Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Sobre este blog

Un blog de Juventud Sin Futuro pensado por y para los jóvenes que viven entre paro, exilio y precariedad. Si quieres mandarnos tu testimonio, escríbenos a nonosvamosnosechan@gmail.com.

¿Y ahora qué?

Ema Zelikovitch leyendo un libro durante un acto cultural en Madrid.

Juventud Sin Futuro

Ema Zelikovitch —

Este curso es mi último curso de carrera. Esto significa, tanto para mí como para la gran mayoría de la juventud de este país, tener que elegir entre tres salidas: paro, precariedad o exilio. Somos las estudiantes que participamos en las últimas manifestaciones y encierros en contra del Plan Bolonia, que finalmente fue aprobado en contra de la mayoría de la comunidad universitaria, trayendo como consecuencias unas brutales subidas de tasas, la implantación de horarios ininterrumpidos, el cierre de muchas cafeterías y reprografías, la reducción cuantitativa y cualitativa de los contenidos de las asignaturas, la precarización de las condiciones laborales del Personal de Administración y Servicios, la falta de Personal Docente e Investigador, junto a una infinidad de medidas más que empeoraron, a partir de ese momento, las condiciones de vida de quienes conformamos la universidad.

Es evidente que la calidad de la enseñanza no ha hecho más que descender, y que el coste del aprendizaje, sin embargo, no ha hecho más que aumentar. Echando la vista atrás y siendo conscientes de la situación que tenemos delante, no nos dejamos de preguntar: ¿y ahora qué?

Para muchas de las personas que vamos a graduarnos –sí, graduarnos, pues también nos quitaron el derecho a licenciarnos–, no nos ha sido nada fácil afrontar los elevados costes de las matrículas, teniendo por ello que sacrificar la asistencia a clase por un trabajo precario, a cambio de un sueldo miserable que nos permitiera pagar los más de 1.500 euros de matrícula anual. Alternar trabajo y estudio no es de lo peor que a algunas estudiantes nos puede suceder, lo peor es verse obligada a marcharse por la falta de recursos económicos y la denegación de una beca. Solo entre 2012 y 2014 la universidad ha perdido 45.000 estudiantes.

¿Y ahora qué? Para las que estudiamos carreras como filosofía, historia o filología la respuesta que se nos da parece evidente: ahora un máster. Pero las personas que responden olvidaron que para la mayoría de las jóvenes nos es casi imposible asumir el coste del máster más barato, el Máster del profesorado: 2.100 euros. Esta imposibilidad va acompañada de una profunda desmotivación debido a la mala calidad de muchos de los másteres ofertados, negándonos por ello a invertir ese dinero en lo que más bien parece ser un cursillo rápido de “cómo hay que dar clase”.

Entonces las alternativas que nos ofrecen son de nuevo el paro, la precariedad o el exilio. Todas las que salgamos de la universidad en unos cuantos meses, todas las que no podamos o no queramos continuar nuestros estudios con un máster caro y deficiente, nos dedicaremos a dejar nuestro CV en las tiendas de ropa de la calle Preciados, en las cafeterías de nuestros barrios, en todas las empresas de azafatas de feria, en todas las ONG's para captar socias a pie de calle, y en todos los Sureña, 100Montaditos o Burger King de la ciudad. La precariedad y el paro son dos caras de la misma moneda, moneda muy conocida para la juventud de este país, con la que nos toca lidiar durante meses, incluso durante años, hasta encontrar algo mejor, algo “de lo nuestro”, o hasta vernos forzadas a emigrar.

Lo más doloroso de la situación de la juventud es la desesperanza, la desilusión y la incertidumbre que acompañan a la que debería ser una de las épocas más gratificantes de la vida de una estudiante: terminar una carrera. Sin embargo, este acontecimiento avecina más un precipicio que la oportunidad de echar a volar. A diario podemos sentir cómo poco a poco las políticas de austeridad de esta estafa, a la que decidieron llamar crisis, nos afectan en todos los ámbitos de nuestra vida, y cómo poco a poco nos arrebatan lo que nos prometieron que sería un futuro exitoso y prometedor, después de tanto esfuerzo, y después de tanta ilusión.

No nos cansaremos de repetir que no está en nuestras manos elegir nuestro futuro, sino que son ellos, los de arriba, los que nos lo imponen: los que se llenan los bolsillos, los que nos dejan sin servicios públicos, los que abrieron las puertas de las universidades a los bancos y los que se atrevieron a decir que ni estudiamos ni trabajamos. Pero no desesperemos, porque aunque el futuro nos lo estén arrebatando, siempre nos quedará el diploma de graduadas colgado en la pared.

Sobre este blog

Un blog de Juventud Sin Futuro pensado por y para los jóvenes que viven entre paro, exilio y precariedad. Si quieres mandarnos tu testimonio, escríbenos a nonosvamosnosechan@gmail.com.

Etiquetas
stats