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La armas, mejor bajo control

Jordi Armadans

politólogo, periodista y director de FundiPau (Fundació per la Pau). Miembro de la Campaña Control Arms, ha participado en las diversas reuniones y conferencias en Naciones Unidas del proceso para un TCA —

Sin duda, conseguir un mundo más justo y en paz no es tarea fácil. Los factores que inciden en los niveles de violencia, pobreza y exclusión que sufrimos son variados y complejos de abordar.

Pero el mínimo sentido común nos indica que algunas cosas están tan mal hechas que, con algunos pequeños cambios, conseguiríamos grandes resultados. Por ejemplo, con la aprobación en Naciones Unidas (del 18 al 28 de marzo) de un Tratado sobre Comercio de Armas (TCA).

Porque podemos partir de una visión crítica sobre los ejércitos, considerar que toda guerra es un acto criminal o indignarnos ante el despilfarro económico que supone el militarismo. Ahí estamos muchos. Y muchas organizaciones como @FundiPau.

Pero hay algo previo: ¿es razonable que poner armas en el mercado mundial sea más fácil que la venta de productos de entretenimiento o culturales? ¿Hay que admitir sin pestañear que herramientas pensadas para matar tengan controles tan escasos? ¿Es de recibo vender armas a dictadores que, con este arsenal, van a continuar masacrando sus poblaciones que exigen dignidad y libertad?

El coste de la proliferación armamentística y el descontrol de su comercio es elevadísimo: 526.000 personas pierden la vida cada año a causa de la violencia armada. Mientras los Estados del mundo dedican la barbaridad de 1,783 billones de dólares al gasto militar para ‘defendernos de las amenazas’ ¿nos resignamos a no hacer nada para evitar estas muertes?

El impulso de la sociedad civil

A mediados de los noventa, varios Premios Nobel de la Paz y ONG, preocupados por sus impactos humanitarios, reclamaron un código de conducta sobre la venta de armas.

Hace 10 años, y recogiendo el impulso, experiencia e impacto de las campañas ciudadanas contra las minas antipersonales y las bombas racimo, nacía la Campaña Armas Bajo Control que proponía la adopción mundial de un tratado que regulara el comercio de armas.

Los contenidos mínimos de un Tratado sobre Comercio de Armas (TCA)

Obviamente, no nos sirve cualquier Tratado.

Hay algunos indicadores que nos permitirán evaluar si el Tratado –en caso que se adopte- es un buen avance o es una mera declaración de intenciones:

  • Todas las armas convencionales deben estar bajo la regulación del TCA, sin aceptar la absurdidad que las armas pequeñas y ligeras –las que más matan en la práctica- queden fuera. Lo mismo vale, obviamente, para las municiones: una pistola funciona con balas!
  • Todos los tipos de transferencias: además de la compraventa, que tenga en cuenta las triangulaciones, el alquiler, el préstamo, los regalos, etc.
  • El Tratado debe tener carácter vinculante: los Estados deben quedar sujetos jurídicamente al contenido del Tratado, no contemplarlo como una simple guía de buenas prácticas
  • El Tratado debe contener mecanismos viables de seguimiento (conferencias de revisión, informes de seguimiento y una secretaría técnica capaz realmente de ejecutar este trabajo)
  • Lo más fundamental: que los derechos humanos, que la violencia de género, que las consideraciones sobre niveles de pobreza y desarrollo, etc. deban ser tenidos en cuenta por los Estados a la hora de aprobar o no aprobar una venta de armas

¿Va a haber Tratado?

Desde su inicio en 2006, el proceso para la adopción de un TCA ha pasado por varias etapas en Naciones Unidas: elaboración de informes previos, resoluciones, cuatro reuniones preparatorias y una conferencia fallida en julio de 2012.

¿Hay esperanzas para qué, ahora, se apruebe? Una mayoría de estados (fundamentalmente en Europa, América Latina y África) apuestan claramente por un TCA robusto y sólido. Algunas potencias como China y Rusia siempre han mostrado sus reticencias. Y, finalmente, la negativa de Estados Unidos terminó por decantar la balanza.

Pasada la reelección de Obama, parece que la administración norte-americana recupera un tímido compromiso con el TCA, aunque habrá que estar atento a las posibles contrapartidas.

¿Serviría de algo un TCA?

Lo que seguro no sirve es resignarnos a que el comercio de armas continúe sin límites. En un escenario de un TCA con contenido y asumido por la comunidad internacional, barbaridades como las de Siria –dónde las armas fluyen constantemente- no deberían suceder.

Y es que afrontar el control del comercio de armas es un deber de responsabilidad en una acción de gobierno que tenga como prioridad la defensa real de la vida de las personas.

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