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Educación con el diario digital

Carles Marco

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Réquiem final al papel. Varios son los factores que han llevado al periodismo escrito a una crisis como pocas veces había conocido. La aparición y extensión de las redes sociales en internet, la crisis económica de 2008 con la bajada de lectores y publicidad, la aparición de diarios de papel gratuitos o los múltiples vídeos que produce youtube son quizás los más relevantes. El estoque final del periódico de papel ha sido, obviamente, la prensa digital: año tras año han ido bajando en ventas. Los más optimistas solo le ven futuro a las revistas científicas dirigidas a un público minoritario de expertos. Pero cada vez son más los que auguran la desaparición de los diarios de papel (pues quizás solo tendrían sentido en los bares y las bibliotecas, y eso no es rentable). Philip Meyer, de la Universidad de Missouri, sitúa la posible fecha de la desaparición de los diarios de papel en 2043. Más pesimista es Steve Ballmer, expresidente de Microsoft, que no cree que sobrevivan más allá del 2030. De hecho han cerrado muchos quioscos y desde hace más de dos décadas todos los diarios empezaron a ofrecer los más variados y variopintos objetos promocionales pareciendo que el regalo era en verdad el diario.

Ante los digitales muchos ya cerraron su edición en papel, y los datos de la Oficina de Justificación de la Difusión (OJD) registran en 2018 que los seis grandes periódicos de papel han perdido el 61% de su difusión en una década, perdiendo en la última década 939.992 ejemplares. La caída en ventas, lejos de atenuarse, mantiene un progresivo descenso. Tanto es así que numerosos diarios han tenido que utilizar para los de papel, juntos, una sola imprenta (y solo a mediados de los 80 muchas empresas invirtieron mucho dinero en ampliarlas y mejorarlas). Salvo los acérrimos defensores de la necesidad de la lectura en papel, todo el mundo prefiere darle al botoncito de su dispositivo y leer inmediatamente en formato digital que tener que vestirse, salir a la calle, encontrar un quiosco y gastarse más de un euro en su compra. Hay quienes resaltan las cualidades del papel y promueven la idea de que convivir con otros formatos es posible. Los más optimistas piensan que la prensa de papel quedará tocada pero no hundida (como ha ocurrido con los libros tradicionales que venden mucho más todavía que los ebooks dado su valor de ‘fetiche’, entre otras cualidades). Mas si se cumplen las predicciones y gustos de las nuevas generaciones, uno de los productos más característicos de la imprenta puede, tras 600 años, estar en sus moribundo, y ver nosotros su réquiem final.

Peligros 'digitales’. Los datos y vínculos online ‘ordenan’ a nuestro cerebro a discreción ir pasando de página en página. Esa riqueza de conexiones que la Web oferta bloquea nuestra memoria y minimiza el puro ‘recordatorio’. Las conexiones de la red no son como nuestras conexiones del cerebro, y carecen de la riqueza ecológica y la sensibilidad de nuestras sinapsis: “no se limitan –escribe el psicólogo Ari Shulman- a proporcionarnos acceso a una memoria, sino que en muchos aspectos la constituyen”. La conexión sináptica es el pensamiento, es el yo.

Hace tiempo que se sabe que la cultura en que se cría una persona influye en el pensamiento y el carácter de esa persona. La memoria de las formas personales crea y sostiene la memoria colectiva que sustenta la cultura de cada país. Lo que está almacenado en la mente del individuo es el quid de la transmisión cultural. Cada uno de nosotros lleva y proyecta la historia del futuro. Esa sobrecarga de información que nos absorbe en la web ante las pantallas está creando la sustitución de esa compleja densidad interna cerebral, que propicia el recuerdo y el pensamiento, por un nuevo tipo de yo que evoluciona bajo la presión de la inmediatez, vaciándonos de nuestro denso repertorio interno de patrimonio cultural –y en el fondo nos uniformiza-. La cultura solo se renueva en la mente de cada persona. El precio que podemos pagar por asumir los poderes de la tecnología es la alienación, un peaje particularmente caro que están imponiendo las multinacionales de nuestras tecnologías: en muchos casos adormecen las más íntimas y humanas capacidades naturales (Karl Marx, sin duda, estaría hoy perplejo y ampliando su teoría de la alienación). Pero ni mucho menos todo es negativo: bien utilizado, el ordenador extiende las capacidades de procesamiento de nuestro sistema nervioso central. Gracias a la plasticidad de nuestras redes neuronales se puede también generar compatibilidades, combinaciones y sinergias con los medios de comunicación, construyendo un solo sistema más grande y efectivo. No voy ahora a extenderme en las consecuencias positivas y negativas que los test han revelado sobre cada una de las múltiples inteligencias y capacidades: las de la razón, la percepción, la memoria, la creatividad, las relaciones interpersonales, las emociones. Lo que sí que es cierto es que, en general, los adolescentes tienden a tener más ansiedad, depresión, narcisismo y adicción a las pantallas.

