porque la valla la rasco y la pinto, no me lo regalan”. 

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