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THE GUARDIAN

Dentro de uno de los puestos cerrados por Finlandia en su frontera con Rusia: “Esto podría ser solo el principio”

Puesto fronterizo de Raja-Jooseppi, el último cerrado por Finlandia en su frontera con Rusia, el 27 de noviembre.

Miranda Bryant

Raja-Jooseppi (Finlandia) —

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Dentro del puesto fronterizo finlandés de Raja-Jooseppi, el teniente coronel Ville Ahtiainen reflexiona sobre el drama geopolítico que se ha desatado en esta remota parte del Ártico. Sobre la mesa, enfrente de él, está su gorro de forro polar con los guantes de cuero dentro. Fuera cae la nieve en la oscuridad de la noche. “Tal vez esto haya terminado o tal vez sea solo el principio”, dice Ahtiainen, que tiene el rango de subcomandante en la Guardia de Fronteras de Laponia. “Espero que esto haya terminado y podamos volver a la vida normal, pero ya veremos”.

Cuando The Guardian habla con él, ha pasado poco más de una hora desde el último cruce autorizado de vehículos por su puesto, el último paso fronterizo terrestre de Finlandia con Rusia que quedaba abierto antes de que Helsinki ordenara el cierre total de sus 1.340 kilómetros de frontera con Rusia durante al menos dos semanas.

Fuera hay un camión de matrícula rusa que acaba de ser rechazado por llegar después de las 14:00 horas, la hora en que se hizo efectivo el cierre. También hay una tienda de campaña en la que están bombeando aire caliente para los solicitantes de asilo que hasta ahora han estado llegando en bicicleta.

El medio británico tuvo acceso exclusivo al puesto poco después de que el Gobierno en Helsinki decidiera cerrarlo el miércoles intensifica sus acusaciones de que Moscú está llevando a cabo una “operación híbrida” aquí, en la frontera continental más al este de la Unión Europea.

El derecho al asilo, en riesgo

Con los nueve puestos fronterizos entre Rusia y Finlandia cerrados hasta al menos el 13 de diciembre, las personas que quieran solicitar asilo en Finlandia deberán hacerlo en sus puertos y aeropuertos.

El Ejecutivo ha tomado la medida pese a las advertencias de la ONU, las personas que defienden los derechos de los refugiados y el propio Defensor del Pueblo finlandés, que han alertado del riesgo que supone para el derecho fundamental a solicitar asilo.

Cuando el primer ministro finlandés Petteri Orpo anunció la inédita medida, dijo que la información de los servicios de inteligencia del Gobierno indica que las autoridades rusas han estado ayudando a los solicitantes de asilo a llegar a la frontera. “Se trata de una operación de injerencia rusa y no la aceptamos”, dijo Orpo. La ministra de Interior, Mari Rantanen, se expresó con la misma contundencia: “Finlandia está siendo objetivo de una operación híbrida rusa; esto es una cuestión de seguridad nacional”.

A pesar de la acritud entre los dos gobiernos, los representantes en Raja-Jooseppi de la guardia fronteriza de Rusia y de Finlandia siguen en contacto. Esta semana tienen previsto celebrar su encuentro mensual como de costumbre.

Aunque el paso esté cerrado, los guardias seguirán con sus labores de vigilancia y control, además de los trabajos de preparación para la reapertura. Dicen que cualquiera que intente cruzar durante el cierre será controlado y detenido. La agencia europea de fronteras, Frontex, está enviando asistencia a la región de Laponia.

En noviembre, más de 900 personas de países como Irak, Somalia, Siria y Yemen entraron a Finlandia desde Rusia pidiendo asilo, según la guardia fronteriza finlandesa, un aumento considerable respecto a las cifras habituales.

63 solicitantes de asilo habían llegado a Raja-Jooseppi desde el 24 de noviembre, cuando cerraron otros puestos fronterizos más al sur. Pero, según la guardia fronteriza finlandesa, el pasado miércoles fue un “día tranquilo”: solo 14 personas salieron de Finlandia, tres entraron y no llegó ningún solicitante de asilo.

Es la primera vez en la historia reciente que cierra este remoto puesto fronterizo, rodeado por kilómetros de bosques llenos de renos, lobos y osos. La frontera rusa está a unos 600 metros del puesto fronterizo finlandés, señalizada con semáforos rojos y barreras rojas y amarillas que brillan en la nieve. Al otro lado también hay una importante zona de amortiguamiento.

25 grados bajo cero y mal equipados

En el lado finlandés, un gran edificio gris se ha convertido estos días en una sala de acogida para solicitantes de asilo. Fuera hay aseos portátiles y algunas instalaciones temporales para tramitar las solicitudes de asilo. Las bicicletas en las que llegaban los solicitantes de asilo han sido confiscadas.

Según los guardias fronterizos, se trataba en su mayoría de bicicletas para niños, demasiado pequeñas para los adultos que las traían. Aunque la mayoría de las personas que llegaron a Raja-Jooseppi eran hombres jóvenes, también ha habido algunas mujeres.

Según Vesa Arffman, que dirige otro puesto fronterizo en Ivalo, también en Laponia, las últimas semanas han sido “movidas” por los preparativos para la llegada de solicitantes de asilo y el reciente aumento de las cifras. “Para mí, personalmente, espero que haya sido una experiencia única en la vida”, dice Arffman.

Con temperaturas que pueden alcanzar hasta los 25 grados bajo cero, los guardias fronterizos hablan de lo mal equipados que llegaban los solicitantes de asilo. Según el capitán Timo Marquis, de la jefatura de distrito de la guardia de fronteras de Laponia, esa falta de equipamiento indica “que no podían haber llegado de forma autónoma sin la ayuda de algún grupo organizado en Rusia”. Murmansk, la ciudad más cercana del lado ruso, está a 240 kilómetros.

El Kremlin declaró el miércoles que cualquier decisión de Finlandia de permitir una “concentración” de tropas en la frontera será entendida por Moscú como una amenaza. Estas palabras llegaron después de que Polonia ofreciera enviar asesores militares a Finlandia para ayudar a vigilar la frontera, mientras que Helsinki ha dicho que no sabe nada de esa oferta polaca.

Preguntado por lo que podría pasar en Raja-Jooseppi durante las próximas semanas, Marquis cita el vocablo finlandés sisu. “No es fácil de traducir”, dice, “pero agallas y perseverancia es lo que necesitamos en estos tiempos”.

Traducción de Francisco de Zárate.

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