Educación con los diarios digitales. Hemos de reconocer, sin embargo, lo positivo y las ventajas de los diarios digitales (en principio no arrasan la madera de los árboles, y dan muchas posibilidades educativas). Hoy los jóvenes están hipnotizados por las pantallas, y no saben diferenciar una fake news (o incluso una falsedad absoluta hecha para dañar a personas o colectivos, y bajo anonimato), o una posverdad (donde las aseveraciones no son objetivas pero tocan los deseos y las emociones del público), de lo que son noticias ciertas, contrastadas y verificables: es decir, las noticias de los diarios digitales serios y con periodistas que cumplen con la ética y el código deontológico del periodismo. Solo si desde Primaria y la ESO los pre-adolescentes se acostumbran a leer diarios digitales podrán de por vida estar y querer estar bien informados, captar qué medio respeta la verdad, amén de centrarse en la lectura comprensiva y concentrase (sin ir picoteando adictivamente de página en página de internet sin reflexionar ni memorizar). En ese sentido considero muy importante que los alumnos realicen por grupos un proyecto trimestral de noticias de diarios digitales, escogiendo un tema de las distintas competencias y materias de su currículum y, tras escoger las noticias de diversos diarios, visualizarlas ante sus compañeros con un PowerPoint y realizando tutoriales y presentaciones en el aula. Podrán así comparar según el tratamiento de cada diario y debatir (solo el titular de una misma noticia da para mucho: recuerdo que hace años ‘El País’ llevaba en la cabecera el titular “Cuatro concejales del PP y el alcalde culpables por corrupción”; sin embargo ‘El Mundo’ titulaba “El alcalde del PSOE y cuatro concejales culpables por corrupción”).

Creo que el primer paso para entusiasmar a los alumnos es que un/a periodista les diese una conferencia explicándoles qué secciones conforman un diario digital, cuáles, en qué orden y qué temas abarcan cada género periodístico (el informativo, el de opinión, y la parte gráfica, amén de los subgéneros que cada uno contiene y sus diferencias). Cómo una noticia se confecciona con un antetítulo, un título, un subtítulo, una entradilla y el cuerpo de la noticia (donde los textos adoptan la forma de pirámide invertida, en la que el orden de los acontecimientos se estructuran de mayor a menor importancia); y cómo la noticia se construye a partir de las conocidas seis W: ¿Qué? ¿Quién? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Cuándo? ¿Dónde?

Los alumnos para motivarse es mejor que escojan los temas a tratar y se reúnan en el aula de Informática. Quizás los temas más pertinentes y atractivos sean los de Biología (ante la emergencia climática); los artísticos, musicales y culturales en general; los de Valores Éticos (donde tienen un alud de noticias a debatir como la xenofobia, el feminismo, la homofobia, los derechos del niño, la guerra y los refugiados…); y los distintos deportes –hay temas y noticias que se pueden tratar interdisciplinarmente-. A mi juicio, mediante la lectura de los diarios digitales en la escuela el alumnado adquiere competencias para el consumo crítico y para la deconstrucción de los “textos mediáticos” –y la capacidad para crearlos- y centrará por siempre en ellos la mirada, sabiendo discriminar las noticias creíbles de las mentiras. Una persona educada para los medios de comunicación conoce las características estructurales de estos y cómo dichas características tienden a influir el contenido de los mismos medios. No hay hoy mejor arma para la creación del hábito lector que los diarios digitales –que, como sabemos, informan, entretienen y crean opinión (y pueden vacunar contra el indiscriminado y ciego deambular por la red). Experiencias como la francesa, con sus Semanas de Prensa en las que profesionales de los medios, profesorado y alumnado colaboran en pro de una información selecta, seria y con criterios, ponen de manifiesto la creciente necesidad a la hora de ser selectivos y conscientes con las informaciones y con el mundo que vivimos. No sé por qué no se hacen propuestas que faciliten o consoliden la introducción de los diarios en el aula. Y repito: es muy importante, para dar interés e importancia a la lectura de los diarios digitales, que la charla introductoria la exponga un/a periodista profesional: que el alumnado conozca las normas, el buen hacer, las fuentes y el código deontológico del periodismo; y que conozca un poco la larga historia de la prensa (en ese sentido aquí es impagable el volumen “La Premsa del País Valencià 1790-1983”, de  de mil ochenta y siete páginas, elaborado por el erudito valenciano Ricard Blasco).

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