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Las ONG, estremecidas con el escándalo de Haití: “Quien conoce cómo trabajamos sabe que casos así son puntuales”

Campamento de refugiados Corail, donde la ONG OXFAM realiza diversos proyectos, en las afueras de Puerto Príncipe (Haití).

Icíar Gutiérrez / Gabriela Sánchez

La noticia ha corrido como la pólvora y las condenas a lo sucedido, también. Este viernes, las reacciones de “sorpresa” e “indignación” se han repetido tras conocerse que un grupo de altos cargos de Oxfam Gran Bretaña pagaron a jóvenes para organizar “orgías” durante una misión humanitaria después el terremoto de Haití de 2010, según ha desvelado el periódico británico The Times. De fondo, el miedo a que lo que aseguran que es un caso puntual salpique la labor del conjunto de ONG que trabajan en países empobrecidos, azotados por la guerra o los desastres naturales.

Es intolerable. Somos los primeros que estamos indignados. Y que, de toda la labor que se hace, ser conocidos por esto es triste”, dice Pilar Orenes, subdirectora general de Oxfam Intermón, en una entrevista con eldiario.es.

Tras destaparse el caso, basado en un informe confidencial que la ONG elaboró de forma interna en 2011, la rama española de la organización internacional ha reclamado en un comunicado una “actuación contundente” y asegura tener “una política de cero tolerancia ante cualquier caso de acoso y abuso sexual”. Oxfam dedica parte de su labor, precisamente, a la defensa de los derechos de las mujeres.

“Las ONG no somos una burbuja a salvo de estos casos. El riesgo lo tienen todos los sectores y lo tenemos nosotros. Ponemos muchos medios para que se denuncien y se persigan. Esto no quita que cuando ocurre, nos tambalee”, señala Orenes. Tras la investigación interna, cuatro miembros del personal británico fueron despedidos, y otros tres, incluido el director en el país, renunciaron antes de recibir una medida disciplinaria, de acuerdo con la información de The Times.

“Al conocer la noticia, lo hemos hablado entre compañeros y hemos sentido un rechazo absoluto, vergüenza y sorpresa. Con la información disponible, esta ha sido una situación de abuso en medio de una crisis humanitaria, donde la población es más vulnerable aún”, comenta Guillermo González de la Torre, presidente de la comisión de seguimiento del código ético de la Coodinadora española de ONGD. “Es importante remarcar que es un caso de 2011 y que no tiene que ver con nuestras organizaciones”, reitera.

¿Cómo afectan estos escándalos a las ONG?

Pero, ¿cómo afecta un caso así a la labor de las ONG? Desde Oxfam Intermón aseguran ser “muy conscientes de que este tipo de casos impacta a la opinión pública en general”. “Pero invitamos a la población a ir mas allá de la noticia”, añade Orenes. En esta línea se pronuncia también el responsable de la Coordinadora de ONGD, que agrupa a más de 400 organizaciones. “Puede socavar un poco la confianza, sobre todo para la población que no conozca cómo funcionamos. Por eso pedimos que se valore el trabajo completo, la trayectoria. Pero quienes apoyan a las ONG pueden entender que son casos puntuales”.

Según el último barómetro de la consultora Edelman, basado en entrevistas realizadas en 28 países, las ONG gozan de mayor nivel de credibilidad que el resto de instituciones: un 53% de la población general y un 64% entre los más informados. “El nivel de confianza a las entidades sociales y dedicadas a la cooperación es elevado, por lo que el daño que producen casos así es muy grande”, opina Isabel de la Torre, catedrática emérita de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid.

“Es negativo porque afecta al conjunto del tercer sector, a muchas organizaciones que hacen las cosas bien. Existe una parte de la población que desconfía de adónde van los fondos y, con estos casos, se multiplica. Cuando ocurre un escándalo así, se une a ese estereotipo de falta de información”, explica esta investigadora especializada en el tercer sector.

Por esta razón, las organizaciones, dice, “tienen que esforzarse en una política de comunicación donde pongan de relieve lo que se hace, con cuántos fondos se hace. Informar es clave, de forma creíble. Que se generalice la idea de que existe un control efectivo”, añade.

“La seguridad contra desalmados no existe al 100%”

El sector de las ONG asegura ser consciente de que la rendición de cuentas es, precisamente, la base de la confianza de la gente. Por este motivo, explican desde la Coordinadora de ONG, sus organizaciones socias implantaron en 2012 la Herramienta de Transparencia y Buen Gobierno. También, desde 1998, cuentan con un código ético, al igual que Oxfam.

González de la Torre es una de las personas que se encarga de vigilar si este texto se cumple o no en España. “Se han puesto en marcha controles para evitar estos casos. Este trabajo nunca ha parado. Si hay alguna sospecha de vulneración del código, tenemos obligación de abrir una investigación interna y se emite una recomendación a la organización”, resume.

“Aunque no se han detectado casos de este tipo en España, ha habido malas prácticas en entidades puntuales. Y esto nos obliga a ir mejorando”, sostiene. El responsable de la Coordinadora asegura que las ONG españolas se sentarán a analizar el caso de Oxfam Gran Bretaña y que, situaciones así, “confirman la importancia que tiene invertir recursos y especialistas en seguimiento y control, que esto tiene sentido, aunque no se valore del todo”.

Algunos pasos a dar para evitar casos de abusos similares, según González de la Torre, son cumplir los protocolos ya existentes para la ayuda humanitaria y ejercer esta labor de forma “más controlada”, con medidas como la rotación de trabajadores y máximos responsables, la supervisión en terreno por parte de la ONG o hacer procesos de selección de personal “mucho más estrictos”.

Este fue, dice Orenes, uno de los fallos que pudo cometer la rama británica de Oxfam. “En una emergencia humanitaria la selección de personal se hacen más rápido. Y este caso también generó aprendizajes: se creó un equipo de protección y canales más confidenciales de denuncia”, defiende. Sin embargo, añade González de la Torre, “a pesar de que los controles hacen casi imposibles estos abusos, la seguridad contra desalmados no existe al 100%”.

La criticada respuesta humanitaria en Haití

“Tras el terremoto, de la noche a la mañana llegaron a Haití decenas de miles de personas, teóricamente, a ayudar con las tareas humanitarias. Pero, la idea generalizada que se tiene en Haití es que se hizo mal, sin respeto a las comunidades locales. Allí lo llaman la 'invasión de ONG”, apunta Fresnillo, socióloga experta en cooperación al desarrollo que ha profundizado en las críticas a la respuesta humanitaria tras el seísmo de 2010. Aclara que no se refiere a la labor específica de Oxfam, sino a la tendencia general de las organizaciones internacionales.

Para no caer en ese error, aconseja Fresnillo “es muy importante contar con la gente del país”. Según señala, en general, no se contó con recursos humanos haitianos en la respuesta humanitaria tras el terremoto. “El hecho de hacer equipos mixtos evita esas situaciones porque los trabajadores occidentales no se encontrarán tan desconectados de la gente local, porque trabajan con ellos”, apunta. Así, la socióloga también considera fundamental que el personal tenga experiencia en el país al que es enviado. “Si has trabajado ahí tienes una vinculación más profunda”.

¿Era, entonces, la catástrofe en Haití un contexto que favoreció este tipo de abusos contra las mujeres? “En el caso de trabajadores de ONG creo que no”, responde Fresnillo, que sí llama la atención sobre que Haití fue uno de los países más afectados por los abusos de los cascos azules de Naciones Unidas, según un informe de la ONU.

“En el caso de los cascos azules esa actitud era sistemática”, explica Fresnillo. “Las mujeres acudían a la base de Naciones Unidas cuando necesitaban unos zapatos nuevos: sabían que había un soldado que estaría dispuesto a pagárselos por servicios sexuales”.

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